¿Pueden 'Barbie' y 'Oppenheimer' inspirar un cambio real? Las lecciones que Hollywood debería aprender del 'Barbenheimer'

Apartad, superhéroes y agentes secretos: los vencedores del año son una muñeca feminista y un físico nuclear. 
Margot Robbie en 'Barbie' y Cillian Murphy en 'Oppenheimer'.
Margot Robbie en 'Barbie' y Cillian Murphy en 'Oppenheimer'.
Cinemanía
Margot Robbie en 'Barbie' y Cillian Murphy en 'Oppenheimer'.

No es exactamente una sorpresa, porque ya se predecía que iban a ser dos de los grandes estrenos del verano. Sin embargo, los resultados de Barbie y Oppenheimer llevan desde el jueves asombrando al mundo: las películas de Greta Gerwig y Christopher Nolan han resultado éxitos de crítica y taquilla, y también algo más. Un 'algo' que las convertiría, a decir de los más entusiastas, en las salvadoras de la industria de Hollywood. 

Antes de empezar con las valoraciones subjetivas, es necesario recordar que las cifras cantan. En manos de Gerwig, la muñeca de Mattel ha amasado 337 millones de dólares en taquilla (155 de ellos en EE UU, y 182 en el resto del mundo), mientras que Oppenheimer se lleva un total de 174,2 millones (80,5 en su país de origen, 93,7 en la taquilla internacional). Algo que, como señala Vanity Fair, no está nada mal para un drama de tres horas sobre señores hablando de física teórica. 

En el caso de España, las cifras de Barbie y su rival más directa se elevarían a 6.9 millones de euros para la primera y 3.37 millones para la cinta de Nolan. Recaudaciones que no solo convierten a la primera en el mejor estreno de 2023, sino que, combinadas, han elevado las estadísticas de taquilla a los niveles de antes de la pandemia. Buenas noticias, desde luego, para la industria del cine. 

Pero la cosa va más allá. A no ser que hayas pasado las última semanas escondiéndote bajo una piedra (elección razonable, por lo demás), te habrán llegado los ecos del fenómeno llamado 'Barbenheimer': una curiosa escalada viral de reacciones que, en lugar de enfrentar a ambos filmes, se reía de su presunta competencia y celebraba el hecho de que dos trabajos tan opuestos en forma y fondo coincidieran en las carteleras. 

En una época como esta, tan aficionada a enfrentar películas entre sí como si de una competición se tratara, esta explosión puede resultar una enseñanza muy valiosa, tanto para los estudios como para la cinefilia en general. Repasemos sus lecciones de manos de una profe muy maja (a la par que estilosa, y siempre de rosa) y de un maestro igual de inteligente, pero mucho más siniestro. 

Lección 1: Las franquicias no lo son todo

Esto puede sonar a broma, dado que Barbie parte de una de las propiedades intelectuales más conocidas del mundo, pero pensemos en ello: la película de Greta Gerwig no es una secuela, ni pertenece a ningún universo compartido que prometiera spin-off a granel. Lo cual no le ha impedido comerle el terreno en solo un fin de semana a Misión Imposible: Sentencia mortal Parte I (370 millones de dólares en todo el mundo desde su estreno el 12 de julio).

En cuanto a Oppenheimer, qué vamos a decir: la cinta de Christopher Nolan se ufana de resultar árida y compleja, como corresponde a un director que nunca va flojo de pretensiones. Lo cual no le ha impedido adelantar por la derecha a dos estrenos tan sonados como Indiana Jones y el dial del destino (130 millones de dólares en su primer fin de semana) y Flash (139 millones durante el mismo periodo).

De esta manera, el éxito de 'Barbenheimer' recuerda que el público sigue atento a contenidos originales siempre que estos prometan justificar el precio de la entrada. Puede que Top Gun: Maverick encendiera de nuevo la mecha de la asistencia a salas el año pasado, pero estos dos filmes han supuesto la auténtica detonación. Lo sentimos, Tom Cruise. 

Lección 2: Dejad trabajar a los directores

En el Hollywood actual, Christopher Nolan es uno de los pocos casos de director estrella con un aura capaz de atraer al público. En cuanto a Greta Gerwig, su reputación estaba asentada hasta ahora en círculos fuera del mainstream. Algo que cambiará, suponemos, tras haber firmado el mejor estreno de la historia dirigido en solitario por una mujer. 

Ambos cineastas, sin embargo, coinciden en un rasgo poco valorado hoy en día: la personalidad. Está claro que, en manos de directores igual de solventes en lo técnico, pero con mentalidad de artesano, tanto Barbie como Oppenheimer hubiesen resultado muy diferentes... y hubieran tenido mucho menos atractivo para un público que se las hubiera tomado como más de lo mismo.

Así pues, cuando el polvo de esta explosión se haya disipado (y cuando las huelgas de guionistas y actores las devuelvan al ritmo normal de producción), tal vez las majors decidan que poner proyectos originales en manos de cineastas con un sello propio tampoco es mala idea. A lo mejor nos pasamos de idealistas pensando así, pero es lo que hay. 

Lección 3: Viejos géneros, nuevos estilos

Partiendo de lo anterior, podemos decir que tanto Barbie como Oppenheimer nos han sorprendido partiendo de dos géneros más vistos que el hilo negro: la comedia screwball y el biopic, respectivamente. La clave de su éxito puede buscarse en cómo Gerwig y Nolan han sabido buscarle la vuelta a sus modos y maneras. 

Aceptando el encargo de convertir a la muñeca en estrella de su propio filme, la directora no ha entregado la rutinaria promoción de una IP: en lugar de eso, se trata de un ejercicio de kitsch autoparódico que, aun sin morder la mano que le da de comer, propone una visión descacharrante (y, sí, feminista) de los tópicos asociados al personaje. Nada más lejano de Super Mario Bros.: La película y otros filmes que resultan meros desfiles de fanservice.

En cuanto a Oppenheimer, está muy lejos de precedentes como Una mente maravillosa: Nolan prescinde tanto de la enumeración lineal de hechos y dichos como de los modos del relato inspiracional. El cruce de líneas temporales y la interpretación de Cillian Murphy hacen que J. Robert Oppenheimer aparezca como una figura monstruosa (por los efectos de su creación) y también trágica, por ese arrepentimiento que sus enemigos aprovecharon para arrastrarle por el fango.   

En resumen: estamos hablando de dos películas que prometían algo 'distinto', y que han acabado cumpliendo su promesa. Los efectos combinados de la crítica y el 'boca oreja' han sido la guinda del pastel, animando a las multitudes a pasar por taquilla. 

Lección 4: Las estrellas cuentan (si no hay huelga)

En el futuro, recordaremos a Barbie y Oppenheimer por sus mastodónticas campañas promocionales. Y también por haber sido las últimas películas que han contado con rostros de primer nivel antes de la actual huelga de actores. Esto, que de por sí es interesante, resulta más notable aún si pensamos en cómo han empleado a sus estrellas.  

En el caso de la película de Gerwig, la presencia de dos titanes como Margot Robbie y Ryan Gosling ha sido capital. De la australiana ya sabíamos que puede con cualquier cosa, pero los vistazos a su look de muñeca rompieron los esquemas. Y qué decir de un Gosling cuya imagen cantando I'm Just Ken prometió, no solo un regreso por todo lo alto del canadiense a la comedia y el musical, sino también la siempre apetecible imagen de un sex symbol riéndose de sí mismo. 

Por otra parte, Oppenheimer ha venido envuelta en el habitual alarde técnico característico de las películas de Nolan, pero también en un reparto mastodóntico (Emily Blunt, Robert Downey Jr., Florence Pugh, Rami Malek... la lista es larga) que no solo acrecentaba el prestigio de la cinta, sino que también dejaba claro que su apuesta iba lo bastante en serio como para atraer a nombres mundialmente conocidos. En ambos casos tenemos dos usos muy sabios y sibilinos del star power. 

Lección 5: Hay vida más allá del CGI

¿Cuáles fueron dos de las noticias más comentadas de Barbie y Oppenheimer antes de su estreno? Probablemente, la escasez mundial de pintura rosa causada por el empeño de Gerwig en ofrecer una Barbieland a la altura, y la promesa de Nolan de sus explosiones nucleares filmadas sin recurrir a los píxeles. Datos que resultan chocantes en un Hollywood donde la tecnología digital reina desde hace al menos una década. 

Siendo malpensados, este rechazo al CGI podría ser más de boquilla que otra cosa, porque uno de los grandes atractivos del digital consiste en su función para abaratar costes. Pero, ahora que los especialistas en el ramo protestan por sus condiciones laborales, nos han recordado que sigue existiendo una forma de hacer cine 'a la antigua', más basada en la artesanía física que en la postproducción. 

Además, pese a esto, hablamos de dos filmes con presupuestos elevados, pero razonables: Oppenheimer ha costado 100 millones de dólares, mientras que llevar Barbie a los cines le ha salido a Warner por 145 millones, frente a los casi 300 millones de Misión Imposible e Indiana Jones 5. Compara estas cifras con los resultados de taquilla, y llegarás a uno de los santos griales de Hollywood: la relación coste-beneficio. 

Lección 6: Llevarse bien tiene recompensas

¿Qué pensará Martin Scorsese de Barbie y Oppenheimer? No lo sabemos, pero sí tenemos claro que el éxito combinado de ambos filmes le ha dado la razón al director de Taxi Driver: el empeño de hacer competir a las películas a base de cifras, como perros en un canódromo, ha acabado resultando tan dañino como insostenible, hasta el punto de que una ruptura con ese estado de cosas nos ha hecho sonreír de alivio. 

Pasada la tentación de enfrentar a Nolan y Gerwig por el primer puesto en los rankings, la reacción del público ante los dos estrenos más esperados del verano ha sido entrañable, y también esperanzadora. Los fan arts y comentarios en redes sociales acerca de la coincidencia de sus estrenos revelan cómo el público ha aceptado que ambos tenían targets muy diferentes entre sí... pero no incompatibles, ni mucho menos. 

En una temporada como esta, tan llena de estrenos decepcionantes, es muy revelador que las dos grandes triunfadoras hayan sido una comedia satírica con el poder para fastidiar a algunos espectadores (las pataletas acerca del feminismo de Gerwig, por si alguien lo dudaba, han brotado como hongos desde el jueves) y un drama histórico que promete hacernos salir del cine con la cabeza gacha y reflexionando sobre el estado actual del mundo. 

Asimismo, la reacción ante las cifras de taquilla ha estado presidida por la mentalidad de que todos hemos ganado. No solo Universal y Warner por haber cosechado buenas cifras con sus productos, sino también los exhibidores y un público con más razones que nunca en mucho tiempo para dejarse sorprender, estimular y aterrar frente a una pantalla. El triunfador de este fin de semana, por resumir, ha sido el cine. 

¿Quieres estar a la última de todas las novedades de cine y series? Apúntate a nuestra newsletter.

Redactor 'Cinemanía'

Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Sus textos se publican en la revista Cinemanía desde 2005. Ha sido miembro fundador de Canino, web dedicada a la cultura popular, y redactor en el diario ADN, además de colaborador en medios como Mondo Sonoro, Neo2 y On Madrid-El País.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento