Tin & Tina ha sido una de las sorpresas cinematográficas del mes de mayo. Tras pasar de puntillas por las carteleras en marzo, el primer largometraje de Rubin Stein ha acabado encontrado a su público en Netflix, donde ha escalado hasta el segundo puesto de lo más visto en España durante el pasado mes.
La película protagonizada por Jaime Lorente (La casa de papel) y Milena Smit (Madres paralelas) ha aterrorizado a sus espectadores, pero a algunos también los ha hecho arquear las cejas al reconocer, en su reparto, un rostro que no veían desde hace años. El rostro de una mujer llamada Teresa Rabal.
La hija de Paco
Un hombre arregla, distraído, una correa. Ha caído la noche. A su espalda, aparece una niña descalza y con los ojos enrojecidos. El hombre se gira y la observa: “¿Por qué lloras?”. La niña le responde que un gigantesco toro negro ha entrado en su habitación. “Dudo que fuese capaz de atravesar la puerta”, comenta el hombre, y la niña le da la razón: “No, entró por el armario”. La película de la que esta escena forma parte es Viridiana (1961) y la niña, Teresa Rabal.
Que un debut se produzca a una edad tan temprana y en una de las obras maestras de Luis Buñuel sólo es posible si tu padre es Paco Rabal, actor fetiche junto a Fernando Rey del director de Calanda. De esta forma, Teresa Rabal comenzó su carrera cuando apenas había comenzado su vida, protegida por la tutela de uno de los más grandes intérpretes del cine europeo.
Después de foguearse sobre las tablas en la compañía teatral de Carlos Larrañaga y María Luisa Merlo, Teresa Rabal regresa al cine y actúa para Mario Camus en El alcalde de Zalamea (1972) o Jaime de Armiñán en Un casto varón español (1973).
Sin embargo, las dotes paternas y maternas (su madre era la veterana actriz Asunción Balaguer) para la interpretación no se habían vertido por entero sobre Teresa, que en 1980 rodaría una de sus últimas películas, que llevaba por título el irónico nombre de Esperando a papá; seguramente, lo que los directores de casting aguardaban de Teresa: que se transformase en su padre.
El circo de Teresa
Teresa Rabal tuvo que reiniciar su carrera, y fue este segundo comienzo el que la convertiría en una de figuras más populares de los 80 y 90 para el público infantil. Por consejo de su marido, el compositor Luis Eduardo Rodrigo Espinosa, la hija de Paco grabó el disco Los cuentos de Teresa Rabal y De oca a oca en 1981.
Antes de que acabasen los ochenta, Rabal había sumado once títulos más a su discografía, repletos de canciones para niños entre las que destacaban Veo veo o Me pongo en pie. Rabal vende más de un millón y medio de copias de sus discos.
Paralelamente, echa a andar El circo de Teresa Rabal, que giró por toda España tras el estreno de Loca por el circo (1982). Para que los niños que formaban parte del circo no se quedasen atrás en la escuela, Teresa Rabal hizo que con su tournée viajasen profesores que se asegurasen de que los jóvenes actores seguían al día en sus asignaturas.
En los noventa, las televisiones privadas apuntalan su popularidad al ser contratada en Antena 3 para presentar La guardería y por Telecinco, para hacer lo propio en La casa de la guasa.
En la cresta de la ola, Teresa Rabal crea una fundación que lleva su nombre para ayudar a la infancia y los premios Veo Veo, que estuvieron concediéndose hasta 2010. Entre tanto, Teresa Rabal se mantuvo apartada de los focos durante años, aunque sin llegar nunca a retirarse: en 2018, se deja ver en la serie del cómico Berto Romero Mira lo que has hecho (2018) y en Días mejores (2022). Sólo le quedaba volver a hacer una película, y la escogida para su retorno ha sido Tin & Tina.
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