Han tenido que pasar siete capítulos para que las protagonistas de And Just Like That... empiecen a recordarnos vagamente a esas mujeres que, en 1998, revolucionaron la televisión tras el estreno de Sexo en Nueva York. Es como si Carrie, Charlotte y Miranda hubiesen despertado de un largo letargo y hayan comenzado a mostrarse tal y como su público esperaba cuando se supo que volverían a la pequeña pantalla.
Y es que, en este capítulo, Carrie vuelve a tener citas, Miranda tiene las cosas más claras que nunca y, Charlotte, ha vivido un pequeño despertar feminista que la ha liberado del corsé que llevaba luciendo desde el primer capítulo.
Carrie vuelve “al mercado” por obligaciones laborales
Tras escribir el libro de su historia de amor con Big y por deseo de su editora para el epílogo de este, Carrie decide empezar de nuevo a tener citas. Y aunque el resultado de la primera no es el esperado, le sirve de lección para volver a situarse en un mercado del que había salido dos décadas atrás.
Llama la atención que los guionistas de la serie insisten cada vez más en rellenar el hueco de Samantha, aunque sea de la manera más artificial posible. Por eso, en este capítulo, una de las escenas más significativas es la comida de las tres protagonistas animando a que Carrie vuelva a quedar con hombres con una cuarta silla ocupada por Seema, su nueva amiga, cuyo guión en esta conversación es de solo unas pocas palabras.
Charlotte comienza a reclamar su propio espacio
Después de ver, durante los seis capítulos anteriores, cómo la pluscuamperfecta Charlotte se deja (a su peculiar manera) la piel por todos, aprende a trompicones a gestionar todo lo que está viviendo en su casa con la transición de género de Rock y no cesa en su empeño de ser una madre/esposa/amiga de 10, Charlotte dice basta.
Un simple partido de tenis en pareja con su marido funciona como el gran detonante de la nueva Charlotte: este deporte es, como ella misma explica, lo único que le permite no estar siempre pidiendo perdón, “algo que hacen continuamente las mujeres”.
Por un pequeño momento, Charlotte parece tener las cosas más claras que nunca. ¿Seguirá en esta línea de aquí al final de la temporada?
Miranda, dispuesta a ir a por todas con Che
En un incómodo intento de revivir su matrimonio con Steve aunque siempre con Che en la cabeza (incómodo de cara al espectador, por el rechazo que produce esa escena), Miranda empieza a darse cuenta de que no hay vuelta atrás. Durante toda esta temporada, la relación entre Miranda y Steve es como una especie de retrato de Dorian Gray y, mientras más rejuvenece ella, más avejentado lo vemos a él.
La exabogada parece no estar dispuesta a que una vida monótona junto a su marido se convierta en una carga para ella, y todo apunta a que terminarán la temporada cada uno por su lado. Eso sí, si esto sucede, a Miranda la veremos más liberada que nunca habiendo explorado una parte de su vida que ni ella misma conocía...
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