Así es 'Lucía en la telaraña', la docuserie sobre el misterioso asesinato que destapó las cloacas de la Guardia Civil en Málaga

La serie documental llega el 24 de noviembre a RTVE Play tras su paso por el Festival de Málaga.
Imagen de 'Lucía en la telaraña'
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Cinemanía
Imagen de 'Lucía en la telaraña'

Algo huele a podrido en España. Lo demuestran casos como el de Lucía Garrido, cuyo cadáver apareció el 30 de abril de 2008 flotando en la piscina de su finca Los Naranjos, en Alhaurín de la Torre, donde su expareja (Manuel Alonso, de quien se había divorciado apenas un par de años antes) tenía un negocio de tráfico de animales exóticos. Ese horrible crimen conmocionó a la opinión pública, pero el caso fue archivado por falta de pruebas después de unos meses.

Aunque al principio se señaló el suicidio como causa de la muerte, la autopsia determinó que Lucía había muerto tras ser golpeada en la cabeza con un ladrillo, apuñalada y asfixiada dentro del agua. Su hermana Rosa inició entonces una dura batalla para tratar de hacer justicia. Gracias a su empeño y al de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC), el caso volvería a reabrirse en 2012 y, solo dos años más tarde, daría un giro tan importante como inesperado cuando el Servicio de Asuntos Internos de la Guardia Civil, ante las sospechas de que algún agente de la Benemérita podía estar involucrado en el asesinato, se hizo cargo de las investigaciones (en lo que se conoció como 'Operación Telaraña').

La investigación puso de manifiesto que la finca en la que fue asesinada Lucía Garrido había funcionado de guardería de droga para alguna organización criminal, y que también llevaba un tiempo funcionando como depósito de los ejemplares que intervenía el Seprona de la Guardia Civil por estar indocumentados o enfermos. Teniendo en cuenta que el tráfico y comercio ilegal de especies protegidas es el tercer tipo de negocio ilícito más lucrativo (después de la venta de armas y el tráfico de drogas), sobra decir que aquel improvisado depósito llegó a convertirse en un lucrativo comercio para todas las partes implicadas.

Fotograma de 'Lucía en la telaraña'
Fotograma de 'Lucía en la telaraña'
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Lo tremendo vino cuando, dos años después del crimen de Lucía Garrido, el teniente jefe de la Unidad Antidroga, Valentín Fernández, fue condenado en una macrooperación contra el narcotráfico junto a otras 26 personas (entre las que se encontraba Manuel Alonso). Daba la casualidad de que Fernández había sido la persona que en su momento 'investigó' el asesinato de Lucía, lo que, obviamente, hizo saltar todas las alarmas y acabó contribuyendo a la reapertura del caso.

Rompiendo el silencio que se ha generado

Todo aquel complejo entramado de corrupción policial y narcotráfico llamó poderosamente la atención del periodista de investigación Tomás Ocaña, que, sorprendido por el hecho de que un crimen así siguiera sin resolverse tantos años después, comenzó a trabajar en una serie de ‘true crime’ titulada Lucía en la telaraña, que estos días aterriza en la plataforma RTVE Play

A lo largo de cinco adictivos capítulos, Ocaña y su equipo buscan “ayudar a romper el silencio que se ha generado” narrando cómo aquella investigación sirvió para destapar las cloacas de la Guardia Civil en Málaga y, de paso, sentó en el banquillo de los acusados en 2019 a Manuel Alonso y a otros tres acusados (dos de ellos guardias civiles).

Fotograma de 'Lucía en la telaraña'
Fotograma de 'Lucía en la telaraña'
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Lucía llegó a denunciar a su marido en siete ocasiones por malos tratos, pero la buena relación entre este y la Guardia Civil de la zona minó su credibilidad. El fiscal del caso aseguró durante aquel juicio que el asesinato de Lucía había sido un “crimen premeditado y cobarde" que consistía en "pillarla desprevenida en una ratonera para que no tuviera ninguna escapatoria”. Durante aquel contencioso, la hija de Lucía aseguró haber escuchado una conversación telefónica en la que su padre le decía a su madre que, si no abandonaba la casa, saldría “en una bolsa de basura”.

El representante del Ministerio Público comentó igualmente que Alonso (que un año después de lo ocurrido mató a dos hombres de origen colombiano que irrumpieron un día en la misma finca, aunque alegó legítima defensa y consiguió que el caso se archivase) había sido el autor intelectual del crimen de Lucía. ¿El móvil? Alonso consideraba que su ex “sabía demasiado” sobre los turbios negocios que él y sus amiguitos se traían entre manos. “Había callado a base de amenazas. No se fiaban de que tuviera la boca cerrada; ese es el verdadero móvil de la muerte”, señaló el fiscal del caso.

Fotograma de 'Lucía en la telaraña'
Fotograma de 'Lucía en la telaraña'
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Al separarse de Lucía, Alonso dejó de disponer de la finca y, por tanto, de las decenas de miles de euros que su negocio le reportaba. Él trató por todos los medios que su ex y su hija abandonasen el lugar, pero no lo consiguió, ni siquiera, mediante amenazas. Parece ser que, al cabo de un tiempo, optó por manipular al resto de acusados para que la asesinaran. 

Aun así, todos ellos quedaron absueltos porque el jurado popular no dio fiabilidad a la declaración grabada de un importante testigo protegido (apelando a “contradicciones en el caso”), ni tampoco tuvo en cuenta los restos de ADN de Ángel Vaello, el Rana (considerado el autor material del crimen), que había en una llave que fue localizada en la escena del crimen (y que, por lo visto, Alonso le facilitó para que pudiera acceder a la finca y esperar allí a su víctima).

A la espera de un nuevo juicio

A principios de 2020, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) observó una serie de errores de forma en el proceso y ordenó repetir el juicio (que hoy día está a la espera de una fecha). La rocambolesca historia sigue rodeada de incógnitas, pero Lucía en la telaraña despeja algunas dudas sobre lo ocurrido aportando el testimonio de gente cercana a la víctima como su hermana Rosa, que falleció el pasado año a consecuencia de un cáncer y describe en su entrevista el turbio panorama sin paños calientes. O el de José Medialdea, tío de la asesinada, que confiesa frente a la cámara que “Lucía me dijo que, si algún día no la encontrábamos, miráramos en la jaula de los animales. Allí habría algún resto de ella”.

La investigación de los más de veinte mil folios de sumario son la espina dorsal de esta docuserie pero, además, han supuesto un enorme desafío periodístico que ha contado por primera vez en la historia del cuerpo con entrevistas a miembros de la unidad de Asuntos Internos de la Guardia Civil. Ahí queda para la posteridad el duro relato del valiente ex-guardia civil Ignacio Carrasco, quien se embarcó junto a Rosa en una cruzada personal por esclarecer los hechos y arrojar luz sobre las sombras que envuelven una causa descrita por miembros de la Guardia Civil como "el paradigma de la corrupción policial" en España.

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