¿Cuántas apuestas fantásticas han tratado en los últimos años de emular el fenómeno Juego de tronos? ¿Y qué hay de las herederas fallidas de Stranger Things, ficciones juveniles con elementos sobrenaturales y ambientación ochentera? Cuando un título despunta en la cada vez más competitiva industria del streaming, los servicios de VOD se apresuran a recrear su fórmula.
Mi Lady Jane, una fantasía romántica con raíz histórica que se rebela contra el arquetipo de damisela en apuros, acaba de llegar a una TV hambrienta de amores de época actualizados, apasionados, anacrónicos y marcadamente femeninos. Y si son británicos, mejor. Hijos de Downton Abbey, se aflojan el corsé para suavizar el machismo o el racismo de antaño.
Como precursora y motor de esta nueva tendencia en el género, tenemos Los Bridgerton, el éxito de Netflix nacido de la saga literaria de Julia Quinn. Shonda Rhimes ha puesto al día las novelas de Quinn para trasladar al espectador a una Londres de la Regencia diversa, con una reina negra, una clase alta multirracial y todo tipo de orientaciones sexuales. El resto de plataformas ha tomado buena nota y no ha tardado en replicar el ‘modelo Bridgerton’.
Estas son series tan o más recomendables que el fenómeno de Netflix con las que hacer la espera hasta la próxima temporada de Los Bridgerton más llevadera.
'Mi Lady Jane' (2024, Prime Video)
Acaba de llegar a Prime Video la que promete ser una de las series de año, 'Frankenstein' perfecto de un romance de época con trasfondo histórico y envoltura de fantasía. Algo así como Los Bridgerton, pero con un giro fantasioso y aventurero, e inspiración en la realidad.
Mi Lady Jane es una adaptación de la novela escrita por Cynthia Hand, Brodi Ashton y Jodi Meadows, que reinterpreta la historia de la monarquía británica: Edward VI, el hijo del rey Henry XVIII, no muere de tuberculosis, Jane Grey no es decapitada, ni tampoco lo es su marido Guildford. Así, la trama sigue a la brillante y testaruda Jane (Emily Bader), coronada reina de la noche a la mañana y diana de varios villanos que quieren su corona (y su cabeza). A partir de aquí, todo es posible.
'La reina Carlota' (2023, Netflix)
El año pasado, Netflix estiró el universo de Los Bridgerton con esta precuela centrada en la reina Carlota, un personaje ajeno a los libros de Julia Quinn. Este spin-off fue una gratísima sorpresa al explorar una historia de amor real, la compartida por los monarcas Carlota de Mecklemburgo-Strelitz y el rey Jorge III, pero sumándole la pasión, la química (mención especial a India Amarteifio y Corey Mylchreest) y las declaraciones románticas grandilocuentes propias de este universo.
Para muchos fans, su romance central es incluso mejor que cualquiera de la serie original, una unión por conveniencia que traspasa paredes y alcanza estrellas para desembocar en un amor enfrentado al prejuicio y a la enfermedad del rey Jorge; un amor que se desprende de la idealización y los finales felices de Los Bridgerton para volverse más crudo, pero también tremendamente conmovedor, realista e irresistible.
'The Buccaneers: aristócratas por amor' (2023, Apple TV+)
Esta es una oda a la amistad femenina, a la rebeldía ante el patriarcado y a los triángulos amorosos, pero sobre todo a la amistad femenina. Adaptación de la obra de Edith Wharton (La edad de la inocencia), sigue a un grupo de amigas estadounidenses que desbaratan la comprimido e inamovible pasarela de debutantes en la Inglaterra de 1870.
Nan (Kristine Froseth) es la protagonista indómita, Guy (Matthew Broome) y Theo (Guy Remmers) sus pretendientes y Conchita (Alisha Boe) la razón por la que todas acaban al otro lado del charco. Pero, si nos permites un consejo, no pierdas de vista a las hermanas Elmsworth, Lizzy (Aubri Ibrag) y Mabel (Josie Totah); ellas son la verdadera revolución.
'A la caza del amor' (2021, Prime Video)
Justo antes de ponerse el bañador de Los vigilantes de la playa en Pam & Tommy, Lily James desafió el ideal romántico durante el periodo de entreguerras al son de New Order, tomando buena nota de Los Bridgerton a la hora de modernizar el pasado con una banda sonora contemporánea. ¡Y encima compartía pantalla con Andrew Scott!
Escrita y dirigida por Emily Mortimer, A la caza del amor recupera la novela de Nancy Mitford y nos traslada a la década de los años 20 para contarnos la historia de dos primas de familia pudiente, la impulsiva Linda (James) y la prudente Fanny (Emily Beecham), que batallan contra las expectativas mientras buscan relaciones opuestas: la primera ansía un romance perfecto mientras que la segunda se conforma con algo convencional.
'Sanditon' (2019, Filmin)
Nadie ha plasmado mujeres de época empoderadas y romances épicos en la historia de la literatura mejor que Jane Austen. Sacada de la última novela inacabada de la autora, la serie Sanditon no fue un éxito instantáneo, pero consiguió ser renovada gracias al exitoso estreno de la primera temporada de Los Bridgerton, que demostró que las apuestas de época con protagonistas adelantadas a su tiempo y costumbres reinterpretadas y actualizadas eran un filón.
Comparte con Los Bridgerton la era de la Regencia, aunque aquí, en lugar de a los hermanos Bridgerton asistiendo a bailes en Mayfair, tenemos a Charlotte Heywood (Rose Williams), una enérgica y espontánea joven recién llegada al balneario Sanditon, envuelta en una relación de 'enemies to lovers' (esas que tanto nos gustan, como la de Kate y Anthony en la ficción de Netflix), con Sidney Parker (Theo James).
'The Great' (2020)
Qué bien se llevaría esta versión de Catalina la Grande con la reina Carlota. Elle Fanning protagoniza y produce una sátira desinhibida creada por Tony McNamara (Pobres criaturas, La favorita), un relato sobre la llegada a la corte rusa de Sofía von Anhalt-Zerbst; una joven inquieta e inteligente, comprometida con Pedro III (Nicholas Hoult), que se convertiría en la emperatriz más longeva del país.
The Great profundiza con mucha sorna y todas las licencias posibles en la conflictiva relación de pareja de sus protagonistas, alejándose de cualquier rigor histórico en pro de la irreverencia, el desafío y el desenfreno a la hora de plasmar las disputas reales y maritales, en sintonía con producciones como La favorita o María Antonieta.
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