[ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS DE LA CASA DEL DRAGÓN, TEMPORADA 2]
Si a alguien le quedaba alguna duda sobre quién era la verdadera y legítima heredera al trono, el tercer episodio de la segunda temporada de La casa del dragón se ha encargado de aclarárselo.
Mientras en los primeros capítulos los asesinatos fruto de la desobediencia desembocaban en hijo por hijo y nos hacían creer en una guerra inminente, en esta Danza de dragones las bestias Targaryen siguen sin alzar el vuelo, aunque quizá no por mucho tiempo: la batalla del Molino Ardiente, primer enfrentamiento entre ambos bandos, no es más que un augurio del futuro que les espera a Verdes y Negros.
Las estrategias siguen reinando sobre la acción en la lucha por el trono de hierro entre Hightowers y Targaryens, pero los intentos por conseguir la paz sin derramar (todavía más) sangre parecen haber llegado a su límite. Esta vez sin cadáveres de por medio, Verdes y Negros han alcanzado el punto de no retorno.
Bracken vs. Blackwood: la batalla del Molino Ardiente
Sir Simon Strong (Simon Russell Beale), familiar de Larys Strong (Matthew Needham), es el encargado de ponerlo en palabras: "Un pecado engendra otro, y otro...", y así, las razones por las que empezaron las disputas entre las familias Bracken y Blackwood hace siglos que quedaron olvidadas en el tiempo. Ahora, los linajes de las Tierras de los Ríos se detestan mutuamente, aunque ningún bando recuerde exactamente por qué.
Así comienza el tercer episodio de la temporada, con la presentación de un enfrentamiento entre los Bracken, defensores de los Verdes, y los Blackwood, fieles a Rhaenyra, una discusión entre jóvenes que acaba desembocando en la conocida como batalla del Molino Ardiente y que, con bajas por ambos lados, no puede declararse como una victoria a pesar de que Lord Samwell Blacwood haya caído, tal y como afirman los consejeros de Aegon II (Tom Glynn-Carney).
Que se haya escogido este enfrentamiento como primera escena del tercer capítulo no es baladí. De pecado en pecado, de asesinato en asesinato, de hijo en hijo... Que a esta le siga la escena del entierro de los gemelos Cargyll con la conversación entre Rhaenyra (Emma D'Arcy) y Rhaenys (Eve Best), tampoco.
Rhaenys Targaryen, la voz de la razón
Convencida de que Otto Hightower (Rhys Ifans) nunca habría aprobado un plan como el de Sir Criston Cole (Fabien Frankel), la reina que nunca fue (y, añadiríamos, la voz de la razón), vuelve a demostrar la gran soberana que los Siete Reinos perdió al aconsejar a la hija de Viserys I: "Los jóvenes han tomado el control y buscaban vengarse... Pronto ni siquiera recordarán por qué razón empezó la guerra", afirma mientras asisten al entierro de los caballeros.
"Una muy sencilla", le contesta Rhaenyra. "Usurparon mi trono". A lo que ella le contesta: "Esa sería una. ¿O que decapitaran al niño? ¿ O que Aemond matara a Luke? ¿O que Luke le dejara tuerto a él? Dentro de poco, nada de eso importará cuando se imponga el deseo de matar y la razón nos abandone".
En un intento por conseguir la paz, Rhaenys le propone una alternativa a Rhaenyra: hablar con Alicent (Olivia Cooke) para evitar una guerra que ninguna de las dos quiere ver hecha realidad. "No hay guerra peor para los dioses que una guerra entre parientes, ni guerra más sangrienta que una entre dragones", concluye.
La nueva Mano del rey y Gwayne Hightower
Mientras la hija de Viserys I debate sus posibilidades, en Desembarco del Rey, Sir Criston Cole se estrena como Mano del rey entre los consejeros de Aegon II. Obcecado con empezar una guerra, el hijo de Alicent decide llevar a cabo el plan del caballero y marchar junto a sus tropas hacia Harrenhal a lomos de Fuegosol para imponerse como legítimo heredero.
Sin embargo, mientras le arman para la batalla, Larys Strong convence a su rey de quedarse en palacio y este le nombra consejero de los rumores. Mientras tanto, Alicent mantiene una conversación con su hija Helaena (Phia Saban) en la que esta afirma perdonarla por haber tenido a Sir Criston Cole ocupado y sin hacer guardia la noche del asesinato de su hijo Jaehaerys.
Una vez aclarada la relación entre madre e hija, antes de que la Mano del rey dirija a su ejército hacia las Tierras de los Ríos, conocemos a Sir Gwayne Hightower (Freddie Fox), hermano de Alicent y caballero venido de Antigua, quien demuestra al amante de su hermana que desaprueba que alguien tan humilde como él le haya arrebatado el puesto a su padre como consejero del rey.
Una vez en camino, con las asperezas camufladas en falsa amabilidad, ambos son sorprendidos junto a algunos de sus hombres por Baela (Bethany Antonia) y Danzarina Lunar, a quienes Rhaenyra les había encargado sobrevolar las tierras para reportar posibles amenazas. Conscientes de que están siendo vigilados y que están expuestos a un ataque, el ejército de Aegon II decide empezar a moverse entre los árboles.
El destino de Daemon en Harrenhal
En Harrenhal, Daemon (Matt Smith) ya ha conseguido la alianza de Sir Simon Strong. El castellano decide postrarse ante él para evitar problemas con los Negros y, en concreto, con la aparición sorpresa del marido de Rhaenyra, un título con el que el hermano de Viserys I ya demostró no estar cómodo en el anterior episodio y un sentimiento que acaba por confirmarse cuando, al ser referido como príncipe, obliga al familiar de Larys a dirigirse a él como "su Alteza".
Durante su estancia en el castillo, Daemon tiene una visión en la que ve a Rhaenyra de joven (con una aparición sopresa de Milly Alcock) cosiéndole la cabeza a Jaehaerys mientras le reprocha que siempre le toca "deshacer tus entuertos". Seguidamente, aparece junto al arciano del castillo frente a una mujer, a quien reconocemos como Alys Rivers (Gayle Rankin), quien le advierte de que su destino es morir ahí.
El reencuentro entre Rhaenyra y Alicent
Entre movimientos de tablero y reflexiones, el episodio llega a su fin con el esperado reencuentro entre Rhaenyra y Alicent. Tras decidir hacer caso al consejo de Rhaenys, la heredera al trono decide primero poner a salvo a su hijo Joffrey.
Para ello, envía a Rhaena (Phoebe Campbell), hija de Daemon, a Pentos, a hacerle de madre a su hijo junto a Aegon y Viserys, las crías de dragón Tempestad y Tyraxes y cuatro huevos. Su misión allí es recordarle a la prima de Rhaenyra, lady Jeyne Arryn, que les prometió un ejército a cambio de un dragón. En paralelo, Rhaenys y Corlys discuten sobre si designar a Rhaena como futura heredera de Marcaderiva a pesar de no saber nada de barcos ni tener un dragón.
Seguidamente, Rhaenyra le pide a Mysaria (Sonoya Mizuno) que la ayude a llegar hasta Alicent y así acaba colándose en la iglesia de Desembarco del rey para poder hablar a solas con su ex amiga y evitar una guerra. Durante su conversación, Alicent afirma incesantemente que Viserys I cambió de opinión en el último momento y recita las palabras que le dijo: "El príncipe que fue prometido para unir al reino".
En ese momento, Rhaenyra hace ver a Alicent el error que ha cometido: su padre estaba recitando la Canción de Hielo y Fuego, por lo que no se refería a Aegon II, sino a Aegon el Conquistador. Pero, a pesar de la aclaración, Alicent decide no retirarse. La guerra ya es inevitable.
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