El legado de 'The Wire': las conexiones de 'La ciudad es nuestra' con la memorable serie de HBO

Los personajes clave de 'La ciudad es nuestra'
Los personajes clave de 'La ciudad es nuestra'
(HBO)
Los personajes clave de 'La ciudad es nuestra'

Cuando detrás de una serie o película figura un creador relevante, en la mirada del aficionado permanecen latentes los trabajos que le preceden. El foco se instala de forma natural y surgen las comparativas con lo anterior, en especial si la nueva producción se adscribe a la misma temática y comparte elementos. La ciudad es nuestra, miniserie ya completa en HBO Max, hace pensar mucho en la monumental The Wire por el tipo de historia y por la implicación de David Simon, en alianza con George Pelecanos. Dentro de las marcadas resonancias, ¿qué paralelismos, similitudes y conexiones se dan con el memorable referente?

La ciudad es nuestra, de seis episodios, entraña de partida recorrido por el regreso de David Simon a Baltimore, lo que trae de la mano el imaginario de las esquinas, las drogas, la violencia, la vigilancia, las redadas, la dinámica y la realidad policial, la burocracia, la política, la corrupción… Un cauce con múltiples vertientes que vuelve a aparecer, aunque con matices. Las calles por supuesto están presentes y la actividad en ellas resulta determinante en la narración, si bien se muestran menos porque aquí el factor de los traficantes y las bandas tiene menos peso. El protagonismo descriptivo se fija en el funcionamiento interno de la Policía con objeto de establecer un retrato de la corrupción (las prácticas de la Unidad de Rastreo de Armas).

No se trata de una secuela de The Wire, pero desde luego es una heredera espiritual en fondo y formas. Respecto a estas últimas, Reinaldo Marcus Green, director de El método Williams, emula con acierto el tono distintivo. La propuesta de HBO se caracteriza por ese ritmo detenido que atiende a múltiples detalles y por ese relato desarrollado a fuego lento y disfrutado de esa manera dentro de que a ratos, a diferencia de lo que ocurría con la obra maestra, asome lo denso. Una percepción que en todo caso convive con la solidez, la calidad y la sugerencia.

Simon y Pelecanos se basan en los hechos reales recogidos en el libro de Justin Fenton, periodista de The Baltimore Sun que reflejó las ilegalidades a las que se entregó y dedicó una unidad policial. La exposición plasma dos líneas temporales principales (otra variación si se compara con The Wire): la de 2017, el presente, y la de 2015, cuando al tirar del hilo de unos casos de sobredosis en otro condado se descubren ciertas conexiones turbias y acaba por abrirse una investigación federal en Baltimore.

La carga social

El discurso gira en torno a la corrupción señalada, aunque en virtud del perfil descriptivo exhaustivo de Simon la crítica, la denuncia y el retrato demoledor se extienden, con distintos grados e intenciones, por las vertientes, las ramificaciones y los ámbitos contemplados. Una concepción y una articulación muy The Wire. Este componente reviste por supuesto carga social. Si a lo largo de las cinco temporadas de The Wire esta se materializaba en la realidad de las calles y, por ejemplo, en los menores de edad ‘carne de cañón’, en La ciudad es nuestra el eje al respecto está en los abusos policiales, el racismo de fondo y la consiguiente desconfianza de la población.

La historia parte de precedentes como el fuerte malestar por la muerte de un ciudadano negro que había sido detenido, situación que genera un considerable repunte de la violencia y de la delincuencia con la paradoja de la dejación de funciones de no pocos policías al verse cuestionados. El contexto se conjuga con la subtrama centrada en los movimientos de la responsable de la Oficina de Derechos Civiles, que recaba información de uno de los agentes más conflictivos. La evocación de todo este cauce conecta con la coyuntura actual por los casos de brutalidad que han trascendido en los últimos años y con el espíritu Black Lives Matter.

Jon Bernthal es el rostro destacado de 'La ciudad es nuestra'
Jon Bernthal es el rostro destacado de 'La ciudad es nuestra'
(HBO)

The Wire se asocia a personajes icónicos y para el recuerdo como Omar, Stringer Bell, McNulty, Bunk, Lester, Bubbles, Cedric Daniels, Carcetti… La ciudad es nuestra, quizá en parte por su condición de miniserie, no cuenta con una figura con ese recorrido, lo que en absoluto supone que los personajes no revistan interés. El de mayor relieve, y enfocado a convertirse en el símbolo, es Wayne Jenkins, el líder de la Unidad de Rastreo de Armas. 

La historia se estructura en torno a él dentro de que Simon, en consonancia con sus vertientes narrativas, apuesta de nuevo por el carácter coral. Constituye un bombón interpretativo para Jon Bernthal, con un estilo que se ajusta muy bien a este policía corrupto y chulo que sabe cómo sacar provecho (el dinero que se lleva en cada operativo), salir airoso (las ayudas que recibe para colocar pruebas en escenarios cuando se mete en problemas) y exhibir liderazgo y carisma por compromiso con la institución policial pero sobre todo por ego y conveniencia.

La última conexión con The Wire se encuentra en los miembros del reparto que repiten, no obstante en su mayoría en pequeñas apariciones y participaciones secundarias. Llama bastante la atención el cambio de registro de Jamie Hector, quien fuera Marlo Stanfield, ahora un inspector de homicidios. Él y Darrell Britt-Gibson son los únicos de los de antes cuyo nombre aparece en los créditos del opening. Delaney Williams, el sargento Landsman, aquí el nuevo comisario, ocupa el tercer lugar en lo que a la importancia de los viejos conocidos se refiere.

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