“La edad de los hombres termina. El tiempo del orco ha llegado”. Estas palabras, pronunciadas por el general orco Gothmog en El retorno del rey -cuyo aspecto físico se rumorea que podría estar inspirado en Harvey Weinstein- arrojan luz sobre el sentimiento de esta raza ante su destino. Siempre recluidos, siempre a la espera del triunfo de las sombras para poder expandir sus dominios, los orcos son los soldados del mal en la obra de Tolkien. Pero su origen es confuso. ¿Son elfos? ¿Son criaturas nacidas de los planes de un señor malvado?
“Cuando era una niña”, le susurra con maldad Galadriel a Adar, “escuchaba historias de elfos capturados por Morgoth. Torturados, corrompidos, convertidos en una nueva y ruinosa forma de vida. Eres uno de ellos, ¿verdad? Los Moriondor. Hijos de la oscuridad. Los primeros orcos”. Efectivamente, una de las teorías del nacimiento de estos seres poco agraciados físicamente es su parentesco y trágica relación con los elfos.
El mismo Saruman asegura en Las dos torres, mientras habla con su recién creado guerrero Uruk-hai: “fueron elfos antaño. Capturados por los poderes oscuros. Torturados y mutilados. Una ruinosa y terrible forma de vida”. La serie hace, sin duda, un guiño a esa escena.
En el libro de Las dos torres es Barbol, el ent, quien menciona que los orcos son “una falsa imitación de los elfos”. Frodo, en las páginas de El retorno del rey, corrobora esta teoría y añade que los orcos no son una creación, sino una perversión de algo ya existente.
Ningún ser nace siendo malvado
La palabra “orco” es un derivado del término “orcneas”, una clase de monstruo descrito en Beowulf, el poema épico anglosajón compuesto entre los siglos VIII y XII. En El hobbit la distinción entre trasgo y orco no está clara, pero más tarde comenzaría a definir ambas razas por separado.
Tolkien tenía dos máximas desarrolladas a lo largo de su obra: ningún ser nace siendo malvado y toda vida es creada a partir de Eru Ilúvatar, el ser supremo de su universo ficticio. Esta combinación de propuestas hace factible la idea de que los orcos provengan de los elfos y no sean malos por naturaleza, sino que han sufrido tanto y se han visto esclavizados durante tantos años, que se han convertido en lo que son ahora, unos seres que odian tanto el mundo exterior como a sí mismos.
También, por el mismo motivo, el sexto capítulo de Los anillos de poder cobra tanto sentido. No solo menciona a las mujeres orco, otorgando así a su raza una identidad más allá de su origen, sino que les ofrece un líder que se preocupa por ellos, conocedor de su pasado.
¿Y si realmente no son elfos?
El Silmarillion, la obra de Tolkien que explica el origen de la Tierra Media, aunque menciona esta teoría, no ahonda en la creación de estas criaturas y la plantea como un rumor de los elfos. La muerte de su autor dejó varios temas sin tratar, probablemente siendo este uno de ellos.
En El libro de los cuentos perdidos, su hijo, Christopher Tolkien, analiza los relatos no publicados por su padre. En esta obra, publicada en dos volúmenes entre 1983 y 1984, se contradice ligeramente la teoría de la conexión entre elfos y orcos. Su autor asegura que fueron “creados desde los calores y lodos de las profundidades”. Incluso existen otras teorías que aseguran que los orcos son animales sintientes, y no realmente humanoides. Los orcos, según esta teoría -que Tolkien trata en libros como El anillo de Morgoth- sería una versión menor de espíritus (maiar) corrompidos por Morgoth.
Los estudiosos de Tolkien han llegado también a proponer la posibilidad de que los orcos sean hombres corrompidos. Los huecos de la obra de este autor son una delicia para sus fans y estudiosos, y parece que Los anillos de poder va a ofrecer conjeturas a los mismos, creando con su propia visión un mundo factible que contente a unos e, inevitablemente, contrarie al resto.
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