El final de 'Sandman' T1, explicado

Estas son las claves (con SPOILERS) sobre la conclusión de la serie de Netflix. 
Tom Sturridge y Mason Alexander Park en 'Sandman'.
Tom Sturridge y Mason Alexander Park en 'Sandman'.
Netflix
Tom Sturridge y Mason Alexander Park en 'Sandman'.
Tráiler de 'Sandman' - Cinemanía

Esta noticia contiene SPOILERS de la primera temporada de 'Sandman'

Tras décadas de espera, Sandman ha llegado por fin a la TV, y los resultados han dejado satisfecho a buena parte del fandom. Sin embargo, la adaptación del cómic de Neil Gaiman es casi tan enrevesada como el original, así que es normal perderse en las implicaciones de su último episodio. 

¿Qué ocurre en el clímax de la serie? Pues, básicamente, que Morfeo (Tom Sturridge) consigue desbaratar los planes del Corintio (Boyd Holbrook) para apropiarse del mundo onírico atrayendo a Rose Walker (Vanesu Samunyai) a la convención de asesinos en serie.

Demostrando quién es el jefe y quién una pesadilla venida a más, el rey de los sueños destruye a su creación con un sencillo gesto y condena a los serial killers inspirados por este a verse a sí mismos en todo su patetismo. Huelga decir que los resultados de esto último no son bonitos.  

Pero aún queda un problema por resolver: los poderes de Rose como vórtice del sueño, esos que el Corintio quería aprovechar para instaurar su reinado de pesadilla están fuera de control. Y, como ya ha explicado Morfeo, eso convierte a la joven el detonador de un cataclismo que podría destruir la Tierra. 

Refugiada por fin en la pensión de Hal (John Cameron Mitchell) junto a su hermano Jed (Eddie Karanja) y sus muy excéntricos coinquilinos, Rose comprueba la verdad de estas palabras cuando sus propios sueños comienzan a fusionarse con los del resto de habitantes de la casa. Así pues, Morfeo decide tomar medidas drásticas y acabar con la chica antes de que el daño llegue a mayores. 

Ni siquiera Gilbert (Stephen Fry) consigue interceder por su amiga ante el rey de los sueños. De hecho, esta escena nos revela que este señor gordo y bigotudo no es una persona, sino un lugar: el Campo del Violín. Aunque Morfeo no se ve (por una vez) con ánimos de sentenciarle a un destino horrible, este sueño fugitivo se ve obligado a adoptar su verdadero aspecto: el de un hospitalario prado, con riachuelo y todo. 

En este momento, cuando Rose parece ya lista de papeles, su bisabuela Unity Kincaid (Sandra James-Young) y Lucienne (Vivianne Acheampong) aparecen en su ayuda. Ambas han investigado en la biblioteca de los sueños, y han descubierto que el auténtico vórtice es Unity, no su bisnieta. Esta, en todo caso, ha heredado sus poderes por una razón que no se explica del todo, pero que ha tenido que ver con el cautiverio de Morfeo.

Así, aprovechando que están en un sueños y en sueños todo es posible, Unity toma el corazón de su nieta, donde residen sus poderes, y lo destruye, poniendo fin a la amenaza... y también a su propia vida. 

Tras este sacrificio, Unity le confía a Morfeo un dato crucial: el padre de su hija, el hombre que la violó mientras yacía víctima de la encefalitis letárgica, tenía los ojos dorados. De este modo, mientras Rose, su hermano y sus amigos dan los primeros pasos para reconstruir sus vidas, el rey de los sueños sabe que tiene pendiente un ajuste de cuentas. 

Porque el violador (o, mejor dicho, le violadore) de Unity Kincaid no fue otre que Deseo (Mason Alexander Park). ¿Qué pretendía el miembro más cruel de los Eternos con este plan? Pues obligar a Morfeo a matar a alguien de su propia sangre, "con todo lo que eso implica". Y, ¿qué implica? Pues tendremos que esperar bastante para saberlo.

Así pues, tras haberle puesto las peras al cuarto a su propie hermane, amenazando incluso con un ataque por parte del resto de la familia (Muerte incluida), Sueño parece encaminado a un final feliz. Su reino está en reconstrucción, Rose Walker va camino de acabar su primera novela y él mismo se siente lo bastante magnánimo como para reconstruir a Gault (Ann Ogbomo) para que esta cumpla su deseo de ser un sueño en lugar de una pesadilla. 

Pero poco dura la alegría en casa de la personificación antropomorfa: en las profundidades del Infierno, Lucifer (Gwendoline Christie) aún anda escocido por su derrota frente a Morfeo en el capítulo 4. Y, para colmo, tiene a su lugarteniente Azazel pinchándole para que se cobre una merecida venganza: los ángeles caídos, quieras que no, tienen una reputación que mantener.

De este modo, la primera temporada de Sandman termina con Lucifer planeando una estratagema que no solo le arruinará la vida a Morfeo, sino que también (nos informa) "hará que Dios se muera de rabia". 

Para no chafar el más que probable argumento de la segunda temporada del show, mejor no entramos en detalles sobre el plan de Lucifer: baste decir que este no tendrá nada que ver con grandes apocalipsis ni batallas campales, pero será mucho más destructivo que cualquiera de esas cosas. Porque la Estación de Nieblas está a punto de comenzar, y la vida de Morfeo nunca volverá a ser la misma. 

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