¿EE UU puede convertirse en el estado ultraconservador de ‘El cuento de la criada’?

El reciente giro legislativo del país evoca la ficción creada por Margaret Atwood y después convertida en serie.
'El cuento de la criada' 4T (HBO)
'El cuento de la criada' 4T (HBO)
Cinemanía
'El cuento de la criada' 4T (HBO)

¿Se va a convertir Estados Unidos en la República de Gilead, el estado imaginario en que sucede la serie El cuento de la criada, basada en la novela de Margaret Atwood? 

Como horizonte de posibilidades puede parecer disparatado que un país occidental del primer mundo se transforme en una teocracia radical, pero este pavor colectivo no ha parado de crecer a lo largo del último año y medio a cuenta de los últimos cambios legislativos limitando el aborto en diversos estados del país. 

“¿Qué nos garantiza que Estados Unidos no se convierta en una de estas teocracias?”, se preguntaba Atwood precisamente la semana pasada en las páginas de The Atlantic.

La pregunta no es baladí ni ha de tomarse en broma, porque la ficción basada en la novela de Atwood y lo que está aconteciendo en Estados Unidos parecen retroalimentarse desde hace años, como si el libro y la serie de algún modo estuvieran dando forma a lo que sucede en el país.

Cuando, en 1984, Atwood comenzó a plantearse El cuento de la criada, se prometió a sí misma que no incluiría nada que los seres humanos no hubieran hecho ya en algún otro lugar o tiempo, o para lo que no existiera ya la tecnología. Cuando la serie apareció en 2017, impactó por su narrativa distópica, aunque tal vez, de manera más profunda, lo hiciera porque refleja el perfil más ominoso de nuestras sociedades.

El anuncio de medidas ultraconservadoras contra el aborto por parte del poder legislativo durante estas últimas semanas ha hecho saltar todas las alarmas, hasta el punto de que Atwood, en el citado artículo de The Atlantic, afirmaba que “el Tribunal Supremo va a hacer realidad Gilead”. Pero, ¿qué ha sucedido para que la escritora sea capaz de afirmar algo así?

Después de que en Texas se firmara en 2021 una ley sobre salud reproductiva especialmente estricta con los plazos y supuestos, a mediados de mayo Oklahoma aprobó la ley del aborto más restrictiva de Estados Unidos, que prohíbe la interrupción voluntaria del embarazo desde el momento de la concepción y en casi todos sus supuestos.

No obstante, el debate se centra ahora en el informe que está elaborando el Tribunal Supremo estadounidense sobre su supuesta intención de derogar el amparo federal al derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, incorporado a raíz del caso Roe contra Wade, para devolver ese poder legislador a cada uno de los 50 estados que conforman el país. 

Eso significaría que habría 50 legislaciones distintas y que los estados gobernados por conservadores podrían prohibir de facto el aborto.

En 1973, el denominado caso judicial Roe contra Wade llevó al Tribunal Supremo de los Estados Unidos a dictaminar que su Constitución protege la libertad de una mujer embarazada para interrumpir la gestación sin que el gobierno imponga restricciones. Ahora, bajo la tutela del juez conservador Samuel Alito, aupado por George Bush, se está revisando esa jurisprudencia con el objetivo de derogarla. 

Alito se apoya en que la Constitución estadounidense ha de interpretarse según se redactó originalmente en 1787, cuando el aborto no estaba contemplado y, por tanto, no era legal.

Atwood se lamentaba en su artículo del Atlantic de los motivos dados por los jueces del Supremo para tomar esa decisión: “Es verdad. La Constitución no dice nada sobre la salud reproductiva de las mujeres. Pero es que el documento original no menciona a las mujeres en absoluto”, contraargumentaba. “Si empezamos a abolir las leyes establecidas con las excusas que propone el juez Samuel Alito”, continuaba, “¿por qué no derogar el voto de las mujeres?”.

Una ficción símbolo de la resistencia de las mujeres

El cuento de la criada y June, su protagonista, se han convertido en símbolo de la resistencia de las mujeres contra las leyes que limitan sus derechos reproductivos. 

A partir del arranque de su primera temporada en 2017, muchas manifestantes comenzaron a vestirse con mantos de color escarlata y sombreros blancos con el fin de llamar la atención y señalar los peligros de ciertas políticas ultraconservadoras. Vestidas como las sumisas criadas de la serie denuncian la opresión que sufren las mujeres.

También el pasado 8 de mayo se pudo comprobar cómo muchas de las manifestantes que acudieron a 44 ciudades estadounidenses en defensa de la doctrina Roe contra Wade vistieron con un traje rojo y un sombrero blanco. Como recogen muchas crónicas de esas marchas, no pocas clamaban contra la amenaza de que el país “se convierta en Gilead”.

De hecho, la fábula de Atwood es también recurrente en mucha de la prensa progresista a la hora de explicar las consecuencias de las nuevas medidas conservadores y de la derogación del fallo Roe contra Wade. 

“El arco lento y punitivo de El cuento de la criada refleja nuestra lucha por los derechos reproductivos”, titulaba en 2021 la revista Salon en un reportaje donde establecía los paralelismos entre los últimos movimientos legislativos en Estados Unidos y los procesos que se desarrollaron para que se implantara la dictadura teocrática en la ficción de Atwood.

Actualmente, la serie ultima el rodaje de su quinta temporada en Ontario, Canadá, con un secretismo absoluto. Tan solo se ha anunciado que Alexis Bedel no continuará en el rol de Emily y comienzan a circular las preguntas sobre de qué manera reflejará la serie la ansiedad actual ante la restricción de los derechos reproductivos de las mujeres en Estados Unidos.

Cuando Texas aprobó en 2021 una nueva norma que restringe la interrupción del embarazo solo hasta la sexta semana de gestación, Hulu estaba emitiendo la cuarta temporada del serial y la interminable lucha de June (Elisabeth Moss) para derrocar Gilead parecía mirarse en las batallas del activismo pro-choice contra los políticos y activistas antiabortistas.

Pero si la serie aspira a que June y las criadas convertidas en mercancía reproductiva se liberen de la tiranía de la dictadura patriarcal, en Estados Unidos, denuncian, la derogación de la doctrina Roe contra Wade puede provocar que los derechos de salud reproductiva de las mujeres regresen a 1972. O incluso antes. 

“Si el juez Alito quiere que se gobierne con arreglo a las leyes del siglo XVII, deberíamos examinar con detalle ese siglo”, escribía Atwood. “¿Seguro que queremos vivir como entonces?”

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