¿Existe realmente Hawkins, la ciudad de ‘Stranger Things’?

A escasas semanas del regreso de la cuarta temporada de Stranger Things a Netflix, Hawkins se engalana de nuevo para recibir a la pandilla de amigos encabezada por Eleven (Millie Bobby Brown) y Mike (Finn Wolfhard). Un destino turístico que se está convirtiendo en el más aclamado por el público y que mucha gente confunde con la localidad homónima de Texas. Nada que ver. 

La ciudad creada para la serie de los hermanos Duffer, ambientada en los 80, fue creada específicamente para la ficción. Sus localizaciones tenían lugar así en diferentes emplazamientos del estado de Georgia (Estados Unidos). Muchas de estas localizaciones pertenecen así a pueblos como East Point y Stockbridge, situados cerca de la ciudad de Atlanta. 

Entre estos lugares encontramos el campus de la Universidad de Briarcliff Emory en Atlanta, que daría inicio a la acción como el exterior del laboratorio donde comenzaba Stranger Things. Otros curiosos decorados podríamos encontrarlos en sitios tan variopintos como la antigua lavandería en Douglasville, donde se construía el salón de videojuegos. 

Unos decorados estadounidenses que se ampliaban con la introducción de los soviéticos en la ficción, que trasladaba de parte del rodaje de la cuarta temporada a Lituania. Más concretamente a algunos sets compartidos con la ficción de HBO Chernobyl. Un lugar ideal para la reconstrucción de la cárcel en la que permanece Hopper (David Harbour). 

Las diversas vías para visitar Hawkins

Existen algunas posibilidades para visitar estas localizaciones a través de varios tours, que viajan a los diversos puntos relevantes en la ficción. Además, Stranger Things incluso contaba con su propio parque de atracciones, después de que el muelle de Santa Mónica (California, EE UU) readaptara sus atracciones para homenajear a la serie en 2019.

No obstante, el paseo por sus decorados puede ser exhausto por la distancia entre las localidades. Por ello, algunos eventos como Stranger Things: The Experience llevan a los espectadores al rodaje sin salir de ciudades como San Francisco o Nueva York. Una experiencia inmersiva en la que Netflix participa junto a la empresa española Fever, con un precio que ronda los 50 dólares. 

Una serie de recorridos que permanecían paralizados durante estos años de pandemia y que ahora resurgen con más fuerza con nunca, con motivo del estreno de los nuevos episodios. Veremos qué nos depara Hawkins próximamente. 

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