Guía para entender y dominar la comedia stand-up a través de 'La maravillosa Sra. Maisel'

Repasamos junto a varios cómicos los momentos clave de la serie de Amy Sherman-Palladino y qué nos enseña sobre la realidad del mundo de la comedia hoy en día.
La maravillosa Sra. Maisel
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Cinemanía
La maravillosa Sra. Maisel

La maravillosa Sra. Maisel cuenta la historia de Midge, una mujer de Nueva York que, en la década de los 50 y tras descubrir que su marido le es infiel, decide cambiar de vida y dedicarse al stand up. Creada por Daniel Palladino y Amy Sherman-Palladino (Las chicas Gillmore), la serie gira alrededor de la búsqueda de una voz propia cuando todo lo demás está perdido, y de cómo la comedia puede ser el camino para encontrarse a uno mismo.

El stand-up de esta serie bebe de distintas fuentes, desde humoristas que rompieron barreras a mitad del siglo XX hasta aproximaciones más modernas. ¿Es esta amalgama de referencias un acierto? ¿Es posible que la vida de Midge Maisel pueda inspirar a cómicos actuales o hay en sus capítulos demasiada desactualización? ¿Estamos ante un producto idealizado u ofrece crudeza suficiente? Analizamos cada premisa y nos centramos en cada remate para comprobar el realismo cómico de la serie de Amazon.

Cómo elegir temas

La elección de temas es una de las primeras lecciones de La maravillosa Sra. Maisel. De qué hablamos cuando nos subimos a un escenario. Habitualmente, de nosotros mismos. Y si eres un cómico americano, hay muchas posibilidades de que eso implique hablar de ser judío. 

“Para mí”, confesaba recientemente Amy Sherman-Palladino en una entrevista, “la comedia se ve a través de lo judío. Los ritmos, las referencias, la forma en la que crecí. No había duda de que la protagonista sería judía. Queríamos enseñar cómo esta identidad define los cimientos de América. Ella y su familia son América, son el Upper West Side, son Nueva York”.

Rachel Brosnahan y Amy Sherman-Palladino
Rachel Brosnahan y Amy Sherman-Palladino
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Una vez la identidad judía de la protagonista empapa sus rutinas, sus textos, aparecen otros temas. Habitualmente, sobre su vida personal. Es llamativa la crudeza con la que Midge habla de sus hijos, sus padres, sus parejas. Una agresividad que, habitualmente, tarda tiempo en aparecer. 

El pudor, la timidez, suele arrastrar a los cómicos en sus primeros textos, acercando sus monólogos hacia lugares más genéricos. De nuevo, Amy Sherman-Palladino justifica esta decisión como un homenaje a la profesión “si quieres dedicarte al stand up, tienes que ser lo suficientemente honesto y brutal, y si no puedes, no es para ti”.

La improvisación

“Creo”, apunta Iggy Rubín, guionista de La resistencia, “que la serie tiene más valor dramático que didáctico. Pero sí transmite una lección importante: hablar de temas propios puede funcionar en el escenario. Lo que ocurre es que, al estar dramatizado, siempre que ella abre su corazón es brillante y queda exagerado”.

Efectivamente, quizás esta sea una de las partes menos realistas. Siempre que Midge agarra un micrófono y comienza a improvisar, parece estar repleta de grandiosas ideas, de un discurso que no termina jamás, es divertidísimo y está perfectamente articulado.

La elección de Rachel Brosnahan tiene mucho que ver con esta licencia creativa. Los creadores han hablado de cómo tuvieron que adaptar el tipo de comedia de Midge al hecho de que Borsnahan es una intérprete, no una humorista. Tenían que construir, a su alrededor, unos ritmos y una forma de ser que pudiese resultar creíble y natural.

Tendrás que hacer bolos raros

Hay un largo camino desde que un cómico se sube por primera vez a un escenario, habitualmente en un local que permite que principiantes ensayen en noches de micros abiertos, hasta que actúa en locales o teatros especializados, decentes. 

Un largo camino plagado de monólogos en restaurantes, fiestas de pueblos, locales de apuestas, bautizos, centros comerciales. Allá donde haya un par de cajas y un micrófono, un cómico podrá trabajar, habitualmente frente a personas que están de paso, están borrachas o, sencillamente, les da igual lo que les cuentes.

La maravillosa Sra. Maisel sí señala esta realidad de manera recurrente. Antes de actuar en los Catskills, las montañas en las que veranea su familia, el dueño del local le grita “¡si no eres graciosa, no te pago!”. Dejando atrás el monólogo de su boda -un cómico no pierde la oportunidad de hacer bromas sea donde sea, aunque ocurra inconscientemente-, también es llamativo el espectáculo que ofrece al ejército de los Estados Unidos o la época, en la tercera temporada, en la que teloneando a Shy Baldwins (Leroy McClain) se enfrenta al público de salas de concierto y casinos, habitualmente audiencias difíciles para un humorista que acaba de empezar.

Representantes, esa gente

Ven por los chistes, quédate por Susie Myerson. El personaje, interpretado por Alex Bornstein, tiene tantos one liners, tantas frases cortas, directas y legendarias, que todas sus apariciones son memorables. Es un personaje tan idealizado como realista. 

No es habitual que un representante te vea tu primera noche, se enamore de ti, se haga tu mejor amigo, te convierta en su único cliente y mantengáis una relación de confianza por los siglos de los siglos. Pero sí es cierto que, al igual que le ocurre a Susie, los representantes suelen tener una vida propia de la que el representado sabe poco. Esa forma de gestionar los ingresos malgastándolos en los casinos, esa forma sibilina, por lo bajo, de arreglarlo todo y conseguir trabajo, tiene mucho de veraz.

El representante de Shy Baldwins, Reggie (Sterling K Brown) no tiene nada que ver con Susie. Hay tantos representantes como cómicos, desde personas hurañas hasta auténticos vendedores carismáticos. El personaje de Sophie Lennon (Jane Lynch), inspirado en la humorista Phyllis Diller, tiene una relación con Susie completamente diferente a la de Midge, lo cuál también es habitual: los representantes cambian según la fama y el éxito de sus representados. A aquellos que más ingresos les generan les permiten más cosas, a aquellos que menos, les hacen menos caso.

El problema son los otros cómicos

Lo creas o no, este mundo es pequeño. Muchos hemos llegado a la comedia intentando escapar de nuestros padres, de nuestras ciudades, de la gente de la universidad o del trabajo. Tras una temporada en este negocio, es fácil darse cuenta de que esto, al menos en España, es otro patio. Diferente, pero con sus vecinas, sus porteros y sus vicios. 

En La maravillosa Sra. Maisel se ve perfectamente. Los cómicos del restaurante que frecuentan Susie y Midge cotillean, comentan entre ellos jugadas y posibles trabajos. Cuando Midge va a actuar a teatros de más categoría, siempre encuentra rechazo por parte de un grupo de cómicos, perdedores pero amigos entre ellos, que con una mezcla de ranciedad y envidia, le hacen más difícil el acceder al escenario, el poder brillar durante su intervención.

En el lado positivo, relacionarte con otros cómicos es algo necesario y beneficioso en la mayoría de los casos. Es inevitable. Con ellos, hablarás de cosas que nadie más entenderá, de situaciones que nadie más ha vivido. Escribiréis juntos y crearéis proyectos juntos. 

Llama la atención cómo Midge no se relaciona con prácticamente nadie, solo con Lenny Bruce. Si bien el personaje interpretado por Luke Kirby es de lo mejor de la serie, sus interacciones rara vez tocan lo profesional. A Midge le falta un comedy buddy, un socio, una cómica que le eche un cable cuando se le atasca un remate. Aunque quizás este compañerismo, esta forma amable de vivir la comedia, sea algo más reciente. Una actitud más fresca, positiva, por la que tengamos que agradecer a las nuevas generaciones.

Luke Kirby como Lenny Bruce
Luke Kirby como Lenny Bruce
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Familia, hijos, pareja, desastre

Esta profesión no está diseñada para poder llevar una vida estable. No solo por los horarios, la nocturnidad, las sustancias que rodean a esa nocturnidad, etc. La personalidad de un cómico suele orbitar ansiedades, egos, inseguridades. Excepto contadas ocasiones, es difícil centrarse en algo después de que cien personas hayan decidido aplaudirte o despreciarte con el más salvaje de los silencios. Y aquí, de nuevo, La maravillosa Sra. Maisel es tremendamente fiel a la realidad. 

La cuarta temporada trae novedades, pero hasta ahora ya hemos visto como la pasión por la comedia de Midge le ha traído infelicidad en sus relaciones, dificultad para ejercer como madre, decepción para sus padres. Amy Sherman-Palladino hablaba de esta característica del stand up en una entrevista: “tienes que decidir, ¿es más importante proteger a mi familia o ser un buen cómico? Y ese es, precisamente, el viaje que hace Midge, tiene que decidir. No puedes tenerlo todo. Algo tendrá que afectar a algo”.

La maravillosa Sra. Maisel
La maravillosa Sra. Maisel
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Valeria Ros, una de las mejores cómicas de España, actualmente presentadora en La lengua moderna, Zapeando y Vodafone Yu, sabe lo difícil que es conciliar siendo madre soltera y cómica de éxito. “Es un horror. Imagino que es un horror en cualquier trabajo. No quiero dejar el stand-up, porque creo que es la base de mi comedia, pero eso hace que esté harta de viajar, porque trabajo muchísimo entre semana. El fin de semana me gustaría estar más en casa, así que intento ir y volver en el mismo día. También, como artistas, siempre tememos no tener un momento con tantas oportunidades, así que lo cogemos todo. Pero, para mí, lo bueno que tiene es que trabajo en lo que me gusta. Mi trabajo es una vía de escape, desconecto. Imagino a mujeres en mi situación, en trabajos de oficina, y me parece mucho más difícil”.

Hacer reír en el extranjero

Durante la segunda temporada, Rose (Marin Hinkle), la madre de Midge, viaja a París para encontrarse a sí misma y recuperar sus años de juventud. Midge la sigue y, una vez allí, llega incluso a subirse a un escenario para hacer stand-up, aunque de forma un tanto irreal (una mujer la traduce de manera simultánea). 

La primera lección que sacamos de estos episodios es que siempre será beneficioso que sepas idiomas si te quieres dedicar a la comedia. Aunque el nivel de España y del mundo latino sea alto, son los americanos y los británicos los que dominan este universo. Cuantos más idiomas sepas, más podrás disfrutar de este arte.

Silvia Sparks es traductora, además de humorista y, actualmente, una de las nuevas caras de la revista Mongolia. Su experiencia actuando en otros países, como Francia o Reino Unido, es amplia, y la describe como “emocionante, sientes que vuelves a empezar. Eliminas vicios y costumbres, refrescas”. 

Para Silvia, actuar fuera de España “siempre me ha sido bastante fácil y enriquecedor. No obstante, muchas cosas han sido durísimas. Por ejemplo, me resultó dificilísimo encontrar clubs de comedia en Francia y que me diesen huecos para probar texto. Nadie me decía quién llevaba la programación, cómo podía acceder a ellos. A través de contactos, conseguí cuatro minutos en un club muy bueno. Antes de actuar, me llamó el dueño de la sala y me dijo “más te vale hacerlo bien”. Lo hice bien, me pagaron, y me dieron más huecos en aquél local durante los días que estuve ahí”. 

A pesar de que sus vivencias siempre hayan sido muy buenas, conoce “historias de terror, de las que me han hablado. Gente que viaja a Nueva York, se pasa meses repartiendo flyers para poder actuar y no lo consigue”.

Primeras apariciones en televisión

Steve Martin decía sobre su apariciones en el Tonight Show de Jimmy Carson: “Existía la teoría de que una aparición en el Tonight Show te hacía una estrella. Pero estos son los hechos. La primera vez que apareces, nada. La segunda vez, nada. La sexta vez, alguien se te acerca y te dice “hola, creo que nos conocimos en la fiesta de navidad de Harry”. La décima vez que apareces en el programa, puede que a alguien le suene haberte visto en televisión. La vez número doce, una persona se acercará y te dirá “oh, sé quién eres. Eres ese tío”.

Midge tiene una breve colaboración en televisión en el capítulo nueve de la segunda temporada. Durante un maratón de variedades, ella hace su espectáculo, a intempestivas horas de la madrugada. Sorprende la rapidez con la que ha conseguido esa aparición en su carrera y lo flexible que es el equipo de realización con sus salidas de guion y sus improvisaciones (esta amabilidad es algo que, sencillamente, no ocurre cuando empiezas). Pero entra dentro de la actitud constante del personaje, de la manera en la que conecta con su público.

No menosprecies la comedia antigua

Este es otro de los grandes valores de la serie. Los creadores se han preocupado por mostrar que, en los cincuenta, mientras se hacían chistes machistas y rancios, también aparecían humoristas políticos, diferentes, comprometidos, modernos. Gente como Mort Sahl o Lenny Bruce se imponían a lo establecido, incluso arriesgando su propia integridad (las visitas de Lenny Bruce a la cárcel son absolutamente reales). 

“Escogimos a Lenny Bruce” asegura Dan Palladino “porque creemos que representa el tipo de comedia al que Midge se sentiría atraída”. No es casualidad que Midge, el personaje, le deba mucho a Joan Rivers, otra cómica contemporánea que peleó por hacer una comedia rompedora, en un mundo de hombres. 

Pensar que toda la comedia actual es mejor que la anterior o pensar que todo tiempo anterior no merece la pena es abandonar gran parte de conocimiento que te puede beneficiar a la hora de dedicarte a la comedia. Investiga el pasado de este oficio, hay brillantez incluso en sus momentos más oscuros.

Ser mujer en el stand-up, el modo difícil

“Hay una gran historia que nos inspiró para hacer la serie. Habla de cuando Lenny Bruce fue a ver a Joan Rivers actuar y ella fracasó. Él le envió una nota que decía “tú tienes razón, ellos se equivocan”. Olvídate de lo que las mujeres cómicas viven hoy en día, en aquella época, no solo tenían que esforzarse, también tenían que ver cómo tapar su feminidad para que el público las escuchase y se riese”. Estas palabras de Amy Sherman-Palladino confirman La maravillosa Sra. Maisel como una serie plenamente consciente de las dificultades de ser mujer y humorista en los años cincuenta en Estados Unidos. 

La fidelidad a la hora de representar esta realidad pasa también por detalles como el público que acude a ver a Midge, evidentemente femenino. Los planos de risas y reacciones suelen centrarse en las mujeres de la audiencia. “Era importante para nosotros” comenta la autora, “que quedase claro que las mujeres son su audiencia. No era realista pensar que la mayoría de los hombres fuesen a aplaudir a esa mujer insolente y decidida en 1958”.

La maravillosa Sra. Maisel
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Charlie Pee, guionista y humorista excepcional, es fan de la serie y cree que “es una muy buena serie para entender lo que es el stand up. Los locales, su forma de hablar, su relación con Lenny Bruce. Explica muy bien los inicios de cualquier cómico”. 

Además, su realidad y la de Midge tienen mucho que ver. “Me siento muy identificada, en lo personal. Yo también empecé mi comedia, descubrí la comedia que quería hacer, subiéndome borracha al escenario el día que me había dejado mi novio. Salí, insulté, la gente se reía, yo me cabreaba. Empecé hace años, cuando no había muchas chicas haciendo esto, de forma bastante similar.” Si esto no es una buena adaptación, que baje Joan Rivers y lo vea.

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