'Naomi Osaka' en Netflix: retrato íntimo de la tenista que abordó la salud mental en el deporte de élite 

Una serie documental sobre la carismática estrella del tenis que no quiere encajar en el molde que otros le imponen.
Naomi Osaka en el Open de Australia de 2021.
Naomi Osaka en el Open de Australia de 2021.
GTRES
Naomi Osaka en el Open de Australia de 2021.

El pasado mes de mayo, la tenista Naomi Osaka anunciaba a través de sus redes sociales que no atendería a la prensa durante la disputa de Roland Garros debido a una cuestión de "salud mental". Tanto el torneo parisino como la WTA —organismo que rige el tenis femenino— invitaron entonces a la japonesa a reconsiderar su decisión, pues esquivar las ruedas de prensa posteriores a cada uno de sus partidos era algo que infringía la normativa del circuito. 

Sin embargo, ella se mantuvo en sus trece y, tras responder a la breve entrevista que el extenista Fabrice Santoro le hizo a pie de pista tras ganar su partido de primera ronda, se negó a participar en la rueda de prensa posterior. Aquel acto de rebeldía le granjeó duras críticas a Osaka, que fue castigada por los organizadores con 15 mil dólares de multa y amenazada con la expulsión del torneo. 

Hasta una cuenta de Twitter del Abierto de Francia publicó (y después eliminó) fotos de estrellas del tenis atendiendo a los medios de comunicación, acompañadas del lapidario mensaje: "Ellos sí entendieron la tarea". 

La elevada sanción y el revuelo empujaron a abandonar Roland Garros a la tenista, que acabaría publicando en su perfil de Twitter un comunicado donde confesó que llevaba un tiempo lidiando con problemas psicológicos y que iba a hacer un parón; se espera que regrese a la competición en los Juegos Olímpicos de Tokio.

"Cualquiera que me conozca sabe que soy introvertida, y cualquiera que me haya visto en los torneos se dará cuenta de que suelo usar auriculares, ya que eso ayuda a calmar mi ansiedad social. Aunque la prensa del tenis siempre ha sido amable conmigo (y quiero disculparme especialmente con todos los periodistas geniales a los que puedo haber lastimado), no soy una oradora pública natural y siento grandes oleadas de ansiedad antes de hablar con los medios de comunicación del mundo", explicaba entonces la tenista, que ahora protagoniza una serie documental titulada Naomi Osaka que este 16 de julio aterriza en Netflix.

"La serie trata sobre el viaje de Naomi, dentro de una instantánea de su vida. Pero también trata del propósito de la vida, de la valía personal, de la valentía que se necesita para permitir que los valores personales conformen tu trabajo y viceversa. Más que nada, espero que las personas puedan sentir el poder de la empatía y se sientan alentadas a correr riesgos en la vida, tal vez especialmente en momentos en los que lo que está en juego puede parecer increíblemente alto, señaló en una nota de prensa Garrett Bradley, director de la docuserie.

Una atrevida (y no siempre apoyada) decisión

Una investigación de la Comisión Médica y Científica del COI determinó en 2018 que hasta un 35% de los deportistas de élite (tanto hombres como mujeres) sufren crisis mentales en alguna etapa de sus carreras. Aun así, muchos pusieron el grito en el cielo por aquella atrevida decisión de la nipona. Nada raro, teniendo en cuenta los actuales niveles de sensibilización social hacia los problemas de salud mental.

Muchos fans de Osaka aplaudieron su honestidad y franqueza, y varios de sus colegas dieron la cara por ella públicamente. "Como atletas, se nos enseña a cuidar nuestro cuerpo, y tal vez al aspecto mental y emocional no se les presta atención. Esto trata de más que hacer o no una conferencia de prensa", tuiteó la exjugadora Martina Navratilova. Hasta personalidades como la ex primera dama Michelle Obama, la duquesa de Sussex Meghan Markle y la estrella de la NBA Stephen Curry contactaron con la tenista para ofrecerle su apoyo.

En cambio, ciertos periodistas deportivos, algunos amantes del tenis con poca capacidad de empatía (y escaso conocimiento sobre este tipo de problemas), y varios compañeros de deporte con la misma sensibilidad que una piedra la tacharon de caprichosa y cuentista. "Está sana, es rica, entonces, ¿dónde está la presión?", comentó Boris Becker, dando a entender que Osaka estaba mostrando una debilidad incompatible con el ejercicio de su profesión (o con el estatus de persona famosa).

Naomi Osaka recorre los dos años posteriores a la épica victoria de la japonesa en la final del US Open 2018 ante Serena Williams, un momento en que su carrera deportiva despegó y su fama se disparó. "Antes de ganar el US Open, mucha gente le dijo a mi padre que yo nunca llegaría a ningún lado", comenta en la serie la mediática jugadora, que a sus 23 años cuenta con quince patrocinadores y puede presumir de ser la deportista mejor pagada del mundo. David Carter, profesor de negocios deportivos de la Escuela Marshall de Negocios de la USC, se refería hace poco a ella como "un icono del marketing deportivo global".

Una estrella del tenis comprometida con la igualdad

Hija de japonesa y haitiano-estadounidense, Osaka nació en 1997 en Japón, pero a los tres años se mudó con su familia a Long Island (Nueva York). Allí empezó a ser entrenada por su padre, quien, inspirado por el padre de dos fenómenos como Serena y Venus Williams, se propuso convertir también a sus dos hijas en futuras estrellas de la raqueta. Después, la familia de Osaka se instaló en Florida, donde ella —que acabó escogiendo competir por Japón por decisión de sus progenitores— se fue consolidando como una de las jóvenes promesas del tenis profesional.

Naomi Osaka en el Mutua Madrid Open de 2021.
Naomi Osaka en el Mutua Madrid Open de 2021.
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La tenista se abre ahora en canal para hablar de su pasión por la moda y de temas como sus raíces culturales —"Mi padre está orgulloso de sus orígenes. En las situaciones difíciles, me decía que sus ancestros pasaron cuarenta días en un barco. Eso me da fuerza", explica en el documental— o su motivación inicial (y la de su hermana mayor Mari) para dedicarse de lleno al deporte que practica: "Al crecer, solo pensaba en hacer feliz a mi madre, en que no tuviera que trabajar. Hacía horas extra y dormía en su coche [su padre pasaba la mayor parte del tiempo entrenándola]. Y ese era mi objetivo al jugar al tenis".

También el complicado manejo de la presión y las expectativas ajenas: "Antes pensaba que ganar demostraba mi valía como persona. La gente me conocía por ser tenista. Pero, ¿y si no soy buena tenista?", se pregunta.

Tambaleando los cimientos

Los fans de Osaka consideran que la japonesa ha insuflado aire fresco a un deporte elitista y conservador como el tenis, tan acostumbrado a la producción de estrellas políticamente correctas con tendencia a mojarse entre poco y nada para así no molestar a posibles seguidores y/o patrocinadores. 

El documental de Netflix da fe de ello y profundiza igualmente en su estatus de influencer —"Creo que la cantidad de atención que recibo es algo ridícula. Nadie te prepara para eso"—, o en su aplaudida faceta de activista social. No en vano, Osaka ha comentado varias veces que "antes que una tenista, soy una mujer negra", y que esta condición le ha valido para sufrir episodios de racismo tanto en Japón como en EE UU.

La actual número dos del ranking mundial no quiere encajar en el molde que otros le imponen y, quizás por eso, ha usado a menudo sus redes sociales para apoyar el movimiento Black Lives Matter, o para denunciar las expresiones de racismo contra la comunidad de origen asiático a raíz del estallido de la pandemia de covid-19. 

El pasado septiembre, apareció en cada uno de sus partidos en el US Open con una mascarilla en la que se podía leer el nombre de distintas víctimas de la discriminación racista y la violencia policial en Estados Unidos. "Me sentía presionada por dar una imagen perfecta, pero ahora me da igual lo que diga la gente", apunta sin titubeos en su documental.

Naomi Osaka a las claras

Así es Osaka, una joven de carácter apacible y que a menudo saca a relucir su pícaro sentido del humor. En una carta publicada hace unos días en la revista Time, la tenista explicó que, en su opinión, el formato de las ruedas de prensa "en sí está desactualizado y necesita una gran actualización", y habló de la necesidad de ofrecer a los tenistas "una pequeña cantidad de días" de ausencia por enfermedad al año, "en los que se les exima de sus compromisos con la prensa sin tener que revelar sus motivos personales. Creo que esto acercaría el deporte al resto de la sociedad".

La espontánea y carismática japonesa ha querido dejar claro que nunca ha buscado "ser el centro de atención" y que siempre se esfuerza "por defender lo que creo que es correcto" —aunque esto dispare habitualmente sus niveles de ansiedad—. "Me siento incómoda siendo la portavoz o el rostro de la salud mental de los atletas, ya que todavía es algo muy nuevo para mí y no tengo todas las respuestas", apostillaba en la misma misiva.

 "Espero que la gente pueda verse reflejada y entienda que está bien no encontrarse bien, y que está bien hablar de ello. Hay personas que te pueden ayudar y, por lo general, hay luz al final de cualquier túnel. Michael Phelps me dijo que al hablar tan claro podía haber salvado alguna vida. Si eso es cierto, todo esto valió la pena", concluye la deportista.

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