'Por un mañana mejor': la nueva serie retrofuturista de Apple TV+ enseña el lado oscuro de la Luna

Allá por 1955, cuando Walt Disney inauguró su primer parque de atracciones en California, la niña de sus ojos era Tomorrowland. Pese a contar con serios recortes de presupuesto en sus inicios, esta sección de la Disneylandia original era considerada por el cofundador de la compañía del ratón como "la culminación de todas sus visiones". Un "futurista" autodenominado, Disney clamaba querer dar al pueblo la oportunidad de presenciar de antemano las maravillas del mañana.

Esta visión ha influenciado a figuras públicas de todo tipo, década tras década, incluso pese a que nuestro futuro como tal ha ido volviéndose menos y menos esperanzador. Pero si algo ha perdurado por encima de todo, es su enfoque plenamente neoliberal. Incluso la reciente adaptación al cine de la atracción, a manos del reputado Brad Bird, perdía el hilo de lo que estaba contando en favor de una fe ciega en un mañana mejor a través de perpetuar los peores tics del sistema actual... cosa que cada vez se siente menos probable y más apocalíptica.

Por un mañana mejor, la nueva joya de una Apple TV+ que se está afianzando cada vez más como la plataforma más consistente de la actualidad, nos devuelve a esos años cincuenta llenos de esperanza en el futuro. Y lo hace mediante un universo alternativo en el que la revolución retrofuturista lo ha cambiado todo: la gente va al trabajo en mochilas propulsoras, los paquetes son repartidos por camiones sentientes, y afables robots te sirven una copa. Todo es tan esperanzador en la superficie como ligeramente estremecedor en el fondo.

En el centro de todo esto está Jack Billings. Interpretado por un Billy Crudup en el punto álgido de su carrera, Jack es un vendedor puerta a puerta de fincas lunares. En este mundo paralelo, no estamos esperando a pisar por primera vez la Luna: la hemos conquistado, y los ricos y famosos viven vidas de lujo en sus apartamentos cósmicos. Pero cada vez hay una brecha de riqueza mayor, y las clases bajas están entrando en crisis literal y figurativa. Ahí entra Jack.

Jack (y la tropa de comerciales que lidera) se encarga de vender fincas lunares en multipropiedad. Pero si le preguntas a él, hace más que eso. Jack cambia vidas. Jack forja nuevas conexiones, salva matrimonios y refuerza familias a través de dar esperanza a sus clientes en que hay algo más allá, independientemente de su nivel económico o clase social. Jack, por supuesto, también es un estafador de primera. Firmen lo que firmen, ninguna de esas personas va a pisar la luna en su vida.

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Retrofuturo muy presente

Como toda la mejor ciencia ficción, Por un mañana mejor nos habla de nuestra propia actualidad con ingenio; satirizando tanto la obsesión de los mayores billonarios del momento por apoderarse del espacio en vez de contribuir lo más mínimo a arreglar nuestro planeta como el propio funcionamiento de nuestro sistema capitalista, empeñado en vendernos falsas esperanzas con tal de mantenernos sumisos y reinstaurar esa firme creencia popular en el concepto del sueño americano.

Pero lo más interesante de la serie es que nuestros protagonistas también son víctimas de esto. Sería muy sencillo convertirlos en villanos puros, pero son todos hijos del mismo sistema, y lo que los mantiene interesantes y cautivadores para el espectador es que ellos mismos también se han creído todo esto. Billy será un estafador, pero es un estafador que cree ciegamente en lo que está haciendo. No puedes sentirte un monstruo si, en el fondo, crees estar haciéndolo todo por el bien común.

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Es cierto que esta exploración de personajes, tan hija de Rocketeer como de Muerte de un viajante, puede no atrapar de inmediato. En el fondo está haciendo malabares con demasiados elementos, y está pidiéndote cierta conexión emocional genuina desde el principio, antes incluso de ganárselo. Pero si se le da una oportunidad, termina resultando muy fácil comprar lo que Por un mañana mejor te está vendiendo.