Sebastian Stan, el eterno secundario que ha conquistado Marvel (y a Pamela Anderson)

Debutó con Michael Haneke, es posible que te lo perdieras en 'Cisne negro' y sus amigos lo describen como un ermitaño. Reivindicamos al actor que carga con los traumas de Bucky Barnes y Tommy Lee. 
Sebastian Stan en el estreno de 'Vengadores: Infinity War' en 2018
Sebastian Stan en el estreno de 'Vengadores: Infinity War' en 2018
GTRES
Sebastian Stan en el estreno de 'Vengadores: Infinity War' en 2018

En el instituto, sus compañeros votaron a Sebastian Stan (Rumania, 1982) como el alumno que más posibilidades tenía de hacerse famoso. Y eso que, según él, en aquel momento solo era "un chaval con acento que intentaba encajar". No se equivocaron al augurarle un futuro delante de las cámaras, aunque le ha tocado currárselo, y mucho, hasta llegar a protagonizar Falcon y el Soldado de Invierno y la más reciente Pam & Tommy.

Nació en Constanza, Rumanía, pero, a los ocho años, la Revolución en su país natal lo obligó a mudarse con su madre, profesora de piano, a Viena. Allí pasaría cuatro años antes de trasladarse a Rockland County, Nueva York, en 1995. Cuando se le pregunta de dónde es, él responde que de Nueva York, ciudad que no ha abandonado desde que se mudara ahí tras sus estudios en la Universidad Rutgers, en Nueva Jersey.

Si su infancia y adolescencia estuvieron marcadas por el miedo a ser el niño nuevo, la edad adulta llegó, tal y como confesó en una entrevista para Men's Health, con los castings y la eterna pregunta sobre si se encontraba bien: "Dicen que tengo cara de asesino en serie. Los círculos oscuros bajo mis ojos nunca se van". Este look atormentado ha encajado a la perfección con algunos de sus roles más destacados, como el marido maltratador de Yo, Tonya o ese Bucky Barnes traumatizado por su pasado. Y, por qué no, también con ese Tommy Lee noventero, envuelto en un escándalo sexual, al que da vida ahora. 

Un semblante que también concuerda con su fama de soliario. Quienes lo conocen bien, como su compañero marvelita Anthony Mackie, lo describen como "un ermitaño", alguien que no se deja conocer con facilidad. "Si el FBI necesitara sonsacarle algo, estaría en serios problemas", ha asegurado el actor que da vida a Falcon. Comprobemos si es realmente tan inescrutable como dicen.

El niño que no quería ser actor

De su estancia en Austria, Stan recuerda dos cosas: su primer beso a los 10 años con una chica de 16 que lo llevaba a la escuela, y su "terrible" debut como actor a los 11 años de la mano del mismísimo Michael Haneke. La película era 71 fragmentos de una cronología del azar y su personaje, que ni siquiera tenía nombre, salía menos de un minuto en el metraje. He aquí la prueba:

Su madre lo solía llevar a algunos castings mientras vivían en la capital austríaca, entre ellos, esta audición para dar vida a un niño vagabundo de origen rumano. "No me gustó mucho. Me pareció aburrido tener que esperar tanto tiempo en un set. Fue un coñazo de noche", ha contado Stan de su primera experiencia como actor. Eso sí, no descubrió que se trataba de una película de Haneke hasta muchos años después: "No sé qué tendría que hacer ahora para conseguir que me contratara. Cortarme un brazo, probablemente". 

Pese a este anecdótico estreno con sabor agridulce, Sebastian, destinado al estrellato como sus compañeros afirmaban que estaba, dio otra oportunidad a la interpretación y, ya afincado en EE UU, participó en obras escolares como La tienda de los horrores o West Side Story, fue al campamento de teatro Stagedoor Manor y se graduó con honores en Artes Escénicas en la Universidad Rutgers, donde, por cierto, lo apodaron 'Sea Bass' (lubina). 

A menudo, Stan toma el pelo a Mackie asegurando que no hay nada que este no pueda hacer porque estudió en la prestigiosa Juilliard, pero cuidado porque Rutgers, aunque de nombre menos vistoso en el CV, tuvo como alumnos a James Gandolfini o Kristin Davis. 

El ex de Serena

A los 21 años, 10 después de aquel debut en Viena y con un título bajo el brazo, volvió a aparecer en pantalla, esta vez como personaje episódico en un capítulo de Ley y orden. Se llamaba Justin Capshaw. ¿Por qué nos importa esto? Porque, a partir de entonces, todos sus papeles han tenido nombre. 

De todos esos nombres propios que sumó en sus primeros años de carrera, hubo uno que sobresalió. No porque fuera un protagonista, para eso tendría que armarse de paciencia, sino porque consiguió que el espectador se prendará de su secundario, algo que se repetiría en sus próximos proyectos. En esta ocasión, destacó entre lo más pijo de Gossip Girl como Carter Baizen, carisma, arrogancia y peligro a partes iguales. 

En unos pocos episodios (11, para ser exactos), cabreó a Chuck Bass (Ed Westwick), conquistó a Serena (Blake Lively), enamoró a Leighton Meester en la vida real y volvió a trabajar con Chace Crawford (The Boys), uno de sus mejores amigos, tras La alianza del mal.

Y, entre viaje y viaje al Upper East Side, compaginó otros secundarios en proyectos relevantes. Entre ellos, destacan The Education of Charlie Banks, La boda de Rachel o Cisne negro, donde trataba de que Natalie Portman se desmelenara un poco (debajo de estas líneas, podéis rememorar el momento). Mención especial para la miniserie Political Animals, en la que dio vida al hijo gay de la Secretaria de Estado a la que interpretaba Sigourney Weaver.

La melena que lo cambió todo

Stan, además de ermitaño, es bastante despistado. Tanto es así que se enteró por unos amigos de que Marvel había decidido revivir a Bucky para Capitán América: El Soldado de Invierno. Él pensaba que aquella caída desde un tren en El primer Vengador había puesto fin a su paso por el MCU, que el amigo de Steve Rogers (Chris Evans) sería otro prometedor secundario con el que rellenar su currículum. Qué equivocado estaba...

Volvió con melenón, lavado de cerebro y brazo biónico en la secuela de Capitán América, una de las películas más aclamadas de Marvel, y consiguió un puesto fijo, aunque aún secundario, en aquel universo comandado por Kevin Feige. Aquella secuela también supuso su primer encuentro con Sam Wilson/Falcon, aunque para 'bromance' el que crearon los fans entre Steve y su personaje, con shippeo ('Stucky') incluido.

Si bien el MCU debe muchas horas en pantalla a este exsoldado de Invierno manipulado por Hydra, Stan siempre se las ha apañado para brillar en el rol del centenario taciturno, reservado y solitario antihéroe (y eso que mató a los padres de Tony Stark): basta con recordar su discusión en un coche con Falcon en Civil War que conquistó a Malcolm Spellman, creador de Falcon y el Soldado de Invierno. Tanto se ha mimetizado con el personaje que hasta sabe cuál sería la canción de karaoke de Bucky: My Way, pero la versión de Sid Vicious (vía BuzzFeed).

Pelis de Oscar

Yo, Tonya es muchas cosas: la adaptación scorsesiana de una historia tan real como surrealista; Allison Janney con pajarito; una parodia del sueño americano pasada por hielo; y también un Sebastian Stan que despliega todo su talento actoral en la piel del tragicómico maltratador de esta historia. Incluso Margot Robbie aseguró que Stan merecía más reconocimiento en la temporada de premios.

Actor polifacético donde los haya, también conviene echar un vistazo a su Sombrerero Loco en la serie Érase una vez (os prometemos que no tiene nada que envidiar al de Johnny Depp); a Chris Beck, astronauta biólogo y médico en Marte; o al arrogante a la par que hilarante piloto Dayton White en La suerte de los Logan. Ya os dijimos que tenía buen ojo para los proyectos. También hizo Ricki, sí, pero en su defensa diremos que solo estaba ahí como fan confeso de Rick Springfield.

En los últimos años, ha compartido pantalla (y romance) con Nicole Kidman en Destroyer. Una mujer herida; ha sido el sheriff corrupto de El diablo a todas horas, tan mala bestia como cobarde (seguro que Tom Holland aún no se ha recuperado de ese enfrentamiento final); y acaba de estrenar el thriller de mujeres espías Agentes 355. 

Baquetas y tatuajes

Ya está aquí. Ya ha llegado. El proyecto que podría marcar un antes y un después en la carrera de Stan, consagrándolo finalmente como el actor polifacético y entregado que es. Hablamos, por supuesto, de Pam & Tommy (disponible en Disney+), en la que el intérprete se mete en la piel Tommy Lee, con Lily James como Pamela Anderson, para recrear el escándalo sexual protagonizado por estos cuando un vídeo íntimo de la pareja se filtró en internet a mediados de los 90. 

Stan ha confesado que no se creía capaz de dar vida al batería de Mötley Crüe, él que no tiene ni un tatuaje en su cuerpo y que no había cogido unas baquetas en su vida. Sin embargo, el director Craig Gillespie, con el que había coincidido en Yo, Tonya, consiguió convencerlo de que diera una oportunidad al proyecto y ahora podría tratarse de su trabajo más salvaje. 

Por lo pronto, sabemos que ha tenido que aprender a tocar la batería en cuestión de meses y hasta ha conversado con su pene para una escena... El resto, está en la serie.

El hombre que sí quiere ser actor

Al final de la segunda temporada de The Mandalorian, cuando un Mark Hamill rejuvenecido con CGI hacía su aparición estelar como Luke Skywalker en busca de Baby Yoda, muchos fan se mostraron contrariados al comprobar que Disney prefirió echar mano de tecnología en lugar de fichar a Sebastian Stan para el papel, como se venía rumoreando.

Hace años que el parecido físico del actor marvelita con Hamill provoca teorías sobre el regreso a la saga warsie de un Luke joven, interpretado por Stan. Hasta el propio Hamill se ha referido a él jocosamente como su hijo y lo ha troleado por su cumpleaños.

Pero, más allá de bromas, Stan sigue labrándose una de las carreras más estables y sólidas de Hollywood. Entre sus proyectos futuros, está The Brutalist, de Brady Corbet, con Vanessa Kirby, Marion Cotillard y Mark Rylance; y Fresh, en la que comparte protagonismo con Daisy Edgar-Jones (Normal People) y por la que ya está acaparando elogios en Sundance. Por no hablar de las aventuras que le quedan por vivir con el brazo biónico de Bucky, en pequeña (y tal vez gran?) pantalla. 

Puede que sea difícil de conocer, que tenga semblante serio y pinta de ermitaño. Puede que hasta al FBI le cueste descifrarlo. Y, tal vez por eso, se le dan tan bien los personajes oscuros, trastornados, irredimibles, como Bucky, el soldado que lo ha catapultado a la fama mundial, o ese Tommy Lee incatalogable. No estaban equivocados sus compañeros de pupitre en sus predicciones, ni Haneke cuando lo fichó con tan solo 11 años. Bendita cara de asesino en serie. 

Falcon y el Soldado de Invierno está disponible en Disney+.

Coordinadora de series 'Cinemanía'

Con un nombre susceptible de ser olvidado, muchos se refieren a mí como la chica del cine y las series, y desde 2016 escribo sobre ellas en CINEMANÍA. Estudié Periodismo en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y tengo un Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo, donde ahora imparto la asignatura Información Cinematográfica. Nunca dejaré de volver a ver 'Friends'.

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