El episodio de 'The Last of Us' que hizo llorar al creador: la historia de Bill y Frank más allá del videojuego

El tercer episodio de la adaptación se desvía del relato original en una de las mejores piezas de televisión del año.
Nick Offerman (Bill) y Murray Bartlett (Frank) en 'The Last of Us'
Nick Offerman (Bill) y Murray Bartlett (Frank) en 'The Last of Us'
HBO
Nick Offerman (Bill) y Murray Bartlett (Frank) en 'The Last of Us'

[Este artículo contiene SPOILERS de 'THE LAST OF US' 1x03]

El tercer episodio de The Last of Us, titulado "Mucho, mucho tiempo", llegó precedido de cierta expectación a raíz de las primeras críticas de la serie, donde era resaltado como una de las mejores entregas de la adaptación del videojuego que emite HBO, con segunda temporada recién asegurada. Además, las expectativas eran altas porque este episodio, escrito por el showrunner Craig Mazin y dirigido por Peter Hoar, se distanciaba de lo ya conocido por los jugadores del título original.

En el juego, los protagonistas Joel y Ellie recibían la ayuda de un contrabandista llamado Bill que les ayudaba a reparar un automóvil con el que proseguían su camino en busca de Tommy y los Luciérnagas. Se daba a entender que Bill había tenido un "compañero" que se había suicidado, y no era hasta que Ellie encontraba unas revistas de porno gay en el coche que el significado de la palabra quedaba del todo claro. The Last of Us lleva ese detalle a un nuevo nivel con una conmovedora historia de amor.

El romance de Bill y Frank en 'The Last of Us'

Nick Offerman y Murray Bartlett son los encargados de interpretar a Bill y Frank, ese compañero que en el juego solo aparecía ya muerto. Solo se veían sus piernas colgando del techo, ahorcado. En cambio, en la serie tenemos tiempo para conocer a Frank y la relación que mantiene con Bill a lo largo de un dilatado flashback que ocupa la mayor parte del tercer episodio. Mientras Joel (Pedro Pascal) y Ellie (Bella Ramsey) van camino de su casa-fortaleza, la serie vuelve a 2003 con el inicio de la pandemia por Cordyceps.

Pedro Pascal y Nick Offerman en 'The Last of Us'
Pedro Pascal y Nick Offerman en 'The Last of Us'
HBO

Bill (Offerman) vive en Lincoln, un pueblo en la cercanía de Boston, que está siendo evacuado por el ejército. Pero ir con el resto de vecinos no entra en los planes de Bill: él llevaba años preparándose para un cataclismo de cualquier tipo y lo sucedido le permite aprovechar su búnker de supervivencia, donde se esconde hasta que el pueblo queda desierto. Una vez completamente solo, se pone manos a la obra. Acumula combustible, herramientas, alimentos y todo lo necesario para sobrevivir como el único habitante del pueblo. 

Con todo el recinto protegido por una valla electrificada, videocámaras de seguridad y trampas muy eficaces para liquidar a cualquier infecto que merodee por la zona, Bill podría haber pasado el apocalipsis entero en soledad. Hasta que, ya en 2007, llega a su vida Frank (Bartlett), un superviviente de Baltimore que cae en una de sus trampas (afortunadamente, de las no letales). Después de la comprensible duda inicial, Bill decide invitarlo a una ducha y una deliciosa cena de conejo bien maridada.

Aunque los dos hombres barbudos no podrían ser más distintos (Bill es callado y taciturno, Frank locuaz y alegre), la chispa de su conexión se aviva cuando el segundo se lanza a tocar al piano como buenamente puede la canción Long Long Time de Linda Ronstadt que da título al episodio. Es el golpe más certero para derrumbar la fortaleza emocional de Bill, lo que pronto lleva a un beso en los labios y una tierna escena de sexo antes de la cual Frank deja claro que no se acuesta con cualquiera; si siguen adelante, se quedará unos días más.

Así sucede. The Last of Us plantea otra serie de elipsis para mostrarnos la relación de pareja de Bill y Frank a lo largo de los años de manera honesta y conmovedora: sus buenos momentos y sus discusiones, su compenetración y sus choques en un relato de amor y convivencia que está llamado a cubrir de premios Emmy a sus artífices. Años después, Frank establece contacto por radio con Tess (Anna Torv). Es la primera piedra de una relación de confianza y suministros, codificada musicalmente, a la que Bill, receloso de todo contacto con el exterior, se opone.

Los años siguen pasando y, por desgracia, la vida de Bill y Frank no queda imperturbable. Un asalto de supervivientes armados, incapaces de sortear las medidas de protección de Frank, se salda con un disparo en su torso que debe ser atendido por Frank. Tiempo después, es él quien debe moverse en una silla de ruedas tras caer enfermo de párkinson, probablemente. Esta situación acabará llevándole a considerar el suicidio asistido, que le pide a su pareja en una escena desgarradora.

Bill termina aceptando la voluntad de su pareja, que quiere pasar un último día de vida perfecto (y casarse) con él. Pero, acostumbrado a planearlo todo y tomar sus propias decisiones, lo prepara de tal forma que también acaba quitándose la vida junto a Frank. Deja una carta preparada para que Joel sepa lo sucedido y pueda tomar todo lo que necesite de sus pertenencias. El plano final del episodio, con la canción de Linda Ronstadt sonando de fondo, muestra la ventana abierta del dormitorio donde Bill y Frank se vieron por última vez y para siempre.

Ampliando el juego con corazón

Con sus 75 minutos de metraje, ya de por sí resulta excepcional dentro del panorama de las series. No obstante, según Mazin el primer montaje del episodio alcanzaba las dos horas de duración. "Lloré muchísimo al verlo. Incluso dije en voz alta: "Ouch". Me dolió físicamente", cuenta Craig Mazin en Deadline sobre su experiencia cuando vio el primer corte que le presentó Hoar. 

"No podíamos entregar un episodio de dos horas, pero en HBO fueron tan amables como para dejar que nos pasáramos un poco [de la duración estándar]", explica Mazin. Hoar, experimentado director de series como Daredevil, The Umbrella Academy o It's a Sin, no recuerda en Entertainment Weekly que su montaje fuera tan largo. "Presenté unos 77 minutos porque me sentía culpable, pero Craig [Mazin] me dijo que metiera todo lo que había cortado porque era muy bueno".

"Es uno de los guiones más hermosos que he leído nunca", añade Neil Druckmann, coautor del videojuego original, sobre el guion escrito por Mazin. "Es como una historia de amor preciosa y sorprendente puesta en medio de La carretera, de Cormac McCarthy", ha definido Nick Offerman la intensa experiencia en declaraciones para EW. "Estamos en nuestro propio mundo", añade Bartlett. "Somos una peli de Sundance en medio de una serie alucinante". 

"La idea era enseñar cómo podía funcionar la relación entre dos personas con visiones muy distintas sobre el amor", aporta Mazin. "Con sus diferentes formas de amor, tanto hacia fuera como hacia dentro, creamos una especie de clave temática para toda la serie. Toda relación que veamos de aquí en adelante permite sentir a Bill y Frank latentes dentro de cada personaje".

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