La segunda temporada de The White Lotus (HBO Max) nos ha trasladado a otro de los centros de la cadena hotelera más célebre de la televisión actual. La isla de Sicilia (Italia) se convierte ahora en el telón de fondo de las desventuras de los huéspedes y los trabajadores de este nuevo alojamiento, donde hemos podido conocer más sobre las costumbres y tradiciones autóctonas, como la leyenda en relación a unos jarrones con forma de cabeza.
El personaje de Ethan, interpretado por Will Sharpe, preguntaba a uno de los trabajadores del emplazamiento la presencia de estos objetos ornamentales. Un hecho relacionado con la Testa di Moro (Cabeza de Moro), una historia que lleva siglos inspirando a los artistas sicilianos y era explicada por el empleado. "La historia es que vino un moro aquí, hace mucho, y sedujo a una lugareña. Pero ella descubrió que él tenía mujer e hijos en su país. Y como le había mentido, ella le decapitó".
En la actualidad, el jarrón simboliza una advertencia a los maridos para que sean fieles a sus mujeres. Una leyenda muy compartida aún entre los sicilianos y de la que tan solo conocíamos en la serie los elementos principales.
La leyenda siciliana
Según la tradición compartida históricamente por el boca a boca de los habitantes de Sicilia, los hechos ocurrieron en el año 1100 después de Cristo, bajo el dominio musulmán de la isla. En el barrio árabe de Al Hàlisah, en la ciudad de Parlermo, ocurrió una de las historias más trágicas de Italia.
Allí habitaba una joven y solitaria doncella siciliana, centrada en el cuidado de las plantas de su balcón, quien cayó rendida ante el cortejo amoroso de un moro que pasaba por el lugar. La pasión se apoderó de ella y comenzaron una ardiente relación.
Sin embargo, el moro mintió a su enamorada, puesto que tenía mujer e hijos, por lo que debía regresar con ellos a su patria. Un hecho que provocó la ira de la siciliana, quien decidió vengarse de él. Así, una noche le golpeó mortalmente y le decapitó, creando con la cabeza de su amante un jarrón y colocando en su interior un brote de albahaca. Una planta que creció ante los ojos de todos, después de que la situara en su balcón.
El olor tan agradable de la planta supuso la envidia de todos los vecinos, quienes mandaron fabricar jarrones similares, donde poder situar sus plantas. Casi mil años después, esta cerámica se ha convertido en uno de los souvenirs favoritos de los turistas, encontrándola en diferentes formas y colores. Una historia de amor, despecho y venganza, que se ha convertido en una de las leyendas más reconocibles de la isla italiana.
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