‘Vikingos: Valhalla’: El spin-off de ‘Vikingos’ se reinventa a sí mismo siendo fiel a su esencia

Netflix estrena los ocho primeros episodios de una serie cuyos nuevos personajes y trama enganchan a partes iguales
Imagen promocional de 'Vikingos: Valhalla'.
Imagen promocional de 'Vikingos: Valhalla'.
Netflix
Imagen promocional de 'Vikingos: Valhalla'.

Europa, siglo XI. Las hazañas de Ragnar Lothbrok ya son solo leyendas. 100 años después de sus memorables proezas, los vikingos están repartidos por el territorio, especialmente en Inglaterra. El rey inglés Etelredo II ve una amenaza para los sajones en el avance de estos asentamientos y los extermina masivamente con la Masacre del Día de San Bricio.

Con esta premisa arranca Vikingos: Valhalla, el spin-off de la aclamada Vikingos, estrenado en Netflix el 25 de febrero. La nueva aventura nace de la venganza, un concepto que siempre movió e impulsó a estos guerreros. Una venganza contra los ingleses, pero que también crece dentro de las filas vikingas, desatando una enorme guerra civil.

Tráiler de ‘Vikingos: Valhalla’

Una primera temporada de ocho capítulos con los que Jeb Stuart recoge el testigo de Michael Hirst y nos vuelve a introducir en este universo lleno de aventuras, luchas sanguinarias, amor, saqueos y referencias históricas. ¿Ya has visto Vikingos: Valhalla? Te contamos lo que nos ha parecido a nosotros. Aviso: CONTIENE SPOILERS.

Unos personajes y trama con los que empatizar

Un fuerte punto a destacar de este esperado spin-off, y que lo diferencia de la serie original, es que desde un principio nos ofrece una historia y unos protagonistas de los cuales no podemos apartar la atención. Si en Vikingos algunos tuvieron que esperar varios capítulos o incluso temporadas para adentrarse en la trama o encariñarse con algún personaje, Vikingos: Valhalla no peca de falta de ritmo ni de no tocar corazones.

Prueba de ello son el grupo de groenlandeses, liderados por los hermanos Leif Eriksson (Sam Corlett) y Freydis Eriksdotter (Frida Gustavsson). Fieles, humanos, devotos de las antiguas tradiciones religiosas, acuden a Kattegat únicamente para vengar a Freydis y acaban quedándose para salvar a todo el pueblo vikingo. Inolvidable también el dúo que forman Leif y el príncipe Harald Hardrada (Leo Suter), dos hombres muy distintos pero con una visión común de paz y hermandad entre los suyos que nos regalan tanto momentos emocionantes como cómicos a lo largo de los diferentes episodios.

Sam Corlett como Leif Eriksson en 'Vikingos: Valhalla'.
Sam Corlett como Leif Eriksson en 'Vikingos: Valhalla'.
Netflix

Demostrando una vez más, como en Vikingos, que ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos, también resultan fascinantes los personajes más ambiciosos y despiadados como el rey Canuto (Bradley Freegard), a quien se le echa de menos en los últimos capítulos) o Godwin (David Oakes) por la manera en la que están construidos, las razones por las que se mueven y la humanidad e inteligencia que muestran en sus acciones.

Dos grandes e inolvidables batallas

La primera temporada de Vikingos: Valhalla se vertebra en torno a dos grandes conflictos: el de los vikingos contra los ingleses (que ya conocíamos) y el nuevo que se crea dentro del pueblo escandinavo al haber cada vez más conversos al cristianismo entre sus miembros.

Dos grandes batallas son el resultado último de ellos. La primera tiene lugar en Londres, en unas inolvidables secuencias en las que una vez más los vikingos hacen gala de su inteligencia y sus múltiples métodos de saqueo y conquista, tanto físicos como mentales. 

Si ya Vikingos nos sorprendía temporada a temporada con nuevas estrategias de usurpación de nuevos territorios, su spin-off no ha querido ser menos: desde la infiltración de dos de ellos entre los ingleses por unas horas o la manipulación del rey Edmundo (Louis Davison), hasta las espectaculares secuencias en torno al puente de la ciudad y su posterior caída con unos efectos especiales de gran nivel.

La segunda batalla se desarrolla en Kattegat, esa ciudad a la que vimos tantas veces en la ficción original y que ha prosperado con los años hasta convertirse en un enclave comerciante de referencia para los vikingos. Esta vez, Leif y compañía ayudarán a la condesa Haakon (Caroline Henderson) a defender la ciudad en contra del fiero ataque del conde Kare (Asbjørn Krogh Nissen), exterminador de vikingos paganos, y Olaf Haraldsson (Jóhannes Jóhannesson), un cristiano que solo se mueve por intereses personales.

Una vez más, vemos como las traiciones y cambios de bando siguen desarrollándose entre las filas vikingas. Aunque aparentemente tengan un enemigo común, el anhelo de poder y las desavenencias religiosas hace que sigan matándose entre ellos en luchas sanguinarias tan bien ejecutadas como la de Freidys y sus amigos contra uno de los hombres de Kare. Dos minutos de combate perfectamente coreografiado, con el que la ficción sorprende y mantiene al espectador con el corazón en un puño.

Referentes dentro y fuera del universo ‘Vikingos’

Si bien era de esperar que Vikingos: Valhalla presentara elementos en común con su predecesora, ya que además fue encargada para “percibirse con nostalgia”, las referencias a la serie original son constantes. Desde las menciones a Ragnar Lothbrok y sus hijos Björn Ironside e Ivar el Deshuesado o la presentación de la reina Emma de Normandía (Laura Berlin) como descendiente de Rollo, hasta las similitudes de sus personajes con los de la precuela: Freidys convirtiéndose en una doncella escudera tal y como lo fue Lagertha o el conde Kare obsesionado con Cristo del mismo modo en el que lo estaba Floki con Odín o Thor son algunos de los ejemplos.

Del mismo modo, también se pueden encontrar similitudes con otras ficciones fuera del mundo vikingo que ya conocíamos. Son constantes las de Juego de tronos por sus estrategias y juegos de poder y su parecido entre algunos protagonistas: ¿no es el joven, inestable y pedante rey Edmundo un hermano vikingo del rey Joffrey Baratheon? ¿No es su consejero Godwin tan escurridizo, traidor y vendido al mejor postor como Meñique? 

Otro ejemplo está en las primeras apariciones del conde Kare y sus hombres “cazadores de vikingos paganos”, que no dejan de llevarnos de vuelta a El señor de los anillos y a esos nazgül con capuchas negras que buscaban sin descanso a Frodo y a su anillo único para darle muerte.

Avance en la expresividad de su mensaje

Vikingos: Valhalla avanza tanto en línea temporal como en la expresividad de los mensajes que quiere transmitir, en este caso a través de sus protagonistas, que se muestran más emocionales y habladores. Esta vez, los discursos son más claros, inspiradores y llenos de fuerza y se acontecen en diferentes situaciones: en la previa de un combate para el empoderamiento y la cohesión de un ejército, en un momento de exaltación religiosa o en una declaración de amor en la cama, entre otras.

“Los verdaderos vikingos siempre buscan la gloria” es una de las frases pronunciadas en esta primera temporada, unas palabras que resumirían al espíritu que mueve al pueblo escandinavo desde sus orígenes. Pero, ¿qué es exactamente la gloria? ¿Cómo se siente? ¿Es diferente para cada vikingo? Vikingos: Valhalla reflexiona sobre ello y sobre si todo es válido para conseguirla.

Como ocurriera como Vikingos, el spin-off se carga de referencias históricas reales, para deleite y aprendizaje de sus espectadores: la existencia del vikingo navegante Leif Erikson, uno de los primeros europeos en llegar a América del Norte, o Harald Hardrada, rey de Noruega, son solo algunas de ellas. Incluso hay ciertos indicios del ataque al puente de Londres, aunque no esté reflejado en las crónicas anglosajonas. 

Del mismo modo, también es cierto que esta secuela continúa romantizando e idealizando algunas situaciones y personajes, adaptándolos a los cánones actuales, y nos sigue mostrando a unos vikingos y vikingas exageradamente atractivos, perfectos, a los que no parece salírseles un pelo del moño después de dos horas de batalla y una herida de arma blanca.

Unas excelentes interpretaciones, una trama que no deja tiempo al aburrimiento en unas bellas localizaciones y unos grandes efectos especiales, todo ello enmarcado en una ficción cargada de pasado histórico. Vikingos: Valhalla ha venido para quedarse y todo apunta a que lo hará durante al menos tres temporadas. Lo que está claro es que ese final tan impactante de un Leif que ha perdido a su amor Liv (Lujza Richter) y que parece que va a dar rienda suelta a su espíritu más bárbaro y atroz en medio de la batalla solo nos ha dejado con ganas de más.

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