Los helados son sin duda uno de nuestros grandes aliados en verano contra el calor, y es que además de refrescantes, se trata del postre preferido de muchos en cualquier época del año.
Cualquier época del año es buena para comer helados, no te vamos a decir lo contrario, aunque sin duda el verano es su momento cumbre, y es que no hay una manera más deliciosa de refrescarnos.
Existen muchas dudas, y también mitos, en torno a los alimentos. ¿Alguna vez te has preguntado si el helado tiene fecha de caducidad? Aunque pensemos que está congelado y que no puede estropearse o perder sus propiedades, lo cierto es que al igual que otros alimentos, los helados también pueden ponerse malos.
¿Caducidad o consumo preferente?
En primer lugar, cabe recordar cuál es la diferencia entre la fecha de caducidad de un producto y la de consumo preferente. La primera se utiliza en alimentos, generalmente frescos, que pueden suponer un riesgo para la salud si se consumen pasada esta fecha, como ocurre con el pescado o la carne.
En cambio, la fecha de consumo preferente significa que, pasada la misma, los alimentos pueden perder calidad o propiedades, como la textura y el sabor, pero no suponen un riesgo biológico ni de seguridad alimentaria para el consumidor.
¿Se han formado cristales?
En el caso de los helados, el etiquetado no indica una fecha de caducidad, pero sí una de consumo preferente, al igual que en la mayoría de productos que no son perecederos.
No obstante, como explica el dietista-nutricionista, Daniel Ursúa, a Maldita Ciencia, cualquier producto se estropea con el paso del tiempo. "Si tiene proteínas y agua, más todavía. Los microorganismos, para crecer, necesitan actividad de agua, es decir, que haya algo de agua en su entorno", subraya al citado medio.
Por tanto, los helados de tipo crema suelen tardar de cuatro a seis meses en ponerse malos, mientras que los de tipo polo pueden aguantar un poco más en el congelador. En cualquier caso, dependerá del tipo de helado, y de los ingredientes que contenga.
Además, hay que tener en cuenta que si está abierto y se vuelve a guardar, como por ejemplo los que son de tipo tarrina, el riesgo de que proliferen los microorganismos es mayor. En este sentido, una forma de comprobar si está en mal estado es ver si tiene cristalización, esto es, si se han formado cristales en la tarrina o en la superficie del helado.
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