La curiosa historia de por qué hay una almeja gallega que se llama "japónica"

Uno de los productos más apreciados de las rías gallegas son sus almejas, pero hay varios tipos
Uno de los productos más apreciados de las rías gallegas son sus almejas, pero hay varios tipos
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Uno de los productos más apreciados de las rías gallegas son sus almejas, pero hay varios tipos

De las distintas especies de almejas que puedes encontrar en nuestro país, hay una que llama especialmente la atención por su curioso origen. Hablamos de la almeja japónica o japonesa, cultivada principalmente en las costas gallegas.

Esta especie es fácil de distinguir, gracias al color de su concha, que presenta las tonalidades más oscuras que otras variedades. Además, las líneas y surcos de la superficie están muy marcadas, por lo que es todavía más fácil de identificar gracias a su textura rugosa.

Se trata de la variedad más económica de todas y es una muy buena elección para cocinar platos donde es protagonista, con bases de fideos, arroces, legumbres o incluso en calderetas o platos con pescado.

¿Cómo llega una almeja japonesa a España?

La almeja japonesa o japónica es una especie exótica que se introdujo en Europa en la década de 1970 y en la actualidad conforma la gran mayoría de la producción europea de almejas. 

Pero estas almejas no llegaron a España desde Japón, sino desde Canadá. La japónica llegó a las costas canadienses del Pacífico, donde se introdujeron accidentalmente 40 años atrás: llegó por error cuando se intentaba introducir semilla de ostra. 

Fue desde Canadá desde donde esa variedad dio el salto hasta Europa, haciendo de las costas de Francia su primer hogar. De allí, la especie se ha dispersado por amplias zonas de las costas europeas, ayudada por el hombre, debido a sus ventajosas características. Desde Italia, donde se había instalado en las lagunas de Venecia, llegaron a Galicia los primeros lotes de japónica. 

Recogida de marisco en Vigo, Galicia
Recogida de marisco en la Ría de Vigo, Galicia
Getty Images

Una especie con mala fama

La almeja japónica ha sido un salvavidas para el sector marisquero gallego, pues sus grandes ventajas han permitido mantener la producción en masa durante momentos difíciles. Sin embargo, en el momento de su llegada al país, hace 40 años, recibió el rechazo de muchos. 

La japonesa era una almeja extranjera, a la que se acusaba de todo tipo de pecados. Algunos incluso la culpaban de exterminar otros mariscos gallegos. 

Según el CSIC, es cierto que, en muchas localidades, la especie se ha naturalizado y ha desplazado a las especies autóctonas de interés marisquero, como la almeja fina y el berberecho. Esto se debe principalmente a dos razones. Lo primero es que su ritmo de crecimiento es muy rápido, lo que la convierte en una especie muy rentable para la producción. Además, su alta resistencia le permite sobrevivir a los problemas que sufren las rías, como la llegada de parásitos y otros problemas que han tenido un efecto devastador en los moluscos autóctonos. 

Otras ventajas acompañan a este tipo de almeja, original de Japón. Su carne es más dura que la de otras especies y es, además, más resistente cuando está fuera del agua, lo que alarga su durabilidad. Esta última característica es una ventaja para el transporte y para mantenerla en casa en el frigorífico, pues llega a aguantar durante 4 o 5 días.

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Ana Plaza
Redactora 20Minutos

Nacida en Murcia, se trasladó a Madrid para estudiar el doble grado de Periodismo y Humanidades, en la Universidad Carlos III de Madrid. Actualmente cursa el cuarto curso de esta carrera, centrándose en ramas como la literatura, la historia y la filosofía, y otros temas como la política y la moda. Actualmente colabora en las secciones de Mujer y Gastronomía del diario 20minutos mientras mantiene colaboración con revistas y proyectos universitarios.

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