Empanadillas al horno: dos ingredientes que les darán mucho más sabor

Las empanadillas son una masa fina (al contrario que la empanada) y rellena de forma semicircular. Lo tradicional ha sido freírlas en aceite, pero si queremos mejorar su sabor y reducir su carga de calorías, mejor al horno.

Cuando vayamos a hacer empanadillas al horno es fundamental saber cómo cocinarlas para que no se abran al cocinarlas. Lo primero es que el relleno esté bien frío al armarlas. Para ello las dejaremos media hora en la nevera antes de cocinarlas.

Luego hay que forrar la bandeja en las que las vayamos a cocinar con una hoja de papel de horno. El horno tiene que estar bien caliente, así que lo precalentamos.

De ese modo será mucho más improbable que nuestras empanadillas se rompan. Luego sólo quedaría pintar con huevo batido por encima de cada empanadilla y meterlas al horno durante 30 minutos a 190ºC hasta que se doren.

La importancia del sofrito

Rellenos para las empanadillas existen tantos como queramos imaginar. Nos van a servir sobras (o no) de cualquier tipo: de verduras, de huevo cocido, de atún, de carne... Pero de un modo u otro es básico el sofrito.

Casi todas las empanadillas llevan un buen sofrito de verduras; básicamente, pimiento, tomate y cebolla. Es un ingrediente fundamental para hacer buenas empanadillas. Más sabroso aún si además le añadimos aceitunas troceadas.

El sofrito consigue que el relleno de cada empanadilla sea más jugoso. Además, ayuda a que luzca el ingrediente principal que elijamos, ya sea carne o pesado.

Cuando nuestra empanada al horno vaya a ser de carne, debemos evitar las carnes magras. Si aún así es lo que tenemos a mano, vendrá muy bien -para hacerla menos seca- marinarla o mezclarla con panceta.