¿Es el pan con tomate un invento catalán o murciano? Vuelve el viejo debate por culpa de 'The New York Times'

"Tomata de Penjar d’Alcalà de Xivert", una variedad de tomate especialmente pensada para hacer pan con tomate
"Tomata de Penjar d’Alcalà de Xivert", una variedad de tomate especialmente pensada para hacer pan con tomate
Asociación Tomata de Penjar d’Alcalà de Xivert
"Tomata de Penjar d’Alcalà de Xivert", una variedad de tomate especialmente pensada para hacer pan con tomate

Llevo más de veinte años en Barcelona. Con el pan con tomate he tenido exactamente los mimos problemas que con el catalán: cero. Mejor empezar así por si alguien cree que hay un CDR gastronómico que vigila que nadie use tomate rallado para prepararlo o que supervisa casa por casa el orden de los ingredientes. 

De existir, la verdad es que tendría muchísimo trabajo: es realmente difícil encontrar un pan con tomate normativo en algún bar o restaurante de por aquí.

¿Pan con tomate?, te suelen preguntar al pedir cualquier bocadillo. Al principio, recién llegado, extrañaba. Pero la verdad es que ahora se echa de menos si no está. 

Esa versión y la premium con pan de cristal y a precio de tomates traídos de Marte son dos de las que más se estilan de ese bonito deporte de restregar un tomate sobre pan. La segunda, al menos en Barcelona, suele darse mucho en lugares turísticos. Y no hace falta ni decir que la pureza de la receta ni está ni se la espera.

El caso es que la reciente polémica con The New York Times ha hecho que vuelva a proliferar un comentario clásico cada vez que se habla de esta receta. Aseguran algunos que en realidad el pan con tomate no es un invento catalán, sino que su origen está en Murcia. Una afirmación que más que cuestionar origen o pretender investigar sobre historia gastronómica, tiene mucho de querer tocar las narices.

Desde Murcia a Barcelona

Reconozcámoslo, no pasa nada. De hecho, ahora que no nos oye nadie, confieso que yo también he usado eso de origen murciano del pan con tomate cuando alguien se ha puesto más intenso de lo tolerable con el tema. Su efectividad a la hora de cabrear a interlocutores catalanes as magnífica.

Bromas al margen, lo cierto es que el origen de los platos siempre suele ser dar pie a muchas polémicas y reivindicaciones territoriales. Pasa, por ejemplo, con la tortilla de patata que en Badajoz reclaman como propia, por mucho que la información histórica disponible diga que no es así.

Pero es que la cosa se complica aún más si hablamos de algo tan popular como frotar un tomate contra un pan. Cocina de aprovechamiento y supervivencia en estado puro y sin muchos miramientos: el pan estaba duro, sobraban tomates. ¿Realmente es posible determinar el lugar y momento exacto en el que alguien tuvo esta feliz idea? Cuesta creerlo.

Lo que sí se puede hacer es sumergirse en viejos recetarios y publicaciones para buscar las primeras referencias a este plato, receta, costumbre o como queramos llamarle. 

1884, la primera referencia del pan con tomate en un libro

Dicen los disidentes murcianos que fueron los emigrantes de la zona que en los años 20 fueron a trabajar a Barcelona quienes popularizaron esto del pan con tomate en la ciudad condal y, de paso, en el resto de Cataluña.

Y es verdad que lo de la tostada con tomate para desayunar se estila mucho por allí. De hecho, en Cataluña no es muy habitual que alguien se pida el café acompañado de pan con tomate, frente a la popular tostada -o media- de tomate por Murcia, la zona de Levante o Andalucía.

Pese al evidente arraigo de esa tostada de tomate por Murcia, en 1884 ya había una referencia a eso de ponerle tomate y aceite al pan. Así lo menciona Néstor Luján en su diccionario gastronómico, citando al escritor Pompeu Gener que, a finales del siglo XIX ya mencionaba este plato en uno de sus textos.

Es decir, 40 años antes del supuesto desembarco del pan con tomate traído de Murcia, ya hay referencias a esta forma de tomar el pan en Cataluña. Vaya, que no parece que haya demasiado margen para el misterio o para teorías que cuestionen el origen catalán del invento. 

Pese a ello, algo nos dice que seguiremos hablando de esta historia cada vez que, por lo que sea, el pan con tomate salte a los titulares.

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