Con la Navidad a la vuelta de la esquina, posiblemente el plan de fin de semana que tengas en mente pase por visitar las luces de tu ciudad, quedar con los tuyos y resguardarte del frío con planes de lo más caseros, que parece que apetece -aunque para gustos, los colores-.
Además de los villancicos y el alumbrado, otra de las consecuencias que tienen estas fechas son los kilos de más. Sí, volvamos a ponernos como objetivo de año nuevo comer mejor y hacer más deporte, porque lo que viene siendo privarnos de los infinitos manjares que se nos ponen delante de los ojos en estas fechas, no lo concebimos.
No es una buena fecha para ponernos remilgados con la comida, y ya ni siquiera hablamos de los grandes banquetes y las indecentes cantidades de turrón, polvorones y mazapanes que vamos a ingerir en estas fechas, sino que vamos por orden: primero vienen las palmeritas.
Da igual la edad que tengas, si te encuentras en el patio del colegio o si estás en mitad de la oficina; si son las nueve de la mañana o las 11 de la noche: nadie puede resistirse a una suculenta palmerita de chocolate.
Y sí, hablamos de ese dulce con forma de corazón que todos identificamos y que se ha convertido en el verdadero protagonista estas fechas de la localidad madrileña de Morata de Tajuña, que vuelve a ser este fin de semana el lugar de referencia con una nueva edición de su Feria de la Palmera.
Desde hace cinco años -aunque se trata de la cuarta edición ya que en 2020 el covid impidió la celebración de esta feria-, Morata de Tajuña organiza todo un fin de semana cultural alrededor de estos dulces. Y claro, no existe mejor reclamo.
"La feria supone una fuente de ingresos para todo el pueblo", aseguran desde La Dulcería Morata, uno de los obradores que hace las delicias en esta feria pero también el resto de días con sus elaboraciones.
Seis obradores, infinitos planes
El punto neurálgico de esta feria es la plaza Mayor de Morata de Tajuña, una localidad situada a tan solo 35 kilómetros de la ciudad de Madrid donde los seis obradores del lugar ofrecen sus deliciosas palmeritas, de las que se estima se venden unas 120.000 unidades únicamente durante la feria. Una auténtica locura.
Los días 11 y 12 de diciembre entre las 10 de la mañana y las seis de la tarde podríamos decir que son los días D y las horas H. ¿Que podemos visitar Morata cualquier otro día del año y comprar las palmeritas en los establecimientos de estos obradores? Pues también. Pero este fin de semana es una muy buena ocasiones para empaparnos de la cultura del lugar con un hilo conductor extremadamente delicioso.
Como en toda buena feria no pueden faltar ni la música en directo, ni los pasacalles, ni los hinchables ni las visitas guiadas. Ni en este caso las palmeritas, de las que se venden unos 60.000 kilos al año, que se dice pronto.
Palmeras de chocolate podemos comer en cualquier punto del país, pero claro, hay palmeras de chocolate y palmeras de chocolate, ni podemos ni queremos meterlas todas en el mismo saco pero, ¿qué es lo que hace ta populares a las palmeras de Morata de Tajuña?
Más blanditas y esponjosas
Cuando hablamos de las palmeras de Morata no hablamos de las típicas palmeras compactas con el hojaldre seco ni mucho menos, sino de un bollo blandito y esponjoso bañado en el mejor chocolate que es casi un invento de los dioses.
"Lo primero es elaborar un buen hojaldre", aseguran desde La Dulcería Morata, uno de los seis obradores participantes: "Para elaborar el hojaldre utilizamos harina de trigo, agua, un poco de sal y margarina, para que lo puedan consumir los alérgicos al huevo y las personas veganas".
"Para elaborar el hojaldre utilizamos harina de trigo, agua, un poco de sal y margarina"
Para conseguir la esponjosidad que caracteriza a estas palmeras se elabora un almíbar donde se baña el hojaldre. "La palmerita perfecta tiene que ser una buena masa blandita interior y un chocolate de calidad como por ejemplo el chocolate fondant. Que al morderla se te deshace en la boca", confiesan desde La Dulcería Morata.
Por su parte, desde Pastelería De La Torre, Loli asegura que lo más importante siempre es una materia prima de calidad. "El hojaldre es la parte más complicada de la palmera"
De la masa al baño
Las palmeras de Morata de Tajuña no se han ganado un puesto en el podio por casualidad. Para conseguir el mejor resultado, además de la mejor materia prima necesitamos completa dedicación en la elaboración.
"Para hacer el hojaldre creamos la masa y luego añadimos la mantequilla. Después hacemos dobleces y dobleces y dobleces para terminar pasándolo por la laminadora", asegura Loli De La Torre, la propietaria de otra de las pastelerías de Morata de Tajuña.
Desde La Dulcería desvelan, ni cortos ni perezosos el proceso de elaboración de sus palmeritas, paso a paso: "Una vez elaborado el hojaldre lo pasamos por una máquina que se llama laminadora para que se quede finita y dejamos reposar la masa mínimo una hora. Luego la enrollamos para poder hacer la masa para que salga la forma de la palmerita, la cortamos y la metemos en el horno para su cocción".
"El hojaldre es la parte más complicada de la palmera"
¿Cuánto tiempo deben cocer las palmeras para conseguir el resultado perfecto: "Dentro del horno de piedra la tenemos unos 15 minutos, y una vez cocidas las dejamos reposar para bañarlas en un almíbar, que eso es secreto profesional", bromean desde La Dulcería de Morata.
Una vez que ya se han emborrachado las palmeras, lo siguiente es bañarlas en los diferentes sabores.
El proceso de elaboración de estos manjares en Pastelería La Torre es muy similar, ya que según su dueña después de pasar la masa por la laminadora, el siguiente proceso es ir cortando los pedazos para crear las palmeritas, introducirlas en el horno, bañarlas en almíbar y darles la capa de sabor. Sin trampa ni cartón.
Ambos obradores coinciden en cuál es la clave para conseguir las mejores palmeritas, sean del sabor que sean: una materia prima de la mejor calidad.
Años y años de tradición y sabor
"La palmerita de Morata no es un hojaldre crujiente que al morderlo se desmigaja", aseguran desde La Dulcería, que confiesan que, a pesar de estar elaborada con hojaldre debe tener casi la textura de un bollo.
Por su parte, Loli De La Torre saca pecho del papel que ha jugado su pastelería en la popularidad de estas palmeras: "El primero que empezó a hacer estas palmeras fue mi padre. Tú hablas de una palmera de chocolate y te imaginas una palmera crujiente, de las que hemos comido siempre, pero en estas das el mordisco y te encuentras, el chocolate duro y te explota en la boca; debe tener una sensación blandita en la boca, y eso es lo que nos diferencia del resto".
"Mi padre, que siempre estaba de pruebas en el obrador, comenzó a mojar las palmeritas, porque no se vendían demasiado, y emborrachándolas triunfaron", asegura Loli, la actual dueña de Pastelería De La Torre.
Ya sean de Morata de Tajuña o de la Conchinchina, las palmeritas de chocolate son las palmeritas por excelencia, aunque no solo de chocolate viven estos duces.
En la Feria de las Palmeras de Morata de Tajuña podemos encontrar, además de las clásicas palmeras de chocolate otros sabores para llevarnos a casa un variado de esos que nos va a durar el primer asalto: "Nosotros elaboramos palmeras de chocolate crujiente, chocolate fondant, pistacho con relleno interior, chocolate blanco, glaseadas y caramelo aunque las más demandadas son las de chocolate fondant y las de pistacho", aseguran desde La Dulcería.
En la pastelería de Loli De La Torre podemos encontrar muchos sabores en común con los otros obradores de la localidad, aunque también tienen algunos de esos sabores que consiguen marcar una diferencia: "La palmera estrella es la de chocolate todo el año, pero tenemos otros sabores como chocolate blanco, glaseada, oreo o kinder", enumeran desde Pastelería De La Torre. Una auténtica locura.
Sin temor alguno a equivocarnos podemos afirmar que el planazo gastro este fin de semana está en Morata de Tajuña, y que seguir el olor que van dejando las palmeritas es una buena opción para, casi sin darnos cuenta, descubrir todos los encantos que ofrece este lugar. Chocolate blanco o chocolate negro, ¿por cuál empezamos?
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