Alcachofas a la romana, una receta perfecta para degustar una verdura distinta

Alcachofas a la romana ('carciofi alla romana').
Alcachofas a la romana ('carciofi alla romana').
WIKIPEDIA/C.Shen
Alcachofas a la romana ('carciofi alla romana').
Ficha Técnica DificultadFácil Tiempo50 minutos Raciones4 Calorías190 kcal

La alcachofa es una verdura única y distinta. Es singular y eso hace que despierte encendidos odios o apasionados amores. Entre estos últimos, los grandes chefs, que adoran esta planta herbácea que responde al nombre científico de Cynara scolymus.

No es un fruto, ni una raíz; tampoco la hoja de la planta. La alcachofa es una flor. Verdura versátil, sola o como guarnición, la podemos comer frita, asada, a la plancha, cocida e incluso, cruda en ensalada.

Cómo escoger las alcachofas

  • Más allá de qué procedencia preferimos, hay que llevarse las que tengan las hojas cerradas, el tallo duro y una textura firme y prieta. O de otro modo, elige las que sean compactas y tengan las yemas más gruesas. Serán las que más pesarán en relación a su tamaño.

¿Qué pegas le podemos poner? Más allá de su peculiar sabor (a quien no le gusta, no le gusta y punto) ocurre que hay que pelearse un poco con la alcachofa para llegar a su meollo. O sea, que hay que retirar capas y capas, hojas y hojas, hasta quedarnos con su corazón, que es lo que finalmente cocinaremos (no son la hortaliza más barata ni por precio ni por lo que acabamos usando).

Alcachofas de Tudela.
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Recetas hay muchas, pero esta vez traemos una italiana. Las Alcachofas a la romana puede servir para que muchos dejen el lado oscuro y aprecien el maravilloso sabor de la Cynara scolymus. 

Alcachofas a la romana

Ingredientes

Alcachofas (4)

Limón (medio)

Menta fresca

Perejil fresco

Ajo (1 diente)

Pimienta

Agua

Aceite de oliva virgen extra

Sal

Elaboración

1- Cogemos una cacerola honda en la que quepan ajustadas las cuatro alcachofas.

2- Cortamos la punta de las alcachofas. Retiramos hojas hasta quedarnos con el corazón, de un verde más claro. Quitamos la pelusilla del interior. Respetamos también el tallo, que sólo tenemos que pelar.

3- En un bol exprimimos medio limón y llenamos de agua. Ponemos dentro las alcachofas (así evitamos que se oxiden=ennegrezcan).

4- Picamos la menta, el perejil y el ajo (mucho).

5- Mezclamos las hierbas en un bol pequeño: menta, perejil, ajo, pimienta molida y una pizca de sal.

6- Escurrimos bien las alcachofas. Abrimos el corazón (presionando contra la tabla de cocina) y lo rellenamos con la mezcla de hierbas.

7- En la cacerola que reservamos al principio ponemos las alcachofas con la parte plana hacia abajo. Quedarán pegadas con los tallos hacia arriba.

8- Añadimos aceite en el fondo y el resto agua hasta la mitad de las alcachofas.

9- Ponemos al fuego, tapamos y cocinamos a fuego bajo hasta que casi no quede agua (o sea, hasta que las alcachofas estén tiernas), que serán unos 30-40 minutos.

10- Podemos comerlas recién hechas y calientes o guardar y tomarlas más tarde a temperatura ambiente.

Con qué maridan las alcachofas

Un mito en torno a la alcachofa dice que es muy difícil de acompañar con vino, casi imposible. Y no es verdad. Lo básico es evitar los tintos. Alguno lo hará bien, pero los sumilleres recomiendan probar otras fórmulas.

Mejor el color blanco, pero nada de suavidad y frutosidad. Los vinos que mejor maridan con las alcachofas son los que llaman vinos tranquilos. De menos a más seco, el cava, el fino y el amontillado.

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