No hay nada como comerse un buen plato de pasta en Italia, aunque, a pesar de no poder pasear por las calles del país de la bota y disfrutar de su gastronomía tanto como nos gustaría, estamos más que acostumbrados a comer muy a menudo sus platos más tradicionales.
La lasaña, la pizza, la pasta... la gastronomía italiana es un auténtico placer para el sentido del gusto que nos gusta disfrutar siempre que podemos y sin duda, la pasta es uno de sus platos estrella.
La versatilidad de este ingrediente nos permite preparar infinidad de recetas con aquellos ingredientes que más nos gusten. No existe ingrediente que no quede bien en un plato de pasta.
A pesar de existir infinitas recetas que podemos preparar si tenemos delante cualquiera de los tipos de pasta que existen -que no son pocos- siempre están las recetas de toda la vida que han triunfado, triunfan y triunfarán.
La pasta a la boloñesa, una buena carbonara... por muchas recetas que nos inventemos hay algunas son una religión.
La auténtica carbonara
Aunque fuera de las fronteras de Italia nos empeñemos en llamar carbonara a la salsa que elaboramos con nata y cebolla, no existe más carbonara que la que se prepara con pecorino, huevo y guanciale.
Una receta muy similar y popular en el país de origen de la pasta es la pasta alla gricia, una receta que a simple vista podemos confundir con la auténtica carbonara italiana pero que tiene una pequeña diferencia.
Es más que probable que si has visitado Italia hayas probado esa versión primaria de la pasta carbonara: la pasta alla gricia. Se conoce como pasta alla gricia a aquella que se prepara con queso de oveja, pimienta y guanciale, que es papada de cerdo curada. ¿Cuál es la diferencia con la carbonara? La ausencia de huevo.
Se trata de una receta clásica de la región del Lazio más ligera que la pasta carbonara que se elabora de una manera muy similar.
Pasta alla Gricia, la versión ligera de la carbonara
Para preparar esta primera versión de la pasta carbonara lo primero que tenemos que hacer, lógicamente, es poner la pasta a cocer con un puñado abundante de sal, y mientras ponemos la pasta al dente, vamos tostando la pimienta en una sartén durante un par de minutos.
En una sartén con un chorro de aceite ponemos a cocinar el guanciale cortado en cubos junto con la pimienta tostada, y una vez se haya dorado el guanciale. Una vez la pasta esté lista la añadimos a la sartén con el guanciale, junto con un cazo de agua de cocción.
Cuando esté alcanzando la textura que queremos, agregamos el queso pecorino y renovemos bien. Y ya el siguiente paso es el más fácil: disfrutar.
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