Tortitas frescas, coloridas y muy sabrosas para reponerse de los excesos del verano

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Estar fuera de casa, comer en una terraza y beber suele descontrolarnos un poco. Por eso es importante mantener a raya los alimentos poco saludables. Sí, hablamos de evitar esas tapas que automáticamente te hacen sentir que estamos hinchados y que alteran nuestro ánimo. No sé si es porque afectan a la microbiota o porque nos enfadamos cuando la ropa no nos cabe (aunque siempre se puede echar la culpa a la secadora).

Con el calor, gracias a Dios, se reduce la ingesta de calorías y pasamos a tomar alimentos que son más ligeros y nos dan un toque de energía para levantar ese ánimo que, en las horas en que las temperaturas son más altas, nos aplastan.

Parece ser que los últimos estudios hacen referencia a que la restricción calórica retrasa el envejecimiento al reducir la formación de radicales libres y comer más crudos mejora nuestra salud en general. Las enzimas sirtuinas implicadas en este proceso silencian muchas expresiones genéticas específicas, producen una disminución de los procesos metabólicos y la reparación del ADN, además del envejecimiento y la regulación de muerte celular programada.

Estos alimentos crudos nos brindan también un gran aporte de fibra prebiótica que nos ayuda a que nuestras bacterias intestinales produzcan más serotonina y de esa manera nos encontramos mejor. Y si los acompañas de una buena hidratación junto a la exposición adecuada de sol para producir más vitamina D, hará que estemos no solo más felices y descansemos mejor, sino que también disfrutemos más con mejor salud.

La naturaleza es muy sabia y nos proporciona los alimentos adecuados para estas temperaturas, sobre todo porque son muy hidratantes, bajos en calorías y con muchos colores.

Los mejores productos son los que nos da la naturaleza en esta estación, que suelen contener gran cantidad de agua. La uva por ejemplo, las verduras de hoja verde, las de color amarillo naranja, los frutos del bosque como las moras o las frambuesas son una muy buena opción porque tienen efecto antiinflamatorio, antioxidante, regulan la presión arterial y nos ayudan con la vasodilatación mejorando la circulación y en consecuencia a bajar la temperatura corporal.

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El rey de los crudos: el tomate, rojo que te quiero rojo

Si piensas en ensaladas piensas en un tomate rojo y jugoso con un sabor de esos de antes. El color de este delicioso fruto, cuando lo consumes en su maduración óptima y de cultivo ecológico, se debe principalmente a su contenido en carotenos y licopeno, que se encuentra en mayor concentración en la piel, con efecto antioxidante y protector del sistema cardiovascular.

Al tonificar el corazón, favorecen la circulación y la regeneración de tejidos. Pueden ayudar a reducir el riesgo de contraer cáncer de próstata y del tracto digestivo. Otro de los antioxidantes concentrados es el betacaroteno que nos ayuda a mantener sana la piel, tan necesario en estos días de calor y largas exposiciones al sol. También son ricos en quercetina, poderoso antioxidante responsable de su color rojo que tiene propiedades antidiabéticas, antioxidantes y anticancerígenas.

Existe el mito de que pelados son más fáciles de digerir, pero nada más lejos de la realidad. Si son de origen orgánico, nos podemos encontrar en ellos una cantidad sorprendente de antioxidantes, fibra y otros principios activos importantes para nuestra salud. Y con respecto a comerlo crudo o no, hay excepciones como el tomate, cuyo licopeno antioxidante es más activo cuando el tomate se ha cocinado.

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Receta para cuatro personas

OPCIONAL. 

Preparación

Puedes agregar kimchi, chucrut, chimichurrí o las mezclas de especias que publicamos la semana pasada. Si quieres darle un toque especial, prueba a ponerle unas rodajas de melocotón o albaricoques apenas salteados en la sartén.

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Bibliografía 

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