Como Gene Kelly bien sabe, es imposible no quedarse prendado de Debbie Reynolds prestando su voz a Jean Hagen en una Hollywood en plena transición del cine mudo al sonoro. Y encima Fred Astaire le enseñó claqué.
Un director desesperado (William H. Macy), un guionista bloqueado (Philip Seymour Hoffman), un actor pervertido (Alec Baldwin), un productor interesado (David Paymer) y un molino inexistente. Es lo más cerca que vas a estar de un set de Los Ángeles, pero en Vermont.
Puede que Mark Wahlberg sienta vergüenza por su papel de Dirk Diggler, actor de cine X inspirado en John Holmes, pero el filme que lanzó la carrera de Paul Thomas Anderson mira con acierto y sin prejuicios a la industria del porno.
Esta comedia negra sobre “el peor director de la historia” recoge la carrera de un cineasta heterodoxo (Johnny Depp) que se codeaba con Béla Lugosi y quería convertirse en Orson Welles. Y con él, reivindica el cine de terror y ciencia-ficción de serie B de los 50.
Y hablado de pésimos directores, James Franco se puso la melena de Tommy Wiseau e hizo del rodaje de 'The Room', un desastre audiovisual (ahora filme de culto), una hilarante oda al fracaso y a la excentricidad de su protagonista.
¿Hay algo que guste más a un académico que un filme que homenajea al Séptimo Arte? El romance en blanco y negro entre una estrella del cine mudo (J. Dujardin) y una del sonoro (B. Bejo) se rodó en formato 1:33, y guarda guiños a Hitchcock o 'Cantando bajo la lluvia'.
Ahora sí, hablemos de rodajes de verdad, como el de 'Tropic Thunder', una superproducción sobre la guerra de Vietnam. Basándose en su experiencia en 'El imperio del sol', Ben Stiller se ríe de la industria con un Robert Downey Jr. negro y un Tom Cruise bailongo y gordinflón.
Típico inconveniente que surge haciendo una peli de romanos en los 50: los comunistas secuestran a tu estrella. Los Coen arremeten contra el Hollywood clásico con Clooney, Brolin o Johansson entregados a la épica bíblica, al western hortera y al musical acuático.
Robert De Niro, Morgan Freeman y Tommy Lee Jones algo saben de rodajes. El trío de veteranos se pone a las órdenes de George Gallo ('Huida a medianoche') en el proyecto más ansiado del guionista, el remake de la película homónima de Harry Hurwitz de 1982. Si no te suena es porque solo unos pocos, Gallo entre ellos, vieron el filme original. En esta nueva versión, la historia sigue al productor Max Barber (De Niro), que para saldar una deuda con el mafioso Reggie Fontain (Freeman), decide realizar una película de acción con escenas de alto riesgo. Su retorcido plan consiste en provocar la muerte del protagonista, la vieja estrella Duke Montana (Jones), y cobrar el seguro.
“Recuerden que esto es una comedia”, escribió Fellini en varios papelitos que pegó cerca de los visores de las cámaras justo antes de arrancar el rodaje de 'Ocho y medio'. El equipo lo debía tener presente a la hora de captar el desmoronamiento de Guido Anselmi (Marcello Mastroianni), álter ego del director, un cineasta en plena crisis creativa que, bailando entre las expectativas del presente, los fantasmas del pasado y la fantasía onírica, firma su obra definitiva. En blanco y negro, y con la música de Nino Rota, Fellini también articuló su película más completa, que inspiraría 'Recuerdos', de Woody Allen, y se adaptaría como musical en 'Nine'.