Con la inestimable colaboración (carnal) de la novicia Bartolomea (Daphné Patakia), Sor Benedetta (Virginie Efira) pone patas arriba la Italia del siglo XVII con sus visiones místicas y su descarado lesbianismo. Una vez más, Verhoeven siembra la polémica mezclando sexo, religión, hogueras inquisitoriales y peste negra.
Yago GarcíaFatalmente obsesionada con Oliver Reed, sacerdote venal y contestatario en pugna con el cardenal Richelieu, Sor Jeanne (Va- nessa Redgrave) se entrega a depravados delirios orquestados con todo el exceso de Ken Russell. Inolvidable su clímax final: seguro que ese juguetito no lo tienen en tu sex shop de referencia.
Yago GarcíaNi siquiera los fríos del Himalaya pueden contra el ardor carnal. Si el convento dirigido por Deborah Kerr en esta película es un hervidero de deseos reprimidos, Sor Ruth (Kathleen Byron) se lleva la palma de unas bajas pasiones que florecen con el rojo ardiente de su pintalabios.
Yago GarcíaA lo largo de dos horas y media (una duración ajustada, tratándose de Rivette), esta adaptación de la novela de Diderot nos muestra los angustiosos padeceres de una Anna Karina obligada a profesar para tapar vergüenzas familiares. Su rodaje causó un tremendo escándalo en Francia, y estuvo a punto de quedar inédita.
Yago GarcíaEso del lesbianismo conventual y herético no lo ha inventado Verhoeven: en el último filme del director de 'La tía Tula', las amantes Sor Ana (Carmen Maura) y Sor Ángela (Mercedes Sampietro) emplean falsos estigmas para dar fama a su convento, amenazado de cierre durante el reinado de Felipe II.
Yago GarcíaMuy a pesar de la madre superiora Anne Bancroft, la psiquiatra Jane Fonda investiga un truculento caso de embarazo y posterior infanticidio en un convento. Las declaraciones bajo hipnosis de la víctima (Meg Tilly, nominada al Oscar junto a Bancroft) afirman que se trató de una preñez virginal...
Yago GarcíaNo podía faltar una de la Hammer, ¿verdad? A sus quince años, Nastassja Kinski toma los hábitos en una orden de poco fiar (el hecho de que su fundador sea Christopher Lee, clérigo excomulgado, debería darnos una pista) que aspira a usarla como receptáculo para la encarnación del demonio Astarot.
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