La tercera entrega de la saga cinematográfica sobre la intensa relación, con continuas idas y venidas, entre Tessa (Josephine Langford) y el complejo y atormentado Hardin (Hero Fiennes Tiffin) es la que menos ofrece, la más insustancial. Tiene como eje narrativo que ella va a instalarse en Seattle y a él no le seduce demasiado la idea. Deja en segundo término la reaparición del adicto padre de Tessa, el punto de partida. Al menos la historia, en la que hacen acto de presencia los celos, se anima en el tramo final en Londres. Eso sí, las revelaciones familiares se adscriben al culebrón excesivo.
(Diamond Films)La película ahora estrenada incide en la carga dramática, como manifiesta el encadenado de tragedias, problemas y razones para el distanciamiento (no vamos a hacer 'spoilers'). En este sentido, se construye sobre una base de excesos. Muestra que Tessa se cansa de la deriva de Hardin y se muda a Nueva York, ya que deciden darse un tiempo. En consonancia con el tono y con lo que ocurre, es la entrega con menor componente erótico. Lo más interesante reside en que se intuye la evolución y la mayor madurez de los dos protagonistas afrontando sus vidas por separado, aunque el bucle de su vínculo sigue ahí.
(Diamond Films)Sin duda se trata del filme más entretenido del imaginario basado en los libros de Anna Todd, lo que se debe a su juego con el enredo, la atracción, el sexo y el 'barro' al respecto. Destacan la noche de reencuentro y el humor desvergonzado del momento en la ducha truncado porque tienen que hacer de canguros. Se nota que detrás figura Roger Kumble, director de 'Crueles intenciones'. Esta primera secuela ratifica los rasgos vislumbrados en la original acerca de que lo de Tessa y Hardin es puro folletín/culebrón para adolescentes.
(Diamond Films)La propuesta más digna es la original, sobre todo por lo que evoca: la nueva etapa de la joven que sale de casa y entra en la universidad, la experimentación, el descubrimiento, las reticencias iniciales, los cambios, la tensión con el 'chico malo' que esconde la atracción mutua, el impacto del primer amor... Las citas literarias, rasgo de la saga alusivo al amor que viven sus protagonistas, chirrían pero le dan su toque. Sus momentos detenidos reflejan la inmersión y la intensidad juvenil en cuanto a sentimientos y sensaciones, aunque tienen la contrapartida de la redundancia (problema después endémico en la franquicia). Gustan los momentos de enfrentamiento con la novia anterior (de perfil opuesto a Tessa) y el giro con la traición, el golpe emocional y la culpa revestida de enamoramiento tiene su punto y su recorrido.
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