Sí, Bay hizo demasiadas películas de 'Transformers', pero solo porque era demasiado divertido hacerlas. Por algún motivo, no fue hasta esta quinta entrega que se cansó de la diversión: una donde entre otras ocurrencias la leyenda artúrica maridaba con un robot-mayordomo-ninja.
A. C.Este arranque del ranking va ser un muro de películas de la saga 'Transformers' duro de atravesar, así que aligeremos clarificando sus títulos para identificarlas: esta entrega es la de las pirámides de Egipto, la afectada por la huelga de guionistas de 2007 y en la que dos bolas de demolición forman los testículos de un robot.
D. D. P.El relevo de Shia LaBeouf a manos de Mark Wahlberg oficiaba de sintética carta de presentación para una nueva etapa en 'Transformers'. Adiós personajes de vulnerabilidad (más o menos) adorable, hola exceso pétreo y progresivamente estúpido sazonado con Dinobots.
A. C.¿Espectáculo de pirotecnia CGI sin sentido y abrasivo para las neuronas o fantasía de pixelación abstracta colindante con el arte moderno? La tercera entrega de 'Transformers', con su drama fuera de las cámaras –sale Megan Fox, entra Rosie Huntington-Whiteley– y su estridente zapatiesta delante de ellas, es la máxima plasmación de los valores artísticos de la saga, para lo bueno y para lo malo.
D. D. P.Ni siquiera Netflix pudo doblegar el Bayhem, dándole una cantidad industrial de dinero a nuestro hombre para que la portentosa secuencia inicial devorara (y eventualmente hiciera olvidar) el resto de la película. Por supuesto que Bay ya había percibido el potencial molón de los imanes antes de 'Fast & Furious 9'.
A. C.“No paramos. No paramos”. El leitmotiv de los protagonistas de la última película de Bay oficia de coartada filosófica para toda su filmografía, en un artefacto vertiginoso e irresistible que acaba irguiéndose de forma insospechada como bellísima carta de amor hacia Los Ángeles y sus gentes.
A. C.En su momento nos parecía que la doctrina del Bayhem no podía llegar más lejos en sus postulados de hacer la destrucción tan sexy como una gominola visual. Eran los primeros años del nuevo milenio y el cine de acción se abría tanto como los brazos de Will Smith encañonando sus pistolas para recibir la artillería pesada de Michael Bay en travelling circular constante al atardecer.
D. D. P.La película responsable de iniciar la saga que mantuvo a Bay más o menos cautivo durante el decenio posterior es también la más potable y la que mejor se sostiene como aventura de ciencia-ficción anabolizada, con una pizca de inocencia Amblin (los Autobots intentando esconderse en la casa) quizás rastreable hasta Steven Spielberg en la producción ejecutiva.
D. D. P.Entre película de 'Transformers' y película de 'Transformers', Bay se marcó una posible obra definitiva a costa de intuir que sus pretensiones adrenalíticas fluirían mejor cuanto más restrictivo fuera el periodo de tiempo de la acción. Su admiración por el ejército USA y su chovinismo atolondrado harían el resto.
A. C.Había dirigido videoclips de Tina Turner, Meat Loaf y Vanilla Ice cuando los superproductores Jerry Bruckheimer y Don Simpson se fijaron en ese muchacho de cabellos dorados llamado Michael Bay. Su ópera prima tomaba el cansado arquetipo de las 'buddy movies' para centrarse menos en las posibles diferencias de caracter entre los personajes de Martin Lawrence y Will Smith que en las escenas de acción over the top o en poner a Téa Leoni a brincar en minifalda imposible por los tejados de un edificio.
D. D. P.Suele decirse que solo merece la pena la primera parte, cuando el concepto scifi es el gran protagonista. Quizá se deba a que por desgracia en este nuestro mundo tienen mejor prensa las reflexiones sobre la condición humana que una buena persecución. O un buen cúmulo de persecuciones. Consecutivas.
A. C.El 'Titanic' de Michael Bay es una muestra perfecta de por qué Michael Bay nunca podría (ni debería) hacer 'Titanic'. Pero ni ese pochísimo triángulo de amor, ni esa imposible división en tres partes (siendo el clímax una venganza a sangre fría contra los japoneses) son capaces de aguar la contundencia del tramo central.
A. C.Una secuencia inicial de destrucción urbana antecedía a Bruce Willis persiguiendo a Ben Affleck escopeta en mano por haberse acostado con su hija. Y encajaba, claro. Esta concepción pirotécnica del drama de personajes, en combinación al meteorito como improvisada casa del terror, rubricaron una de las cimas de Bay.
A. C.A lo largo de toda la filmografía de Michael Bay hay una fascinación subterránea por el cine de los hermanos Coen (fíjate con qué frecuencia reutiliza a sus actores como secundarios) que floreció con todo su esplendor en esta comedia muy comedia, muy negra y muy basada en hechos muy reales donde Mark Wahlberg y Dwayne Johnson pusieron su testosterona al servicio de ejercitar nuestros músculos; en concreto, los de la risa incontenible.
D. D. P.Nicolas Cage y Sean Connery colándose en Alcatraz para desbaratar los malvados planes de Ed Harris es el tipo de gran espectáculo testosterónico-pirotécnico que forjaría el mito de Michael Bay como director. En su mejor película, además de contar con un concepto atractivo, un reparto a prueba de balas y colaboraciones no acreditadas de Tarantino al guion, demostró su facilidad para hacer plausible el exceso prolongando el clímax hasta lo inhumano con una frenética persecución de coches por San Francisco.
D. D. P.