Admitámoslo, nadie querría ser C-3PO. Para ser alguien que se dedica a las relaciones cibernético-humanas no anda sobrado de habilidades sociales. Cobardica, inoportuno, con el “te lo dije” siempre en la boca, resulta tan irritante que si no fuera por su dura aleación metálica darían ganas de darle una colleja. Sin embargo, a pesar de ser un lastre por su pobre articulación, con traje dorado o a medio hacer, no ha faltado en ninguna película. Y por eso abre la lista precisamente. Pieza imprescindible, tuvo el coraje de asumir el papel más incómodo.
¿Era la Fuerza, o solo era una escoba? En la última escena de Star Wars: Los últimos Jedi, este niño esclavo del planeta Canto Bight engrosó las filas de esos secundarios de Star Wars cuyo tiempo en pantalla es inversamente proporcional a las discusiones y teorías fan que suscitan.
Famoso por su estridente carcajada e irrefutable maldad, es la mascota del poderoso Jabba, con quien tiene un trato: si le hace reír al menos una vez al día podrá comer y beber cuanto quiera. Si no lo logra, su amo tiene derecho a divertirse despedazándolo.
En el rodaje de Una nueva esperanza necesitaban un droide que hiciera bulto, no había apenas presupuesto y alguien dijo: “¿Y si metemos a un extra en una papelera con botas?”. Nunca con tan poco se consiguió tanto: es un montón de chatarra carismático.
J. J. Abrams quería cargarse a este piloto espacial en los primeros minutos de El despertar de la Fuerza, pero el trabajo de Oscar Isaac le hizo cambiar de opinión. Debido a ello, Poe no solo se convirtió en el chulopiscinas oficial de la tercera trilogía galáctica, sino que también pasó a ser propietario del único Ala-X de la historia capaz de derrapar en el vacío.
Homenajeando al clásico ci-fi Ultimátum a la Tierra, Lucas bautizó con las palabras que decía el alienígena de aquella película a tres de los corsarios en el barco de Jabba. De no ser por las figuras de acción nunca lo habríamos sabido.
Emisario político de Pantora, asistió en primera fila al acercamiento entre Palpatine y Anakin. Algo tendría que ver que bajo el maquillaje estuviera, oh, sorpresa, el propio Lucas.
Amado por muchos fans y detestado por unos cuantos tontos del haba, al personaje de Kelly Marie Tran le correspondió la frase más malinterpretada de todo el serial galáctico: aquello de que no se lucha para destruir lo que se odia, sino para defender lo que se ama. ¿Tomamos nota?
Un pau’ano, siervo de los Sith, a las ordenes del Imperio y dedicado al exterminio jedi. Su misión, matar a todos los niños sensibles a la Fuerza y provocar pesadillas en la parrilla infantil.
¿Qué gran aportación hicieron en la editorial Marvel al universo Star Wars? Un conejo verde espacial. La idea, de puro alocada, acabó por resultar hasta divertida.
Aristócrata a las órdenes del Imperio, aunque su carencia de fe resultaba tan molesta a Vader, fueron los rebeldes quienes acabaron con él en su ataque a la primera Estrella de la Muerte.
Modelo para cientos de fans con sobrepeso, su apellido porcino –qué gracioso es George– ya le delataba como el piloto gordito que desafió las dimensiones de la cabina del Ala-X.
Todo un cambio con respecto a las malas pulgas de R2-D2, el droide astromecánico más majete de la Resistencia fue bautizado por Abrams debido a su aspecto de balón playero. Ni confirmamos ni desmentimos que "BB" sea acrónimo de "Bota Bota (mi pelota)".
Por un error de etiquetado en las figuras de acción, este cazarrecompensas pisciforme ha sido confundido durante años con su colega 4-LOM, ese delgaducho con cabeza de mosca a su izquierda en la foto.
Parece una pila montada sobre el esqueleto de un Madelman, pero no te confíes: es uno de los cazarrecompensas más temidos de la galaxia. Pena que Boba Fett le ganase en el casting de mercenarios, pero su primo IG-11 ha reivindicado el buen nombre de la familia en The Mandalorian.
Una masiva capacidad para la fuerza bruta, un rostro difícil de ver y una inteligencia bajo cero: justo la clase de matones que cualquier señor Hutt del crimen necesita a su lado.
El príncipe reinante de Alderaan no sólo ayudó a fundar la Alianza Rebelde junto a Padmé, sino que educó a su hija (adoptiva) para ser la Leia que todos conocemos y amamos. Sabiendo eso, no admirarle es difícil.
Con su aspecto entre el reptil y la merluza hervida, estos vendedores armamentísticos del planeta Kamino aceptaron un ventajoso encargo de clones. Lo cual les convierte en responsables de una guerra civil… y en padres putativos de Boba Fett.
“¡Prepare a sus hombres!”, decía Darth Vader, y este general se prestaba a dejar Hoth como un solar con sus AT-AT. Como vimos en el cómic Imperio oscuro, su hijo Zevulon le traicionó para unirse a la Rebelión.
Personajes como esta bienhumorada hacker azul de la raza twi’lek contribuyeron al renombre de un videojuego que se ganó un lugar destacado en el canon galáctico.
Si te decimos que el nombre de este cyborg es un anagrama de Liberty Valance, ¿cómo te quedas? El guionista Archie Goodwin homenajeó a Ford dándole a Luke un rival inolvidable.
Una cazarrecompensas capaz de adquirir cualquier aspecto gracias a ser de la especie clawdite. Intentó matar a Padmé, pero falló. Jango Fett, subcontratista en aquella ocasión, se lo cobró con un precio tan letal como un dardo envenenado.
Pudo haber evacuado Alderaan antes de ser destruido, pero no lo hizo. Cargando con la culpa, se resarció dirigiendo a las fuerzas durante el ataque a Hoth.
“¿Quién manda en la Alianza?”, nos preguntábamos. Pues una señora con pinta de profesora de yoga. El primer (y tímido) paso de la saga hacia la paridad de género.
Uno de los músicos favoritos de Jabba, Max Rebo tocaba con su banda en el palacio día sí y día también. Como pasó con los Jackson Five, fue el menor de cinco hermanos que triunfó. Por la formación desfilaron muchos músicos, pero pocos dejaron tanta huella como la vocalista Sy Snootles y el ¿flautista? Droppy McCool.
Trepa de aúpa, se situó entre la elite de Darth Vader escurriendo el bulto de sus errores. Superviviente de la Batalla de Endor, mala hierba nunca muere.
Compinche ocasional de Darth Vader, la arqueóloga creada por Kieron Gillen y Salvador Larroca es más mala que el bicho que picó a la Estrella de la Muerte. Tal vez por eso la queremos tanto: los rumores sobre una posible serie con ella del protagonista nos tienen en ascuas.
Aunque poco sabemos de ella, protagoniza un bello momento durante el exterminio Jedi: una maestra de la Fuerza que muere de un tiro por la espalda.
Para muchos, el verdadero héroe de La amenaza fantasma por la leche que le suelta al inefable Jar Jar Binks. Piloto de carreras y amante de las mujeres y las broncas es el Joe Pesci de 'Star Wars'.
El extraño copiloto sullustiano del Halcón Milenario en la Batalla de Endor, a pesar de sus evidentes problemas de entendimiento, compartió la responsabilidad del ataque de la Segunda Estrella de la Muerte con Lando Calrissian. Su chaleco y gorrito de aviador son iconos de estilo.
Tras ese look de modelo de peluquería hay una gran historia: lideró la batalla contra la Segunda Estrella de la Muerte, pero era un renegado del Imperio.
Unos pocos planos en cine, y una historia trágica en el material periférico: piloto tuerto e impasible, testigo del nacimiento de los gemelos Skywalker, pasó su vida enamorado de Padmé. Cómo culparle,
El planeta Mandalore no sólo es cuna de bastardos como Jango Fett: también es el hogar de esta pistolera grafitera. Lando Calrissian, vivales, alabó su impresionismo.
Es feo como un pecado y lleva unos siglos muerto, pero haznos caso: este Jedi crustáceo, guardián holográfico del Holocrón de Tedryn, es pura sabiduría y da buenos consejos.
Amigo de Anakin, este ex Jedi se convirtió en señor del reverso tenebroso tras probar la ‘amabilidad’ de los yuuzhan vong, una de las especies más malignas de la saga.
El primer mandaloriano (y el primer cazarrecompensas) de Star Wars en protagonizar un contenido de la saga, este guerrero cuyo casco oculta las facciones de Pedro Pascal nació para ser el 'hombre sin nombre' definitivo de la Galaxia. Pero cierto bichín verde acabó convirtiéndole en un secundario dentro de su propio show.
Para una generación de warsies, se trata de uno de los personajes más molones de la saga quizá porque lo podían manejar. Hablamos del aprendiz secreto de Darth Vader, y, como tal, del protagonista de este videojuego imprescindible.
No culpes a Wuher por su gesto avinagrado: como barman de la Cantina de Mos Eisley, tiene uno de los peores curros de la galaxia. Aún así, seguimos sin perdonarle su acusada droidefobia.
Kanos fue uno de esos espectaculares centinelas rojos que protegían al Emperador Palpatine. Tras la muerte de su señor, como buen samurái, juró venganza.
De padawan a cazarrecompensas mentora de Boba Fett. Si creías que en Star Wars sólo había princesas, échale un ojo al carrerón de esta villana que empezó con un cameo sin frase.
Con esos genes, qué te esperabas: este descendiente de Luke y Anakin va de duro pero es un primaveras que acabará tomando el sable de luz. Como está mandado.
Los gemelos de Han y Leia eran sensibles a la Fuerza como cabía esperar, no tanto que tuvieran que batirse en duelo a muerte.
Conocido como ‘el Sabio’, uno de los más temidos Sith, es experto en manipulación mental. Palpatine invocó su trágica historia –utilizó malas artes para vivir eternamente– para provocar la caída al lado oscuro de Anakin/Vader.
Bajo su apariencia de osito juguetón y achuchable, este valiente guerrero ewok fue clave para derrotar a las fuerzas del Imperio en la mítica batalla de Endor. El encuentro entre Leia y él sigue siendo uno de los momentos más tiernos de la saga.
Un guerrero feroz del planeta Lasan, enemigo declarado del Imperio desde la destrucción de su hogar. Garazeb Orrellios es un toro armado, impulsivo e irascible, ha desarrollado una fuerte amistad con varios caballeros Jedi.
Considerado en su momento como ‘los ojos más rápidos del planeta’ y por ello nombrado jefe de los guardaespaldas de Amidala, repelió el ataque a Naboo de la Federación de Comercio.
Hombre silencioso y mano derecha de Lando Calrissian, este barón administrador maneja Bespin desde su cabeza gracias a su conexión con los sistemas centrales de la Ciudad Nube casi sin pestañear.
Reconstruido como cyborg después de un atentado con bomba y esbirro de Dooku, es legendaria su destreza con los sables láser, que colecciona de los caballeros Jedi a los que ejecuta.
Oficial imperial y relevo de Vader, su tez azul y ojos encarnados no engañan: es de carácter irremediablemente violento. El gran villano de las novelas de 'Star Wars', y fuente de gran regocijo cuando la continuidad oficial de la saga lo recuperó para 'Star Wars Rebels'.
Mercenario corelliano, en numerosas ocasiones ha formado equipo con otros cazarrecompensas como Boba Fett y Bossk. Malherido en una carrera con un contrabandista llamado Han Solo.
Después de una época con los jawa aprendiendo el oficio de contrabandista, regenta una tienda-desguace en Tatooine en la que el joven Anakin trabajaba como un esclavo. Inútil intentar trucos jedi con él.
El hermanastro de Anakin y su señora, unos granjeros humildes que criaron a Luke por intermediación de Obi-Wan Kenobi. Su sacrificio como héroes anónimos fue un ejemplo.
Toda corte tiene su Lengua de Serpiente. Y la de Jabba el Hutt cuenta con este icónico personaje que susurra al oído del repugnante gangster, aunque ni así se libra de su ira.
La Virgen María de este mito posmoderno, madre de Anakin, el profetizado, el que debería haber sido Cristo redentor de la Fuerza. Muere a manos de los moradores de las arenas.
Amigo del alma de Luke, compartió con él el ataque y victoria en las trincheras de la Estrella de la Muerte, y jugó un rol decisivo en todas las batallas de la trilogía original.
Superviviente de la famosa Orden 66 del Emperador Palpatine, Jarrus colgó los hábitos y el sable láser, pero es el líder de una de las primeras resistencias organizadas.
El Hitler de los Sith. Su máscara blanca y roja esconde al responsable del primer genocidio Jedi, 4.000 años antes de la llegada del Imperio.
“¡Es una trampa!”, en su cavernosa voz resuena como una de las grandes frases de la saga galáctica. Procedente del planeta Mon Calamari –¿te dice algo eso sobre el aspecto chipironesco de este mandamás rebelde?–, se comportó como un auténtico mariscal dirigiendo en las alturas la batalla de Endor.
El hermano mayor de Darth Maul, amarillo y de aspecto aún más imponente que este aprendiz Sith, derrochaba carisma y villanía incluso como dibujo animado.
La primera mujer en alcanzar el rango de almirante en el Imperio Galáctico, pero tan temible o más que cualquiera de sus colegas. Que se lo pregunten a Han Solo y Chewbacca.
Si el chatarrero de tu barrio fuese un roedor y tuviese una furgona grande como un edificio, se parecería a ellos. Molan tanto que Neil Young los fichó para una de sus giras.
“Sólo habrá dos: uno que detentará el poder, y otro que lo codiciará”. Para crear la regla que rige las vidas de los Sith, hacía falta un personaje más malo que la quina. Y gris y calvo, por añadidura.
Con sus toneladas de puro músculo y su boca llena de dientes, la bestia asesina favorita de Jabba sigue dando pesadillas. El enemigo perfecto para aprendices Jedi demasiado arrogantes.
26 años, 26, tardó la saga galáctica en tener una femme fatale como el reverso tenebroso manda. Y lo hizo bien, con un personaje lo bastante carismático como para fascinar a Obi-Wan.
Tiene el exotismo, tiene la serenidad inherente a un Jedi y tiene el Jar’kai, el arte del doble sable de luz, para dejarnos boquiabiertos. Sin secundarios así Star Wars no sería lo mismo.
Cruce entre samurái y profesor Miyagi, este cereano fue padawan de Yoda antes de convertirse en uno de los miembros del consejo Jedi, donde es considerado uno de los más sabios.
Uno de los miembros más legendarios de la Legión 501 del gran ejército republicano, famoso por su fiereza durante las Guerras Clon. Entró en combate en la batalla de Geonosis.
Contrabandista corelliano al que recurrieron Leia y Lando cuando Han dormía en la carbonita, no ha necesitado saltar de las novelas al cine para tener un hueco en el corazón de los fans.
Cocinero de la raza besaliska e informador de primera categoría, su mala leche es tan legendaria como la receta de sus tortitas. Obi-Wan ha recurrido a él en incontables ocasiones.
Hembra togruta, todo carácter, del planeta Shili, padawan de Anakin, representa para los fans más jóvenes algo parecido a la suma de Leia y Luke pero con pintas alienígenas.
Sustituir a Leia Organa en caso de emergencia, ponerle los puntos sobre las íes a Poe Dameron e ir por ahí con un look que llamaría la atención hasta en una discoteca de Coruscant: hacía falta todo el carisma de Laura Dern para llevar a cabo esa hazaña… y no solo esa. Incluso los más acérrimos detractores de este personaje se quedaron pasmados ante su apoteósica despedida.
Drácula con sable láser, ya lo anticipa el propio nombre de este Jedi pasado al lado oscuro. Dato histórico: Lucas quiso a Christopher Lee en su día como Moff Tarkin.
Ir de malote en los bares también puede acabar mal en el universo Star Wars. Este dúo de criminales se las vio con el sable de Obi-Wan en Mos Eisley por molestar, al bueno de Luke.
El Al Capone de la galaxia, con permiso de Jabba, es un reptil que domina el mundo del hampa desde la capital de la galaxia, Coruscant.
Tiene cara de buey de mar panza arriba y nunca sabremos dónde empieza la cara y termina la máscara, pero mucho ojito con él, es uno de los mejores pilotos del consejo Jedi.
De los desguaces de Jakku (es decir, de ninguna parte) a las cimas de la epicidad galáctica: ese fue el camino del personaje de Daisy Ridley en la tercera trilogía. Y aunque pueda molestar su revelación clónica de última hora (con lo bonito que quedaba eso de que un Jedi puede salir de cualquier parte), siempre la recordaremos como la padawan que Luke Skywalker no sabía que necesitaba. Al fin y al cabo, todo iba de mover rocas.
La prueba más clara de que unas pintas chulas son más que suficientes para ganarse el derecho a tener una historia. Este Jedi asilvestrado salió un segundo en La amenaza fantasma, pero el fandom hizo el resto.
Para unos el Revanchista, para otros el Carnicero, con él fue lo más cerca que ha estado la saga de conseguir una historia tan poderosa como la de Anakin/Vader.
Aunque sobre su memoria pese haber entendido fatal la profecía del Elegido, hay que valorar también que el maestro interpretado por Liam Neeson tomó como padawan al joven Skywalker con las mejores intenciones.
El hombre que, en las inmortales palabras de Leia Organa, sostenía la correa de su fiel perro Vader, y también el oficial imperial que mayor poder ha ostentado jamás en la galaxia.
Amigo y vecino en Tatooine de Luke, sus anhelos de justicia y aventuras por partes iguales le llevaron a ser Rojo Tres, uno de los héroes de la batalla de Yavin.
¿Decimos "Kylo Ren" o decimos "Ben Solo"? Da igual, porque el villano al que interpreta Adam Driver demostró dos cosas. La primera, que en Star Wars los malos tienen la tendencia de superar a los buenos en carisma. La segunda, que el archienemigo galáctico ideal para estos nuevos tiempos tiene el rostro de un fanboy venido a más, incapaz de reevaluar a sus viejos ídolos y propenso a las pataletas homicidas. Por desgracia, la cruda realidad de nuestro universo nos confirmó que todo esto era una gran verdad… y sin necesidad de clonar a Palpatine.
Si parece un tipo de pistolas tomar no es sólo por su aspecto de cowboy de spaghetti western: este cazarrecompensas sin escrúpulos procede precisamente del planeta Duro.
Con este mercenario mandaloriano hicieron el molde del que saldrían cientos de miles de clones imperiales y, de paso, su hijo Boba, por el que pierde –literalmente– la cabeza.
De mano derecha del Emperador a madre del hijo de Luke Skywalker, la transición de la cabellera más pelirroja de las novelas posteriores a la trilogía original contradice casi todo lo establecido sobre los códigos Jedi, pero qué importan enseñanzas milenarias cuando se trata de una de las grandes damas de la saga.
Unos prometían traer el equilibrio a la Fuerza, pero él trajo el púrpura a los sables láser, que tampoco está nada mal. También lideró las batallas más significativas de las Guerras Clon y estuvo a punto de poner fin a la intriga urdida por Palpatine, al que dejó desfigurado de por vida, pero, por decirlo de un modo gráfico, la cosa se le fue de las manos.
Que Disney lo llame 'The Child' si quiere: nosotros tenemos claro cuál es el nombre de la criatura más adorable del Borde Exterior. Capaz de conquistar el corazón del mismísimo Werner Herzog, este ser de origen incierto y 50 años (muy bien llevados) de edad conquistó al público de 'The Mandalorian'. Por nosotros, puede tener todos los lagartos que quiera para merendar.
Primero nos fascinó con sus estilismos de inspiración geisha, pero después nos conquistó con sus dotes para la alta política. Caso atípico, en un gesto de poco apego al cargo, pasó de ser soberana de Naboo a representante en el Senado. ¿Alguien imagina eso en nuestro sistema (solar)? Sólo por eso habría que disculparle su fatídica y romántica ceguera.
Se lo advertían siendo un niño en La amenaza fantasma: mal acabarás yendo de matón. Cobrador de deudas de Jabba, un infame encuentro con Han Solo en la cantina hizo que se cumpliera el pronóstico. Tuvo un cameo en E.T.
No necesitaba sacar sus cohetes a propulsión –aunque tuvo su gracia– ni desplegar otros gadgets para ser nuestra primera opción de droide astromecánico. Con Kenny Baker en su interior o en versión CGI, siempre estuvo ahí.
Incluso aquellas que le descalificaron –“felpudo con patas”, dijo una insensible Leia de él–, han acabado rendidas al encanto de este wookie tan temperamental y cabezota como leal. A Chewie, copiloto, mecánico y guardaespaldas, se le coge tanto cariño que se le tolera el que lo deje todo lleno de pelos, su mal perder en los juegos de mesa y que campe a sus anchas vestido sólo con un zurrón.
Luchaba contra un destino impuesto, trabajar en la granja de humedad de sus tíos en Tatooine, cuando halló el que en realidad se había escrito para él: destruir el Imperio y poner la primera piedra de la Nueva República. Algo blandengue y pusilánime, con un punto de ingenuo de más, no es el chico más popular de la galaxia y con las precuelas quedó desposeído de la condición de protagonista de Star Wars, pero su despedida fue digna de un maestro Jedi y nos recordó que, sin este jovencito, nada de esto habría sido posible.
Vividor y chuleta, como salido de una película blaxploitation con su bigotillo y ese vestuario que parece confeccionado por el sastre de James Brown, y estaba condenado a ser un cliche afrogaláctico andante. Derrochando carisma y clase, Lando consiguió enriquecer la paleta de colores de una saga tirando a blancucha.
En dos palabras: el mal. Tanto en su encarnación de insidioso senador con dos caras como en la de manifiesto tirano, Palpatine no ha hecho algo bueno en su vida ni por accidente. Maestro en el arte del engaño y el ocultamiento, podría parecer que disfruta provocando el dolor y la desesperación allá por donde pasa si no fuera porque efectivamente lo hace.
Su aparición en La amenaza fantasma compensó por sí sola la presencia de Jar Jar Binks. Verle desplegar su sable láser de dos filos consiguió que olvidáramos al lenguaraz gungan. Como merecía algo más que yacer partido en dos, la serie de animación 'The Clone Wars' lo rescató del olvido con una trama en la que reaparecía con el tren inferior de una araña gigante.
Siguiendo los preceptos de Bruce Lee, el caballero Kenobi fue agua. Gaseoso como un espíritu de la Fuerza y sólido cuando la situación demandaba a un guerrero capaz de mantener la templanza en las negociaciones, el Jedi incluso adoptó forma de fósil de secano a la espera de tiempos más propicios para albergar nuevas esperanzas. Gracias a las precuelas supimos que no fue todo de la noche a la mañana, porque el sabio maestro un día resultó ser un discípulo temperamental e impaciente, y a pesar del shock inicial todo encajaba perfectamente. Para llegar a ser el anciano gaseoso que se le aparecía a Luke, antes hubo de existir el torrencial Obi-Wan.
Revisa la lista y descubrirás no por casualidad que este despreciable hampón es el personaje más citado. Puede que sus bracitos de babosa espacial sean cortos, pero los tentáculos de su organización son infinitos. Eso sí, nada pudo hacer para detener su inclusión CGI en esa terrible escena de la reedición del Episodio IV.
Con licencia para poner los verbos donde le venga en gana, el gran maestro Jedi obró el milagro de, siendo poco más que una marioneta arrugada y cansada, formar en condiciones muy desfavorables a Luke. Sus frases de autoayuda han sido más eficaces para varias generaciones que la obra completa de Paulo Coelho.
En una galaxia en la que las mujeres aparecían poco y hablaban menos, la heredera de Alderaan dio un paso al frente y plantó cara con un par de rodetes al mismísimo Vader en una de sus primeras apariciones. Solo hicieron falta unos segundos de Leia en pantalla para certificar que la imagen de la damisela en apuros acababa de pasar a mejor vida.
Fue antes dibujo animado en aquel Holiday Special de infausto recuerdo y figura Kenner encargada por correo. Sobrevivió a lo primero y salió de lo segundo convertido en superventas. Abocado a un final indigno de él, los fans le rescataron de las fauces de Sarlacc para darle vidas infinitas en el Universo expandido de la saga.
Codicioso, individualista, arrogante, bocazas, tramposo, tan desconfiado como poco de fiar… La lista de virtudes es larga cuando se trata de describir a este contrabandista. Y sin embargo, todas las chicas se enamoraron de él y todos los chicos querían estar en su pellejo. El irresistible encanto de los chicos malos. Está claro que George Lucas no inventó nada nuevo cuando imaginó a Han Solo, aunque logró algo mucho más difícil: capturar en un solo personaje la esencia del cowboy espacial. Luego vino Harrison Ford e hizo el resto. Lo que en el guion era jerga ci-fi para freaks salía de su boca con el tono despreocupado que le convirtió en clásico instantáneo. Su forma de pilotar, esa pose al apuntar con el bláster, la sonrisita de medio lado, el “lo sé”…,
Madurar era esto. Aprender que el temible hombre de negro, el mismo que se aparecía en tus pesadillas y te arrastraba al lado oscuro, que podía asfixiarte haciendo un sutil gesto con la mano, cuya respiración mecánica te perseguía, era en realidad un niño asustado que echaba de menos a su mamá. Aprendimos a odiar al villano con la trilogía original y le despedimos como a un padre entre lágrimas cuando descubrió su rostro. Parecía más que suficiente para pasar a la historia, pero todavía quedaban las precuelas para concederle su verdadero lugar en la galaxia: el centro absoluto en torno al que giraba todo, daba igual si se llamaba Darth Vader o Anakin Skywalker. 'Star Wars' era él. Y él era todo.,