Si no fuera por la especia melange, el planeta Arrakis lo tendría difícil para resultar atractivo. Las tormentas de arena son habituales en este mundo desértico. Uno de los tipos más característicos es la llamada tormenta de coriolis (o "viento que come la carne", según lo poético que te hayas levantado), cuyos vientos pueden dejar en suspensión miles de partículas en la atmósfera.
CinemaníaUna de las carreras más agónicas de Tom Cruise (que ya es decir) en la saga del agente Ethan Hunt tuvo lugar en Dubái con una impresionante tormenta de arena pisándole los talones justo después de haber estado haciendo equilibrios en el Burj Khalifa. Para el complicado rodaje se diseñaron unas gafas especiales, que se iban modificando cada día según las tomas, cuya misión era impedir que un solo grano de arena (ni de la pulpa de celulosa que se empleó en el rodaje) entrara en contacto con los ojos de la estrella.
CinemaníaJordania, Marruecos y Almería fueron los lugares elegidos para rodar los desiertos de esta superproducción épica de David Lean, aunque algunas de las dunas más apabullantes en realidad son las británicas Merthyr Mawr Sand Dunes, al sur de Gales. En cualquier caso, dada la ingente cantidad de tormentas de arena de tuvo que soportar el equipo de la película, quedémonos con el consejo de sus protagonistas Peter O'Toole y Omar Sharif: su lugar más seguro para refugiarse era debajo de la caravana de maquillaje.
CinemaníaLa tormenta de arena más alucinante que nos ha brindado el cine reciente está en la cuarta entrega de la saga 'Mad Max'. Un fenómeno meteorológico de envergadura cataclísmica que irrumpe en la acción tragándose todos los vehículos que encuentra a su paso. El director George Miller quería que fuera uno de los momentos cumbre del filme (su remate del primer acto sigue recordándose hoy) y consiguió una mezcla perfecta de efectos físicos (los coches) y digitales: el cielo lleno de capas, el manto de partículas, los tornados y los relámpagos que se incorporaron para que sirvieran como fuentes de luz. Una obra de arte.
CinemaníaLas tormentas de polvo constantes son uno de los heraldos del apocalipsis en la película de ciencia-ficción de Christopher Nolan, pero gracias a ellas también es cómo el protagonista Matthew McConaughey empieza a detectar patrones en el polvo acumulado en la habitación de su hija; unos patrones que acabarán llevándolo a los confines del universo a la búsqueda de una salvación para la humanidad. Para filmar estas tormentas de polvo de manera eficaz, en el rodaje se empleó un polvo sintético fabricado con fibra de celulosa que se lanzaba contra enormes ventiladores encargados de diseminarlo por todo el set.
CinemaníaUna manera rápida de hacer que un planeta parezca el lugar más hostil del universo es someterlo a tormentas de arena. Ridley Scott lo sabe bien, y eso hace en la luna LV-223 a donde llega la tripulación de la nave Prometheus, una de esas expediciones de la Weyland Corporation que nunca termina de salir bien.
CinemaníaYa que hablamos de apocalipsis y malas circunstancias para la vida, quizás conviene recordar cómo la película de animación de Pixar ya alertaba de las tormentas de polvo como una de las causas, unidas a la incesante contaminación, del final de la habitabilidad de la Tierra. Tan peligrosas que hasta los robots que quedan deben protegerse de ellas.
CinemaníaPara cerrar el círculo, volvemos a Denis Villeneuve. En este caso, aliado con el director de fotografía Roger Deakins para dotar a su secuela de 'Blade Runner' de una atmósfera decadente más allá de los neones de la original. Por ejemplo, con Las Vegas del futuro como un desolado desierto, lleno de arte kitsch cubierto de arena y con polvo suspendido eternamente en el aire, tiñéndolo todo de rojo y naranja.
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