Cineasta con una misión, Edgar Reitz decidió a principios de los 80, tras varios filmes en sintonía con el Nuevo Cine Alemán, reventarlo desde dentro y dedicar su vida a la familia Simon en Schabbach, una aldea en Renania, inventada para recrear la historia de Alemania.
>> Mejor temporada: La primera, 15 horas ásperas, brillantes, entre el 'Novecento' de Bertolucci y 'Érase una vez en América' de Leone.
C. M.
¿Quién podía imaginar que al mundo le interesaría la política danesa? Ni su creador, Adam Price, pudo creer que su serie triunfase en más de 70 países. ¿La razón? Su protagonista, Sidse Babett Knudsen, famosa en Dinamarca hasta entonces como cómica.
>> Personaje rompedor: Birgitte (Knudsen). La primera ministra Helle Thorning-Schmidt llegó (en la realidad) después que ella.
I. C.
“El mejor modo de defenderse del dinero es tenerlo”, decía uno de los personajes de 1992, la serie y el año que cambiaron para siempre el rumbo de Italia. Primera parte de una trilogía que comprende también los años 1993 y 1994, esta recreación de Tangentópolis a partir de seis personajes se inspiró tanto en Boss como en 'Mad Men'.
>> Personaje rompedor: Leonardo Notte, lo que le faltaba a Don Draper: ¡ser italiano!
A. G. B
El cambio de paradigma del humor español. Un programa demente, soltado sin aparente supervisión a la parrilla de Paramount Comedy que logró atravesar la frontera de cualquier emisión lineal (¡reposiciones en Localia!) o formato (¡esa circulación de fragmentos por YouTube!) con la energía de su talento para el disparate. Ni los Monty Python de La Mancha ni el Saturday Night Live con acento confuso, sino algo tan relevante culturalmente como Don Quijote comiendo gazpacho.
>> D. D. P.
La máquina generadora de gags Zucker-Abrahams-Zucker sacó el máximo partido a los seis episodios (dos dirigidos por Joe Dante) de la parodia policial que prefiguró las peripecias de Frank Drebin en 'Agárralo como puedas'.
>> Momento cumbre: En los créditos finales de cada capítulo los actores hacen equilibrios para mantener la misma postura simulando una imagen congelada.
D. D.P.
La versión yanqui de la danesa 'Forbrydelsen' rescató a Joel Kinnaman insertándolo en un reparto que también incluía a Mireille Enos sin maquillar. Igual que Sofie Gråbøl en la original, la Sara Linden americana veía hacer aguas sus planes de retirada de la policía cuando el cuerpo de una chica aparecía en el maletero de un coche hundido.
>> Mejor temporada: La primera, en ambas.
A. G. B.
"Battlestar Galactica' en el espacio y 'Perdidos' en la Tierra”. Con esta premisa y camuflando el piloto de drama teen, Jason Rothenberg consiguió colar una de las mejores series de ci-fi en The CW. El cuarto capítulo, con el suicidio de la pequeña Charlotte, marca el auténtico comienzo de 'Los 100'.
>> Personaje rompedor: ¿Katniss Everdeen? Octavia Blake es la heredera de Ripley y Sarah Connor.
J. Z.
Stuart Jones (Aidan Gillen, Meñique en 'Juego de tronos') es gay. Lo cual no resulta óbice para que sea un hijo de perra, como tantos otros protagonistas de comedia (hetero). Démosle gracias a Russell T. Davies (responsable de la resurrección de 'Doctor Who') por hacer picadillo los tópicos.
>> Momento cumbre: El concesionario de coches (T2E1). Contra la homofobia, conducción temeraria.
Y. G.
Cuanto más grandes eran sus armas y más violentos sus argumentos, más rosas, escotadas y estrechas eran aquellas camisetas que llevaban debajo de americanas de lino anchas, de infinitas hombreras y de colores pastel imposibles. Hoy pueden hacernos gracia aquellos looks que Sonny Crockett y Rico Tubbs defendían con honor e ironía, cuales pioneros metrosexuales, pero entre 1984 y 1990, durante las cinco temporadas que duró 'Corrupción en Miami', lograron lo que nunca hasta entonces había conseguido una serie: influir en la moda en las tiendas y en la calle. Aunque Michael Mann, su creador y gurú visual, diría lo contrario entonces: “No hemos inventado el hula hoop, solo somos contemporáneos”.
Fue Mann quien se fijó en lo que hacían y vestían Gianni Versace, Gianfranco Ferré y Giorgio Armani para idear a esta pareja de policías. El lujo desinhibido italiano mezclado con el calor pegajoso de Florida y los colores del Miami art déco (el rosa flamenco, el azul caribeño, el verde lima) hicieron el resto. Sonny no solo consiguió que se vendieran casi un millón de Ray-Ban Wayfarer en un año, también desechó las corbatas y los calcetines incluso con mocasines. Así hizo de Julio Iglesias, que siguió aquel estilo al detalle, un hombre (aún) más liberado y caribeño.
Pero, además, logró que los hombres no tuvieran que decidir entre el afeitado apurado y la barba hippie: dadle las gracias a él, hombres, por esa barba de tres días que gastáis. Y todos juntos le agradeceremos la normalización de un simple gesto: arremangarse hasta la americana.
I. C.
Damon Lindelof tomó la novela de Tom Perrotta sobre la súbita desaparición del 2% de la población mundial para hacer un corte de mangas con música de Max Richter a quienes exigían respuestas en Perdidos. Lo importante es cómo cada cual aceptamos los misterios de la vida. Y descubrir a Carrie Coon.
>> Mejor temporada: La segunda, de la nueva cabecera a su excelso refinamiento formal.
D. D. P.
De los guiones de Richard Curtis ('Cuatro bodas y un funeral', 'Notting Hill', luego director de 'Love Actually') y la gestualidad del Rowan Atkinson pre Mr. Bean surgió el milagro. Desatado, el actor recorrió la historia negra de Inglaterra (1485 a 1917).
>> Personaje rompedor: Edmund Blackadder (L’escurçó negre en Cataluña), arribista mezquino y torpe, un genio eterno para una dinastía maldita.
C. M.
En plena edad de oro del culebrón en EE UU ('Dallas' comenzaría un año después), esta serie deconstruía el género mediante giros de guión indescifrables. Susan Harris ('Las chicas de oro') mantuvo la pelota en el aire durante tres temporadas.
>> Personaje rompedor: Jodie (Billy Crystal), un hombre gay que ni se arrepentía, ni pedía disculpas.
Y. G.
De fumar bajo las gradas del instituto McKinley, a triunfar en la pequeña y gran pantalla. Qué orgulloso estaría el señor Rosso si viera lo bien que les ha ido a sus alumnos James Franco, Jason Segel, Seth Rogen o John Francis Daley, guionista de 'Spider-Man: Homecoming'.
>> Momento cumbre: Bill (Martin Starr) disfrazado de la mujer biónica (T1E3).
J. Z.
Concebida como si de una historia en tiempo real se tratase (24 horas de trama estructuradas en 24 episodios de una hora), tuvo la desgracia de convertir a su protagonista en símbolo de los modos de la administración Bush (hijo), con sus métodos demasiado expeditivos.
>> Personaje rompedor: El agente Jack Bauer (Kiefer Sutherland) es MacGyver, John McClane y Rambo a la vez.
>> A. R.
Mel Brooks luchó contra los ejecutivos de TV (los llamaba “contables”) para reírse del boom que trajo James Bond. No pudo llamar superagente 69 (ascendió al 99) a Barbara Feldon, la esposa de Don Adams, pero adelantó el futuro: ¿quién querría un móvil pudiendo tener un zapatófono?
>> Momento cumbre: En cada capítulo, ese delirante abrir y cerrar de puertas hacia la sede secreta de CONTROL.
C. M.
Parodia de los culebrones de hospitales, y adaptación de una obra teatral, Deja la sangre correr es un hito de la escatología. Y una pionera de la TV interactiva: los espectadores podían votar cómo acababan las historias planteadas.
>> Momento cumbre: Cuando la pareja de tortolitos Pam y Ray descubre que son hermanos… tras confesar Pam que está embarazada.
R. R. S.
Ahora que Nicole Kidman interpretará a Lucille Ball en un biopic escrito por Aaron Sorkin, sería un buen momento para reponer la que fue la serie más vista del mundo en sus primeras cuatro temporadas, la primera rodada con más de una cámara (en 35mm) y la que rompió esquemas con un actor cubano (Desi Arnaz) que, junto con su esposa en la realidad y la ficción, formó una de las parejas más influyentes del medio y del formato. Si no la que más.
>> Momento cumbre: Lucy imita a Harpo Marx y Harpo aparece. Cumbre del slapstick.
I. C.
Dicen que los guiones escritos por John Cleese y su entonces mujer, Connie Booth, eran pésimos. Pero el pasado pythoniano de Cleese jugó a su favor, y la serie acabó arrasando en Reino Unido. En España se canceló debido al personaje de Manuel (Andrew Sachs), el camarero tonto “from Barcelona”.
>> Momento cumbre: “Don’t mention the war!”.
I. C.
Heredero de la tradición del terror gótico británico, el guionista Brian Clemens fue capaz de actualizar sus pesadillas y llevarlas a los suburbios de Londres. Brujería, telepatía y posesión en una serie que, a buen seguro, ha inspirado lo mejor de Ben Wheatley.
>> Personaje rompedor: Helen Mirren, jovencísima en 'Un ataúd para la novia' (T3E1).
R. R. S.
Roma aguardaba que Julio César cruzase el Rubicón, pero ¿quién salva el mundo hoy? Otro día en la oficina de un instituto de análisis político donde nunca pasa nada, mientras, por debajo, bulle el rumor de la conspiranoia y de todo el cine político de los 70.
>> Mejor temporada: la única. Caso flagrante de excelente serie retirada por bajos índices de audiencia.
C. M.
Aunque el detective creado por Mickey Spillane pasó a la TV por primera vez en 1958, ahora lo recordamos más gracias a Stacy Keach y su bigotón. La serie deconstruía las violentas historias originales, y a su testosterónico protagonista, con un humor no tan alejado del de Altman en 'Un largo adiós'.
>> Personaje rompedor: Velda (Lindsay Bloom), ideal secretaria hard boiled.
Y. G.
Tras 'La dimensión desconocida', Rod Serling produjo otra antología de historias inquietantes, pero esta vez con un curioso hilo de continuidad: los cuadros expuestos en una galería de arte igualmente siniestra.
>> Episodio clave: El segmento 'Eyes' del primer episodio lo dirige un chiquito medio famoso. Se llama “Steven” y se apellida “Spielberg”. Y sale Joan Crawford.
A. R.
Entre 'El bueno, el feo y el malo' y 'Barbarella', 'Cowboy Bebop' es un pastiche tan cool como la banda sonora interestelar de Yôko Kanno. El director Shinichirô Watanabe convenció a muchos de que el anime no era solo cosa de críos.
>> Episodio clave: 'Hard Luck Woman' (T1E24). La génesis de una femme fatale, explicada con sencillez.
R. R. S.
Dirigiendo 'Sailor Moon', Kunihiko Ikuhara quiso dinamitar el anime shojo (para chicas adolescentes). Su segundo asalto fue esta deconstrucción del género (y de género) cuyos referentes van de Godard a Herman Hesse, pasando por John Hughes.
>> Momento cumbre: El puñetazo en el suelo (T1E39). Aplaudirás.
Y. G.
La mejor muestra de nuestra TV reciente se inventó, según David Trueba, “para Jorge, por Jorge y en ese momento de Jorge”.
>> Momento cumbre: Los memes de la supuesta figura de Jorge Sanz en el Museo de Cera, que realmente era atrezzo de la última temporada. Y que los espectadores le paren por la calle para preguntarle si está mal.
A. G. B.
Verborreica relación madre-hija entre cupcakes, secundarios lunáticos y un girl power tan estilizado por Amy Sherman que no se atrevió a ponerle fin hasta casi 10 años después.
>> Momento cumbre: Cualquier almuerzo en Luke’s es un torrente de citas brillantes sólo al alcance de los más cafeteros de la cultura pop.
C. M.
A Will Smith le bastaba con ser rapero. Pero sus problemas con el fisco le obligaron a aceptar un papel en una sitcom cuya sintonía se aprendieron de memoria varias generaciones de españoles.
>> El episodio clave: 'Papá tiene una nueva excusa' (T4E24). ¡Will llora!
Y. G.
Armando Iannucci, el rapsoda más abrasivo de la política británica (y estadounidense con 'Veep'), tejió la heredera de Sí, primer ministro con diálogos ametrallados, toneladas de mala leche ácida y disparates políticos que parecen haber inspirado nuestra realidad actual.
>> Personaje rompedor: Malcolm Tucker, el implacable director de comunicación interpretado por Peter Capaldi con toda su furia escocesa para proferir los exabruptos más crueles del mundo.
D. D. P.
Antes de Nirvana, el actor Chris Elliott y los guionistas Bob Odenkirk ('Better Call Saul') y Charlie Kaufman ('Cómo ser John Malkovich') anticiparon el grunge con esta sitcom purulenta.
>> Episodio clave: 'La semana más linda de mi vida' (T1E2) con la inolvidable Escuela de Modelos Chico Guapo.
Y. G.
Su película 'Los patriotas' resultó tan verosímil que los Servicios Secretos franceses abrieron sus puertas al director Éric Rochant para que escribiese una serie sobre espías. Y no sólo dirigió una, sino la mejor.
>> Personaje rompedor: Malotru (Mathieu Kassovitz), el espía más creíble de la TV.
A. G. B.
Durante ocho temporadas pasaron por las manos del sarcástico (y drogadicto) Gregory House todo tipo de casos y pacientes, mientras por las de Hugh Laurie pasaban premios y millones de dólares.
>> Personaje rompedor: House es el modelo de muchas series para sus protagonistas más entrañablemente bordes.
A. R.
El guionista de la saga 'Scream' concibió este paso de la adolescencia a la madurez, aderezado con películas de Spielberg.
>> Personaje rompedor: Muchos. O cómo secundarios como Pacey y Jen acabaron comiéndose con patatas a protagonistas sosainas como Dawson y Joey. ¿Presagio de lo que pasaría con el futuro profesional de sus actores?
J. Z.
¿Puede a alguien saberle a poco la II Guerra Mundial? Pregúntaselo a Steven Spielberg y Tom Hanks: tras 'Salvar al soldado Ryan', ambos produjeron esta miniserie, ganadora de siete Emmy.
>> Episodio clave: 'Por qué luchamos' (T1E9). Efectivamente, es el del Holocausto. Su título es un guiño a los documentales de Frank Capra.
Y. G.
Años antes de plantearse (y luego retirarse de) 'American Gods', HBO se atrevió con esta carísima mezcla de western y relato religioso-apocalíptico, ambientada en una feria ambulante. Rara, exquisita y minoritaria, fue cancelada en su segunda temporada.
>> Mejor temporada: La primera, cuya sola existencia parece un milagro.
A. R.
Siete series, nada menos, de la inaugural 'Érase una vez… el hombre' a 'Érase una vez… la Tierra'. Eso fue lo que dio de sí la idea del productor franco-polaco Albert Barillé, uno de los grandes nombres de la TV educativa.
>> Mejor temporada: 'Érase una vez… la vida' (1987), con música de Michel Legrand y unos glóbulos rojos muy simpáticos.
Y. G.
264 episodios y 12 temporadas certifican el éxito de una de las series con mayor audiencia de la historia de la TV. Angela Lansbury fue nominada 12 veces al Emmy por su rol de escritora y detective. Nunca ganó.
>> Personaje rompedor: Gracias a que Doris Day y Jean Stapleton rechazaron el papel, Angela fue y siempre será la soberanamente gafe señora Jessica Fletcher.
A.G.B.
Con ella, llegó la revolución de Netflix. La primera ficción de la plataforma de VOD estrenó su primera temporada al completo. Las estratagemas políticas mejor vérselas de golpe.
>> Personaje rompedor: “El camino hacia el poder está pavimentado de hipocresía”. Kevin Spacey presta su encanto altivo al ambicioso y manipulador Frank Underwood, inspirado en el Ricardo III de William Shakespeare.
J. Z.
Esposa florero convertida en abogada tiburón por cosas de la política y sus corruptelas. Así es Alicia Florrick, un personaje que llegó a la edad dorada de la TV justo en el momento adecuado: entre tanto hombre poderoso ('Mad Men', 'Breaking Bad'…) hacía falta una mujer de serio gesto que no se bajase de sus tacones. Hoy en día, parece imposible imaginar que, en vez de Julianna Margulies, la compleja Alicia pudo haber sido Helen Hunt o Ashley Judd.
>> Momento cumbre: El ascensor. “Bye bye, good wife” (T2E23).
I. C.
Martha Kaufman y David Crane, futuros autores de 'Friends', dieron la primera campanada (y en HBO) con la historia de un editor de libros (Brian Benben) en cuyo cerebro sólo hay televisión... y sexo. Jamás el metraje de archivo dio para tantos eufemismos.
>> Momento cumbre: El cameo de David Bowie como cineasta insoportable en 'La segunda historia más grande jamás contada' (T2E1).
Y. G.
Ideada como spin-off de 'The Office', este departamento de parques y tiempo libre fue el mejor escenario de lucimiento cómico en formato documental para Amy Poehler, Chris Pratt, Aubrey Plaza o Adam Scott.
>> Personaje rompedor: Deberíamos hablar de reparto rompedor, pero... ¿quién creó la pirámide de grandeza Swanson? Ron el magnífico.
J. Z.
También conocida como “la serie que pone de los nervios a los padres del mundo”: esta obra de Pendleton Ward parece el producto de un epiléptico con síndrome de Tourette. Todo es posible en la Tierra de Ooo. Hasta que le guste a los papis y se convierta en un producto de culto.
>> Personaje rompedor: Jake el Perro, malhablado, vago y capaz de cambiar de forma. La mascota ideal.
R. R. S.
A los ejecutivos espabilados que decidieron cancelar la serie original de Gene Roddenberry tuvieron que caerles collejas durante décadas. Hasta Lucille Ball confió en el programa, y pasó el mocho en un rodaje. La historia acabó dándole la razón.
>> Momento cumbre: 'Balance of Terror' (T1E14) El espíritu humanista de la serie en su máximo apogeo.
I. C.
A pesar de estar supuestamente retirado, Steven Soderbergh dirigió, fotografió y montó el drama médico de época más duro y riguroso con sus imágenes explícitas de cirugía decimonónica. Ambientado en el Knickerbocker de NY durante el cambio de siglo, cuando cine y medicina se aliaron para terminar la cartografía del cuerpo humano, el instrumental médico y las prótesis proceden del histórico Burns Archive.
>> Episodio clave: 'This Is All We Are' (T2E10). El doctor Thackery lleva el principio de autocobaya hasta sus últimas consecuencias.
D. D. P.
Tras cuatro temporadas, es momento de recordar las claves que son el motor de 'El Ministerio del Tiempo'. Citando un mail-arenga de mi Pablo Olivares: “MdT' es básicamente entretenimiento, que es lo que debe ser cualquier serie en primer lugar. Pero además va sobre el tiempo que ya pasó, sobre oportunidades perdidas y cómo añoramos no haber actuado de otra manera, de lo que pudo haber sido y no fue. Aunque tenga bastante humor, hay un poso de melancolía y tristeza… Salvan al Empecinado para que luego sea ejecutado, Julián se hace íntimo de García Lorca y todos sabemos lo que le pasó poco después, el hijo de Alonso parte en la Armada Invencible...”.
Luego toca volver del viaje. Y duele. Es como cuando vemos una película de Esther Williams o Busby Berkeley: todas esas chicas jóvenes y sonrientes, felices, están ya muertas. Podemos ir a visitarlas, pero cuando volvamos a casa, están enterradas.
Mezclando géneros como el fantástico y el histórico, 'MdT' asumió también, como seña de identidad, que no se puede viajar por el tiempo en vano. Recordar a los olvidados de la Historia, a los perdedores. Poner en valor el papel de la mujer. Reflexionar sobre qué somos y cómo somos los españoles, con la certeza de que nuestra Historia tiene mucho que ver con eso. Con nuestros aciertos y nuestros defectos. Y con la determinación de que ya es hora de acabar con las dos Españas en lucha continua.
Es un orgullo que, con un tema tan supuestamente local, tengamos subtítulos piratas en casi 20 idiomas diferentes. Que Netflix nos emita en todo el mundo. Hay quien cree que sumarse al mainstream es lo más universal. Nosotros creímos lo contrario: que lo personal, si nace de la verdad, es lo más universal que existe. Eso implica asumir riesgos y trabajar desde la independencia. No sabíamos si estábamos en lo cierto. Pero lo cierto es que hemos llegado hasta aquí. Otros, por menos, han muerto. Maneras de vivir. Y de hacer series.
JAVIER OLIVARES
Ganadora de siete premios Emmy, un Grammy y siete veces nominada al Globo de Oro, la excéntrica familia de Frankie Muniz hizo historia al ser rodada con una sola cámara.
>> Momento cumbre: Antes de escalar al segundo puesto de la lista como Walter White, Bryan Cranston desplegó todo su arte en patines al son de 'Funky Town' (T1E13).
J. Z.
Hideaki Anno, discípulo de Miyazaki, convirtió una severa depresión y una crónica falta de presupuesto (de ahí los planos fijos) en un asalto existencialista con robots gigantes.
>> Episodio clave: 'La bestia que gritó “amor” en el fin del mundo' (T1E26). Si el título te parece raro, espérate a verlo...
Y. G.
La serie de Julian Fellowes nació en Europa, pero fue en EE UU donde alcanzó la categoría de obsesión televisiva nacional. Esta refinada (y gozosamente culebronesca) nueva 'Arriba y abajo' demostró que la revolución seriéfila también era para las señoras.
>> Mejor temporada: La primera. Fellowes presenta personajes (y castillos) como nadie.
A. R.
Leonard Rossiter fue uno de los actores más biliosos de Gran Bretaña, dentro y fuera del plató. Tal vez por ello supo encarnar como nadie a un cenizo que, pese a sus esfuerzos, está condenado a triunfar en la vida.
>> Momento cumbre: La creación de Grot, la tienda de basura.
Y. G.
La crónica negra española encontró su lugar en TVE con esta producción de Pedro Costa, conjugando la cara más oscura de España con el talento de grandes directores como Juan Antonio Bardem, Angelino Fons, Pedro Olea o Ricardo Franco.
>> Episodio clave: 'El caso de las envenedadas de Valencia', con Terele Pávez, que en paz descanse.
A. G. B.
Si hasta entonces lo literario se oponía a lo televisivo, esta elegante e intensa producción rompe la inercia y escribe la palabra ‘calidad’ en el frontis del castillo: Jeremy Irons at his best, flanqueado por el abolengo de Olivier, Gielgud y cía, llevan la ambigüedad (social, sexual) a lo más alto.
>> Momento cumbre: La llegada a la mansión, cima del poder evocador de la novela de Evelyn Waugh.
C. M.
Aunque nunca le dieron el crédito merecido, Sydney Newman (la misma mente que ideó 'Doctor Who') creó esta serie, uno de los retratos más gozosos de la excentricidad británica: piensa en una de James Bond escrita por Lewis Carroll, y te harás una idea. Son inmarchitables su humor, su estilo (que el actor Patrick Macnee copió de su padre) y sus mujeres al poder, gracias a las cuales pasó de ser una historia detectivesca del montón a un hito histórico. Aunque, fuera de pantalla, les pagaran menos que a los cámaras.
>> Personajes rompedores: Catherine Gale (Honor Blackman, la Pussy Galore de 'James Bond contra Goldfinger') y, especialmente, Emma Peel (Diana Rigg). En su juventud, la abuelita conspiradora de 'Juego de tronos' fue una formidable heroína de acción. I. C.
Hay muchas maneras de pasar por la vida. Puede hacerse a nado, cantando o pisando huevos, que es como la mayoría, mediocre, vamos bregando con las semanas, administrando como buenamente podemos el montante de pericia que nos ha sido concedido. Hay maneras, y luego están los que trabajan en domingo, los que se arriman.
Ser torero es una de las profesiones de más trascendencia que puede ejercer un hombre humano, de lo cual puede colegirse que no serlo implica algo de minusvalía, una desgracia previa, anticipada. Así al menos lo percibimos los aficionados cada mañana, cuando citamos a la vida con la toalla mojada de niñatos recién duchados. El no torear es una carencia que nos precede.
Para José Álvarez ‘Juncal’ (Paco Rabal), creado por Jaime de Armiñán a mediados de los 80, la circunstancia fue todavía más penosa porque él llegó a saborear el triunfo. En la arena, Juncal tuvo unos recursos y un arte que en la vida civil retuvo, cuando de promesa se vio abocado (lo pilló un toro llamado Lobero) a la condición de pícaro, de buscavidas, de mantenido. De héroe venido a mortal que, al no poder vivir de los toros, pasará a vivir de las mujeres y un poco de los amigos, aunque sobre todo vivirá de la palabra.
'Juncal' fue una serie basada en el verbo y por eso en su día estuvo en boca de todos. Porque se confió a la palabra madura que se descuelga del lenguaje, castiza perdida. A la palabra que se da y la palabra que se quita y al anhelo de decir los toros, de expresarlos, de intentar transmitir no tanto la gloria que traen como la verdad que contienen.
RUBÉN LARDÍN
Rik Mayall y Adrian Edmondson, tras 'The Young Ones' lo más cercano a unos Sex Pistols de la comedia, reformularon 'Esperando a Godot' con la sitcom más minimalista (dos tipos odiosos haciéndose la puñeta sobre un escenario), salvaje e hiperviolenta desde los títeres de cachiporra.
>> Episodio clave: 'Accident' (T1E6), donde la ignominia física y verbal a cuenta de Richie (Mayall) alcanza cotas de crueldad bíblica.
D. D. P.
A Ron Howard se le ocurrió la idea de hacer telerrealidad en una serie y, así, con cámara al hombro y prestando su voz al narrador, creó a la prole de Michael Bluth (fíate tú de las constructoras) y la sitcom semidocumental.
>> Personaje rompedor: Lucille Bluth, adicta a las compras, al martini y a discutir con Liza Minnelli, es la matriarca que toda familia televisiva sueña con tener en su seno.
J. Z.
Bryan Fuller, genio de la sitcom macabra ('Criando malvas'), convenció al escritor Thomas Harris de que su psiquiatra caníbal merecía masticar de nuevo en TV. Las temporadas resultantes (sólo tres, por desgracia) rebosaron audacia visual y crueldad gastronómica.
>> Momento cumbre: El doctor Lecter (Mads Mikkelsen) le sirve a su rival Gideon (Eddie Izzard) su propia pierna. Opinión de la víctima: “Mi enhorabuena al chef”.
Y. G.
La serie más longeva de Reino Unido siempre encuentra la manera de regenerarse. En el siglo pasado pudieron seguir las aventuras espacio-temporales a bordo de la TARDIS con los rostros de William Hartnell, Patrick Throughton, Jon Pertwee, Tom Baker, Peter Davison, Colin Baker, Sylvester McCoy y Paul McGann como este Señor del Tiempo. Desde que en 2005 se reactivó el serial, los espectadores del nuevo milenio nos reenganchamos gracias a Christopher Eccleston, David Tennant, Matt Smith, Peter Capaldi y Jodie Whittaker, la primera mujer Doctor.
D. D. P.
Los Diez Mandamientos, convertidos en 10 horas de empatía humana a flor de piel, algo mucho más complejo y matizado que cualquier dogmatismo catequista. Aun así, el Vaticano dio su aprobación; cómo resistirse a la sutileza de Kieslowski y la música de Preisner.
>> Momento cumbre: Segundo episodio. Una abeja logra emerger milagrosamente de un vaso con mermelada trepando por una cuchara. Teodicea de lo nimio.
D. D. P.
3.000 veces, nada menos, suena la palabra “fuck” en este western, no ya crepuscular, sino abisal. El término “cocksucker”, por su parte, bordea las 300. La trama quedó inconclusa tras tres temporadas por falta de presupuesto, hasta que una resolución en forma de largometraje -muchas veces pospuesto- pudo ver la luz en 2019.
>> Momento cumbre: Las conversaciones de Al Swearengen (Ian McShane) con su mascota: la cabeza de un jefe indio.
Y. G.
Jon Hamm podría haber sido Jack Donaghy, Tina Fey (el cerebro del cotarro) quiso ambientar la historia en un telediario y Judah Friedlander podría haber aceptado Studio 60. Pero, como dijo Sorkin: “Eligió bien”. Felices casualidades que originaron una sitcom histórica: su record de 22 nominaciones a los Emmy y 10 chistes por minuto lo prueban.
>> Personaje rompedor: “Good God, Jack Donaghy!”. Un Alec Baldwin supremo.
I. C.
Hombre blanco soltero busca… un sentido a su existencia. Rompedor de tabúes y estereotipos, amante y defensor de las minorías, el género de la autoficción que tanto éxito tiene en la actualidad halla en Louis C.K. su expresión televisiva más conseguida.
>> Episodio clave: 'Duckling' (T2E11), en el que vemos al intrépido Louie acudir a Afganistán para entretener a las tropas armado… de un patito.
R. R. S.
Creada por Steven Moffat y Mark Gatiss (¡Mycroft!), esta adaptación tecnológica y contemporánea de las historias de Conan Doyle logró tal éxito que la productora lanzó hasta una app de la serie.
>> Episodio clave: 'Escándalo en Belgravia' (T2E1). Cuando parecía que Benedict Cumberbatch sólo tenía corazón por un afán cientificista, apareció ella: Irene Adler… ‘La Mujer’.
A. G. B.
“Donde todo el mundo sabe tu nombre”. Así era este semisótano bostoniano regido por Ted Danson, donde sólo la cerveza y la llegada al bar de Norman (“Nooooooorm”) aliviaban la tensión sexual del triángulo que formaba con Kirstie Alley y Shelley Long.
>> Personaje rompedor: De aquí salió el doctor Frasier Crane (Kelsey Grammer) en uno de los spin-off mejor traídos de la historia.
C. M.
Una serie sobre las bambalinas de un show de comedia. ¿Les suena? 'Studio 60' se estrenó en septiembre de 2006, 'Rockefeller Plaza' en octubre de 2006. Solo podía ganar uno y, contra todo pronóstico, perdió Sorkin, ya por entonces un dios llegado de 'El ala oeste de la Casa Blanca'. Supo reírse de su fracaso en un capítulo de su rival.
>> Mejor temporada: La única que tuvo.
I. C.
Obra cumbre del humor judío, Larry David ha llevado sus chistes a donde nunca Woody Allen habría osado, esto es, a Los Ángeles. Improvisación, cámara al hombro y pesimismo desolador.
>> Episodio clave: 'Krazee-Eyez Killa' (T3E8), un rapero con afición al sexo oral.
R. R. S.
Todo es sudor en la antología policial más densa de la TV: el guion de 500 págs. de Nic Pizzolatto, la hercúlea dirección de Cary Joji Fukunaga (mejor que Iñárritu) y las discusiones para defender la segunda temporada.
>> Momento cumbre: No el plano secuencia, sino la primera conversación entre Rust y Marty al volante.
D. D. P.
Con chistes verdes, humor absurdo y kung fu hiperbólico, la creación de Akira Toriyama encabezó la llegada a Occidente del anime. Cualquiera diría que su origen está en Viaje al Oeste, un clásico chino del siglo XVI.
>> Personaje rompedor: Son Goku. De monicaco cabezón a super saiyán cachas.
Y. G.
'Not the Cosbys' fue su título provisional, y la mejor descripción de la familia Bundy, tan nauseabunda como políticamente correctos eran Bill y su prole ficticia (o eso creíamos entonces). Las protestas de los espectadores ofendidos la hicieron famosa.
>> Mejor temporada: La quinta, cuando Al conoce a su colega Jefferson.
I. C.
Pudo haber sido una película de Alexander Korda protagonizada por Charles Laughton. Pero en ausencia del filme, del que sólo se rodaron fragmentos, la novela de Robert Graves se convirtió en uno de los mejores y más sanguinarios culebrones históricos de la TV.
>> Episodio clave: 'El veneno es la reina' (T1E7). Hazle caso a la emperatriz Livia (Siân Phillips), y no toques esos higos.
Y. G.
Antes del couchsurfing y Badi, el ‘no future’ de inicios de los 80 llevó a cuatro frikazos de otras tantas tribus urbanas (entre ellos, los futuros responsables de 'La pareja basura', Rik Mayall y Adrian Edmondson) a compartir piso en Londres. La convivencia era tan brutal como fascinantes los conciertos que tenían lugar en su piso: de Madness a Dexys Midnight Runners, pasando por Motörhead.
>> Episodio clave: 'Bambi' (T2E1). Un concurso televisivo entre universidades enfrenta a los protagonistas con Emma Thompson, Hugh Laurie y Stephen Fry, jovencísimos y pijísimos.
R. R. S.
3,7 millones de estadounidenses que creen haber sido abducidos no pueden equivocarse, pensó el showrunner Chris Carter. Quisieras creer o fueras un shipper adicto a la tensión sexual, la serie revolucionó los límites del terror en TV.
>> Episodio clave: 'El reposo final de Clyde Bruckman' (T3E4). Scully quiere creer.
I. C.
'Robot Blues', de The Incredible String Band, inspiró a Matt Groening ('Los Simpson') esta comedia de ciencia-ficción que tanto maltrató Fox. Como si la criogenización milenaria no fuera suficiente castigo.
>> Episodio clave: Seymour, Hachiko televisivo, murió a las puertas de la pizzería en la que trabajaba Fry antes de su periplo futurista. No hay fan que no llorara con 'Ladrido jurásico' (T5E2).
J. Z.
Creada a partir de una parodia de 'Corrupción en Miami' con gente de la tercera edad –'Miami Nice'–, este hito del humor geriátrico sigue procurando las mismas risas (y no enlatadas) que durante su emisión.
>> Personaje rompedor: Blanche, Dorothy y Rose tenían lo suyo, pero las ocurrencias y flatulencias de Sophia Petrillo son insuperables.
A. G. B.
“Son hermosas y exasperantes, conscientes de sí mismas y egocéntricas. Son vuestras novias, hijas, hermanas y empleadas. Son mis amigas y nunca las he visto en la TV”. Con esa conclusión finalizaba Lena Dunham el pitch a HBO de la que sería una de las series más importantes de nuestro tiempo, la crónica nudista, desvergonzada y millennial de la vida en Brooklyn de esas cuatro amigas. Acusada de 'sexinthecitycista' –todos en el cast tenían padres famosos y ricos– e incluso de racista, 'Girls' demostró que las chicas podían dominar la parrilla haciendo chistes sobre el aborto y andando en bolas por su apartamento.
>> Episodio clave: 'Beach House' (T3E7). Una explosiva coreografía seguida de una batalla campal de reproches. Puro 'Girls'.
A. G. B.
Sorkin hizo de Martin Sheen el presidente que EE UU necesitaba en tiempos de George W. Bush. Fue la primera serie en hacerse eco del 11-S, y predijo el futuro: el presidente Matt Santos se inspiró en un tal senador Obama.
>> Momento cumbre: El mejor final de temporada equivale a Bartlet empapado mientras suena 'Brothers in Arms' (T2E22).
J. Z.
Las verdades del barquero a través de la familia Fisher, propietarios de una funeraria en la parte más fea de Los Ángeles. El hijo pródigo inspira el primer gran melodrama de la tele de pago.
>> Momento cumbre: “Llévate un suéter”, dice Ruth justo antes de romper a llorar desconsolada abrazando el muñeco de Maya en el suelo de la cocina (T5E12).
I. C.
Con las bombas cayendo sobre Vietnam, esta adaptación de la película de Robert Altman sobre médicos en la Guerra de Corea supuso todo un alegato antimilitarista. Con personajes inolvidables, como Pierce (Alan Alda) o ‘Morritos Calientes’ Houlihan (Loretta Swit).
>> Episodio clave: 'La entrevista' (T4E29), uno de los primeros falsos documentales.
R. R.S.
Habrá quien se quedase en los provocadores inicios de salvajadas y tacos, pero, un cuarto de siglo después, Trey Parker y Matt Stone han dado forma a uno de los universos más iluminadores de la cultura pop. Y todo empezó con un puñado de recortes de papel.
>> Personaje rompedor: Eric Cartman; sencillez total de líneas (dos círculos ovalados) y la voz más repelente que existe (cortesía de Trey Parker).
D.D.P.
Un médico judío de Brooklyn confinado en un villorrio (Cicely, Alaska, era Roslyn, Washington) lleno de lugareños con encanto, como la intrépida O’Connell (Janine Turner), cuyas cuitas con el Dr. Fleischman son pura screwball comedy.
>> Personaje rompedor: la serie no sobrevivió a la demanda de aumento de sueldo de Rob Morrow, buen actor, más perdido en su carrera que en aquella estancia en Alaska.
C. M.
Ricky Gervais soñaba con ser estrella del pop y terminó escribiendo una comedia brillante sobre la gente que curra de 9 a 5. Su remake estadounidense con Steve Carell le convirtió en multimillonario y ahora canta lo que le da la gana.
>> Personaje rompedor: David Brent (Gervais). Porque todos los jefes mierder que hemos tenido en la vida tienen un poco de su torpeza y mediocridad.
I. C.
Creada por los productores de 'Los problemas crecen' con un target claro (babyboomers), esta serie con los créditos mejor musicados de la historia de la TV es la culpable de que conozcas mejor la historia reciente de EE UU que la tuya propia. Guión de largo reciclado en serial, 'Aquellos maravillosos años' contaba los sucesos más importantes entre el 68 y el 73 a partir de las memorias de Kevin Arnold, su familia y su amor Winnie Cooper.
>> Episodio clave: 'El día de la independencia' (T6E12). El hijo de Arnold –hijo real del narrador Daniel Stern– ponía fin a sus batallitas fuera de campo.
A. G. B.
Esa puerta chirriante, adornada con los rombos de la censura, fue la vía de entrada para lo irracional en un país grisáceo. Chicho Ibáñez Serrador adaptó a Poe y otros clásicos con repartos encabezados por su padre, Narciso Ibáñez Menta.
>> Episodio clave: 'El asfalto' (T1E18) podría ser un inédito de Kafka.
Y. G.
Cybill Shepherd cuenta en su autobiografía que, cuando Bruce Willis apareció en el casting, “la temperatura subió 20 grados”. La química entre los protagonistas de este clásico dio para cinco temporadas y muchos portazos.
>> Momento cumbre: El revolcón de David y Maddie sobre la alfombra al ritmo de 'Be My Baby' de las Ronettes (T3E14).
I. C.
Tuvo que llegar la cazadora Buffy Summers para salvar a Sunnydale de vampiros, bocas del infierno y prejuicios: una animadora rubia con mucho sarcasmo era la heroína que la ficción necesitaba.
>> Episodio clave: Solo Joss Whedon podía idear un capítulo mudo, 'Silencio' (T4E10), y ganarse una nominación al Emmy a mejor guion.
J. Z.
Existen otros mundos (y hasta tres revivals posteriores de la serie con formato de antología por antonomasia), pero todos están en la versión original, con Rod Sterling. 'La dimensión desconocida' que cambió la historia de la televisión... y de la gran pantalla. Los giros de guion de Serling están en la mitad del cine de género contemporáneo. ¿El final de 'La cabaña en el bosque'? 'Los monstruos de la calle Maple' (T1E22). ¿'Annabelle' y la mitad de películas de Blumhouse? 'El muñeco' (T3E33) o 'Tina Habladora' (T5E6). ¿La paranoia astral de 'Moon' o 'Interstellar'? '¿Dónde está todo el mundo?' (T1E1). ¿El juego con el punto de vista de 'El bosque', 'El sexto sentido' o 'Los otros'? 'El ojo del espectador' (T2E6). Y así, desde Steven Spielberg (que llevó la serie al cine en 1983), a James Cameron y más allá.
R. R. S.
Su “Tengan cuidado ahí fuera” unido a la morriñosa sintonía del ubicuo compositor de series ochenteras Ted Post presagiaba una revolución: planos secuencia, tramas complejas, aires documentales...
>> Personaje rompedor: por encima del honesto capitán Furillo, el capo fue Steven Bochco, showrunner que luego montó La ley de Los Ángeles.
C. M.
La vulgaridad del crimen, asesinatos fortuitos resueltos por funcionarios responsables y personajes tan anodinos como fascinantes embutidos en plumíferos con cuello de borreguito. A Noah Hawley le han sobrado arrestos y talento para enmendarle la plana a los Coen.
>> Personaje rompedor: Peggy Blumqist (Kirsten Dunst en la segunda temporada). La 'real desperate housewife' de Minnesota.
I. C.
Antes de que Google lo supiera todo sobre ti, 'El prisionero' ya había imaginado un futuro distópico, molón y aséptico en el que hasta tus sueños eran controlados. Una maravilla del género conspiranoico nacido de los tripis del Swinging London.
>> Personaje rompedor: Patrick McGoohan. El actor principal de la serie fue también su creador y (con seudónimos) su guionista.
R. R. S.
El fast food de Hitchcock fue granero de guionistas, cantera de actores y vademécum de pequeñas historias del suspense universal. Convertida en franquicia y máquina de royalties para el cineasta, la serie mutó en 'La hora de Alfred Hitchcock' y tuvo una reactualización ochentera.
>> Momento cumbre: Cada una de las apariciones del maestro en sus míticos preludios (con codas) a los capítulos resultaban enigmáticas y geniales. Los cameos nunca le bastaron.
C. M.
“Una serie sobre nada”. Así definían Jerry Seinfeld y Larry David su excéntrica sitcom que detonó los códigos del género (“sin abrazos, sin lecciones” era otro de sus lemas) hasta convertir los suyos en norma y a sus personajes en emblemas de NY.
>> Mejor temporada: Muy difícil elegir entre la tercera (más episodios míticos) y la cuarta (trama metarreferencial).
D.D.P.
Damon Lindelof y J. J. Abrams agarraron el recién estrenado siglo XXI por los cuernos: un avión estrellado, una sociedad multiétnica desubicada y una pena esotérica imposible de consolar.
>> Mejor temporada: La primera… y los tres minutos iniciales de la segunda. En cuanto Desmond apuró su desayuno y se abrió la escotilla, la ilusión se esfumó.
I. C.
El dragón aparece de la nada, sobrevolando súbitamente el ejército de dothrakis y sus gritos de guerra, y se precipita contra los soldados Lannister. “Dracarys!”, ordena Daenerys. Y arde el infierno en la pantalla. Así fue uno de los momentos más espectaculares de la séptima temporada de 'Juego de tronos', y también una victoria más de la serie contra las limitaciones de la televisión. Aunque hubo precedentes, como la olvidada 'Roma', ninguna otra serie creó un espectáculo visual de esta magnitud en la pantalla doméstica. Como espectadores son muchos los motivos que nos engancharon a la adaptación de las novelas de George R. R. Martin: su capacidad para cogernos por sorpresa en momentos clave, el retrato de unas estrategias geopolíticas que reflejan el mundo actual, los finos diálogos entre personajes de bandos opuestos, la interpretación de actores con garra como Peter Dinklage, un sentido de la épica que pone al espectador en pie en el momento preciso, etc. Pero es a nivel visual que 'Juego de tronos' ha marcado un punto de inflexión para las series haciendo que los ojos se nos salgan de las órbitas desde el sofá de casa. Es indicio de su importancia cultural que la discusión pública sobre lo cuestionable o no de su desenlace y temporada final alcanzara entre los fans dimensiones de conflicto bélico, dragones incluidos.
TONI DE LA TORRE
Ciencia-ficción del pasado. Así definía Matthew Weiner su serie de época como vehículo para “hablar de todo aquello que nos sigue concerniendo y de lo que no hablamos”. Siete temporadas y 92 episodios recorrieron la década de los 60 en EE UU sin necesidad de salir de la agencia Sterling Cooper, en Madison Avenue, y lograron conquistarnos desde sus créditos –homenaje a Saul Bass–, con su sofisticado estilo visual, su vestuario de ensueño, sus decorados con alto contenido en Lucky Strike, su writers room eminentemente femenino y ese misterio con gomina llamado Don Draper que era, a su vez, la mejor de las campañas de publicidad.
>> Episodio clave: 'Lost Horizon' (T7E12). De resaca, fumando un piti, con gafas de sol y una orgásmica xilografía del japonés Katsushika Hokusai. Mad Men ponía el broche a la carrera de Peggy Olson, de tímida secretaria a jefaza de McCann Erickson, con la secuencia de su entrada triunfal en la empresa. Un arco de personaje que, tristemente, todavía pocas mujeres tienen a su alcance.
A. G. B.
Concibiendo su programa, el equipo de Terry Gilliam, John Cleese y compañía barajó un título alternativo: “It’s…” (“Es…”). Justo la expresión que el náufrago demente (Michael Palin) exclama, mirando a cámara, al comienzo de cada capítulo.
>> Mejor temporada: Las tres primeras (de cuatro). Si aún ahora resultan impactantes, imagina cuando se estrenaron.
Y. G.
Si sus seis protagonistas pasaron de cobrar 22.000 dólares por episodio a un millón fue porque llegó a tener 52 millones de espectadores sólo en EE UU. Una serie neoyorquina que jamás se rodó en la Gran Manzana, y que habría sido muy distinta si Ellen DeGeneres hubiera aceptado ser Phoebe o Jon Favreau, Chandler. La nula diversidad racial y sexual de los protagonistas es objeto de debates cade vez más críticos.
>> Episodio clave: 'El del vídeo de graduación' (T2E14). ¡Ross besa a Rachel!
I. C.
'La dimensión desconocida' fue el modelo de Charlie Brooker para su colección de pesadillas neoluditas. Objetivo logrado: hace que veamos el mundo con otros ojos (más asustados).
>> Episodio clave: 'Toda tu historia' (T1E3) sigue sin tener rival como diagnóstico perverso de la forma en que una nueva prótesis tecnológica modifica nuestros afectos. D. D. P.
En la última década del siglo pasado, 'Twin Peaks' no se parecía a nada de lo que salía por TV; su tercera temporada, estrenada en la segunda del siglo XXI, tampoco. David Lynch y Mark Frost pulverizan el culebrón rural y la intriga policial recreándose en sus códigos con personajes que anidan en el telespectador más que cualquier misterio.
>> Momento cumbre: El agente Cooper entra en la Habitación Roja; ni él ni la ficción televisiva saldrán iguales.
D. D. P.
La familia más amarilla de la animación ya lleva más de tres décadas en antena. ¿Da vértigo? Pues sí, sobre todo si recuerdas haber visto sus primeras temporadas, emitidas en horario nocturno por TVE. Cualquiera le hubiera dicho al dibujante Matt Groening que aquellos sketches concebidos a toda prisa para 'El show de Tracey Ullman' (la primera idea, adaptar en formato animado su cómic 'Life in Hell', fue desechada por rara) acabarían siendo uno de los pilares de la cultura pop del cambio de siglo. Y en ello siguen, pese a una decadencia que ya dura demasiado.
>> Personaje rompedor: Homer Simpson. Al principio, lo creas o no, la estrella era Bart.
Y. G.
Lo que va de una bandada de patos okupando una piscina a una ración de aros de cebolla definió a la perfección la revolución de la ficción por entregas. Eso que antes se llamó “televisión” alcanzó un punto de inflexión nunca antes visto para convertirse en el inicio de una nueva cultura de consumo. El éxito de HBO (David Chase mediante) fue el de la apuesta por la calidad desde los guiones y el diseño de producción, que prevalecieron siempre por delante de las estrellas e incluso (lo más sonado) de la pleitesía a la audiencia. A espaldas del público nació Tony Soprano, un tipo abyecto rodeado de dos familias, la del hogar y la del Bada Bing, capaz de engañarnos a todos y convertirnos en sus más fieles sicarios capítulo tras capítulo. En cuerpo y alma, James Gandolfini alumbró la perfecta tentación de un diablo invitándonos a cannoli. Negarse resultó imposible.
>> Momento cumbre: El final, por supuesto, que dividió a la audiencia y acertó a dejar abierto el destino más marcado de la historia de los gangsters, en una última actualización del mito que, siendo absolutamente deudor de los referentes cinematográficos, está a la altura de los capos de Hawks, Coppola y Scorsese.
C. M.
“Míster Chips convirtiéndose en Tony Montana”: Vince Gilligan, showrunner curtido en los tiempos heroicos de 'Expediente X', dio el primer paso hacia la grandeza mediante esa idea. Pero con eso no bastaba: hicieron falta los secarrales de la California más miserable y las arrugas de Bryan Cranston (52 tacos de calendario, por entonces, y una filmografía de tres cifras, siempre en roles menores) para que la transmutación de un don nadie en el Satán de la metanfetamina resultase, no ya verosímil, sino necesaria.
>> Momento cumbre: ”Yo no estoy en peligro, Skyler. Yo soy el peligro. A un tío le pegan un tiro cuando abre la puerta, ¿y crees que soy yo? No. Yo soy el que llama” (T4E6).
Y. G.
¿Cabe una ciudad entera en una serie? Tras ver lo que David Simon hizo con la urbe más grande Maryland, podemos responder que sí. Aquí puedes leer el artículo completo sobre la serie que fue elegida por la redacción de CINEMANÍA como la mejor de todas. Por una vez, ¿podemos decir que se hizo justicia?
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