Al inicio de los intercambios, el índice compuesto de Shanghái perdía un 0,45%, antes de acelerar rápidamente su caída hasta perder más de un 4,14%, a 2.652,66 puntos, hacia las 02H30 GMT.
Por su parte, en ese mismo momento, la bolsa de Shenzhen caía un 5,32%, a 1.644,16 puntos. La segunda plaza financiera en la China continental había abierto en retroceso del 0,56%.
Los dirigentes chinos habían multiplicado las declaraciones tranquilizadores durante la reciente reunión de los ministros del Finanzas del G20 en Shanghái, comprometiéndose especialmente a mantener al cotización del yuan "fundamentalmente estable" en un momento en que la divisa conoce un fuerte movimiento de depreciación.
"No hay fundamentos para una depreciación persistente del renminbi" (otra denominación del yuan), declaró el viernes Zhou Xiaochuan poco antes de un encuentro en Shanghái de las grandes economías del G20.
Estas declaraciones no acabaron de convencer, sin embargo, a los inversores, máxime cuando la coyuntura de la segunda economía mundial no deja de ensombrecerse en un contexto de contracción de la actividad industrial y de las exportaciones, así como de demanda átona.
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