A la hora de ahorrar existen toda una variedad de trucos que nos ayudan a controlar nuestras finanzas. Aunque lo más recomendable es aprender esta clase de hábitos desde que somos pequeños para integrarlos en nuestro día a día, a medida que crecemos surgen nuevos gastos que debemos afrontar. La nómina mensual puede quedarse un poco escasa tratando de pagar la vivienda, las facturas o la comida, por lo que aprender nuevos métodos para controlar nuestro dinero puede ser esencial.
Algunas estrategias, como el sistema 80/20, están especialmente ideadas para aquellos que no saben gestionar bien sus ingresos. La técnica se basa en crear un presupuesto antipresupuestario de modo que el primer 20% que recibamos de nuestra nómina debemos dedicarlo a inversiones, ahorros o pago de deudas y a comenzar un fondo de emergencia que cubra de tres a seis meses de sus gastos.
Si aún no nos vemos capaces de retirar dicho porcentaje, podemos ir poco a poco aumentando la cuantía, de manera que pasado un año hayamos alcanzado hasta un 12% y nos resulte más fácil conseguir el 20%. El reto de la semana sin gastos también puede resultar útil para aquellos que más dificultades presenten a la hora de ahorrar de forma mensual. Veamos en qué consiste y cómo podemos usarlo a nuestro favor.
Reducir todos los gastos
Tal y como recomiendan desde el portal financiero Barymont, utilizar la última semana de cada mes como un reto para gastar lo menos posible puede convertirse en un gran hábito de ahorro. Empezar aprovechando los últimos alimentos que tenemos en la nevera para evitar hacer más compra o buscando alternativas de ocio en casa, podemos conseguir ahorrar entre 1.000 y 2.000 euros al año.
Cuando finalice esta semana especial, es conveniente calcular cuánto ha sido el ahorro y establecer un nuevo límite para el siguiente mes que trate de superar el anterior. El objetivo final es que a lo largo de esos siete últimos días consigamos no gastar ni un euro. Este sistema puede adaptarse según nuestras necesidades, y si nos resulta muy complicado, limitarlo a un fin de semana o incluso un presupuesto muy concreto que no suponga un gran desembolso.
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