El Gobierno de Pedro Sánchez trata de sacar adelante una reforma del sistema de pensiones, después de las de 2011 y 2013, que garantice las prestaciones y el poder adquisitivo de los jubilados actuales y, al tiempo, que no dispare el gasto, en un contexto en el que la generación del 'baby boom', la más numerosa, con sueldos muy superiores al de sus padres y con largas carreras de cotización, ya empieza a retirarse y lo hará de forma masiva durante la próxima década. Encajar todas las piezas, apostando por una reforma tímida, resulta una misión casi imposible, y Bruselas ha dado ya varios avisos para que los cambios tengan el suficiente calado para no abocar a una quiebra del sistema.
Los informes, estadísticas y previsiones apuntan a numerosas trabas e inconvenientes para afrontar el pago de pensiones, en una fase crítica de elevado de paro, coyuntural, y un freno en la entrada de inmigrantes, unido a una baja natalidad y una esperanza de vida cada vez mayor, y la entrada en aluvión de los 'boomers'. La situación, agravada por la pandemia del coronavirus y la invasión de Ucrania, no pinta bien a medio plazo y, desde luego, a largo, y son muchos los indicios que hacen no ser optimistas, aunque en parte se podría solucionarlo cambios poco dolorosos como aumentar el periodo de cálculo de las pensiones, una apuesta clara del Pacto de Toledo y la Unión Europea.
La última estadística de la Seguridad Social ya señala una situación a considerar seriamente: los nuevos pensionistas que se jubilan antes de los 65 años, el 40,6% del total, ya tiene nóminas mayores que la que reciben la media de los trabajadores. Así, las bases de cotización media a diciembre de 2021 era de 1.970 euros brutos a nivel nacional, que multiplicado por 12 pagas supone 23.640 euros. Mientras, la pensión media a mes de marzo para los jubilados antes de los 65 años se situó en el mes de marzo en 1.727 euros, que por 14 pagas supone 24.178, casi 500 euros más al año que los trabajadores.
Los trabajadores ourensanos se jubilan con 65,6 años, mientras los de Guipúzcoa, con sueldos elevados pueden retirarse mucho antes, a los 64,1 años
Esta diferencia será mucho mayor en los próximos ejercicios si los pensionistas siguen aumentando sus prestaciones de acuerdo al Índice de Precios al Consumo (IPC) y los asalariados siguen perdiendo poder adquisitivo en la negociación de sus convenios colectivos. Al detalle, la estadística de pensiones muestra que la edad media de jubilación sigue sin variar con respecto al año pasado, 64,7 años, cuyo aumento es una de las claves de la reforma de pensiones diseñada por José Luis Escrivá. El aumento si se ha producido con respecto a 2018, cuando las jubilaciones se producían a los 64,2 años, cinco meses que el ministro Escrivá considera relevante para ir combatiendo el aumento de gasto.
Al tiempo, se muestran las profundas diferencias que se dan entre comunidades y provincias, con la envejecida Ourense, que cuenta con las pensiones más bajas de España, en la que sus trabajadores se jubilan de media a los 65,6 años, y la 'rica' Guipúzcoa, que permite que sus asalariados se retiren a los 64,1 años con elevadas prestaciones. Mientras los nuevos jubilados anticipados de Melilla, muy poco relevante por el número de retiros, reciben una prestación de 2.138 euros, que se convierten en 30.000 euros brutos al año, y los bilbaínos reciben 1.828 -27.000 al año-, los jubilados zamoranos que deciden retirarse antes de los 65 años apenas de 1.395 euros y los Salamanca, 1.480 euros. Tras melillenses y bilbaínos, las mayores pensiones antes de los 65 años se dan en Álava (1.893 euros), Madrid (1.875), Guadalajara (1.864) y León (1.848). Mientras las nuevas pensiones se sitúan de media en 1.483 euros, casi 100 euros más que el año pasado y en los tres primeros meses de 2022 ya han abandonado el mercado laboral más de 87.000 trabajadores, 35.500 de forma anticipada.
En menos de diez años, 3,9 millones de ocupados 'boomers' que ahora tienen más de 55 años se jubilarán, tras décadas cotizando
El aluvión de jubilaciones que se producirá en los próximos años, con la llegada a la edad de retiro de la generación más numerosa, la del 'baby boom', nacida entre 1958 y 1977, no solo disparará el gasto de la Seguridad Social sin ingresos suficientes para contrarrestar el aumento, como advierten organismos diversos como la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), el Banco de España , el Instituto de Estudios Económicos (IEE) o el Fondo Monetario Internacional (FMI), también provocará un fuerte impacto en el mercado laboral, en el que el relevo generacional en muchas áreas y profesiones será imposible de gestionar y generará un importante déficit de mano de obra, pese a que un elevado número de ciudadanos continuará en el paro.
Las tablas del Instituto Nacional de Estadística del tercer trimestre de 2021 apuntan que en menos de diez años, 3,9 millones de ocupados 'boomers' que ahora tienen más de 55 años se jubilarán, tras décadas cotizando y seguramente más tarde y con menos pensión de la que preveían antes de las consecutivas reformas del sistema. A estos se añadirán otros 630.000 parados con esas edades, que subsistirán en la mayoría de los casos con el subsidio pensado para los mayores hasta que se produzca ese retiro. En este contexto, numerosos puestos en buena parte de oficios, profesiones y sectores quedarán sin cubrir, desde la construcción, al transporte y la agricultura, a la sanidad, la educación o la gestión administrativa pública, no solo por un relevo mal enfocado con una Formación Profesional insuficiente para dar cobertura a la demanda laboral, también porque no habrá mano de obra bastante.
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