La herencia de Trump

La UE marca ya su terreno ante Biden e impone aranceles por el caso Boeing

Banderas Unión Europea Bruselas
La UE impondrá aranceles a Estados Unidos por sus ayudas ilegales a Boeing.
EP
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La Unión Europea no le ha dado tiempo al que será el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a llegar a la Casa Blanca y ha marcado su terreno en el conflicto que enfrenta a ambas administraciones por las ayudas a Airbus y a Boeing. El vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Economía, Valdis Dombrovskis, anunció este lunes que la Comisión Europea impondrá aranceles a partir de este martes a las importaciones de Estados Unidos como respuesta a las ayudas ilegales que Washington ha concedido a Boeing, en respuesta a los aranceles y las trabas que el Gobierno de Donald Trump impuso a los principales productos importados desde los países comunitarios, que en el caso español se centra en el vino, el aceite, el queso y las aceitunas negras. 

"Estados Unidos ha impuesto sus aranceles siguiendo la sentencia de la Organización Mundial del Comercio en el caso de Airbus y ahora tenemos una sentencia de la OMC en el caso de Boeing permitiéndonos a nosotros imponer aranceles y esto es lo que estamos haciendo", dijo Dombriovskis al inicio de una reunión de los ministros de comercio de la UE. Ese enfrentamiento comercial es una de las primeras "herencias" que la nueva administración de Biden tendrá que plantearse y que ataca directamente al comercio exterior entre ambos mercados, si bien los expertos consultados sobre esta cuestión durante la campaña advierten que no será fácil de solucionar a pesar del cambio en Estados Unidos.  

La Organización Mundial del Comercio (OMC) falló recientemente que la UE tiene derecho a imponer aranceles de hasta 4.000 millones de dólares (unos 3.360 millones de euros) a importaciones de EEUU por sus ayudas ilegales al gigante aeronáutico Boeing. Esa puerta abierta a responder a la guerra comercial con EEUU es la que ahora aprovecha la UE para imponer sus condiciones recíprocas, pendientes de que se establezca una negociación entre ambas administraciones, en el seno de la OMC, que permita que todo vuelva a su cauce cuanto antes y el mercado funciones con las menores trabas posibles.

Guerra arancelaria abierta

La guerra comercial entre la UE y EEUU se recrudeció hace año y medio, cuando la Administración Trump decidió imponer aranceles del 10% y del 25% a las exportaciones europeas de acero y aluminio, dirigidas sobre todo a proteger las producción norteamericana y frenar el avance de las importaciones europeas de este tipo de productos y sus derivados. Se trata de un segmento calve a nivel mundial para otras industrias, como la automoción y su industria auxiliar, pero sobre ese proceso planeó en todo momento el conflicto que se ha mantenido en el seno de la OMC por las supuestas ayudas ilegales a Airbus y a Boeing, un proceso de denuncias recíprocas que dura más de quince años. 

Fue hace apenas un año cuando con la excusa el enfrentamiento entre estas dos compañías aeronaúticas, Trump no dudo en imponer aranceles a una lista de cientos de productos importados de Europa, a modo de presión, y aunque se tratara de sectores que en nada tenían que ver con la fabricación de aviones. Ahí se empezaron a gravar el vino y el aceite españoles, en plena expansión en aquel mercado y que después de más de una década de promociones y ventas a granel poco competitivas, empezaban a envasar en suelo americano y a ser buenas alternativas para los consumidores de la clase media estadounidense. 

Esa subida de aranceles, agravada con la batalla legal de la aceituna de mesa, ha impactado en el sector agroalimentario español en el último año de forma contundente, a la vista de que una subida de entre el 10% al 25% en el precio solo por las trabas arancelarias en mercado norteamericano hacía perder competitividad a los productos españoles frente a la fuerza con la que operan otros mercados emergentes. Del lado del vino, un negocio secularmente dominado por las redes de comercialización italianas en aquel país, el bloqueo a los caldos españoles abre paso a otros de Chile, Argentina y Sudáfrica, deseosos de llegar a los consumidores americanos.  En el caso del aceite, los propios productores italianos (que compran aceite a granel en España) y los del norte de África ocuparán el hueco que el aceite español de calidad deje por la subida de precios que se le impone. 

Fuentes cercanas a la Administración española mantienen que los nuevos aranceles que Europa pueda plantear pueden ser una forma de condicionar la situación y, en lo posible, defender las ventas de los productores agrarios españoles en un mercado que ha llegado a ser (y es) uno de los más importantes y donde más ha crecido la exportación española fuera de la UE en la última década. 

En un comunicado, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, ha señalado que la decisión de imponer estos aranceles a productos procedentes del país norteamericano "tiene como principal objetivo convencer a EEUU para que retome la negociación y, por otra parte, evitar una escalada en el conflicto comercial, algo que no beneficiaría a ninguna de las partes". Maroto confía en que, tras la victoria de Biden en las elecciones de la pasada semana, "se retomen las conversaciones y se aproveche la oportunidad para reducir el impacto de estas medidas", que a su juicio "han penalizado de forma desproporcionada e injusta a la industria agroalimentaria española", un sector que "es ajeno al conflicto".

Según ha explicado su departamento, la lista definitiva de productos afectados quedará dividida en cuatro grandes grupos: aeronaves (44%), bienes industriales (29%), bienes agrícolas (18%), y productos agrícolas transformados (9%). Además, se prevé aplicar aranceles adicionales del 15% en el caso de las aeronaves civiles y del 25% en el de productos industriales, agrícolas y agrícolas transformados.

Fernando Pastor
Director de La Información

Periodista especializado en temas económicos y jurídicos con más de tres décadas de experiencia. Actualmente es director del diario económico digital Lainformación.com (Grupo Henneo). Trabajó más de trece años en los medios del grupo Vocento (El Diario Vasco, Colpisa, Inversión) y fue fundador de El Economista. Ha sido tertuliano habitual en radio y televisión, en programas como Protagonistas, con Luis del Olmo durante tres años. Además de su experiencia en los medios, también ha trabajado como asesor de comunicación corporativa en el Instituto de Comercio Exterior (ICEX) y la agencia Shackleton. Antes de volver a los medios para lanzar Lainformación.com ocupó el puesto de director de Comunicación del despacho de abogados Garrigues. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y licenciado en Derecho por la UNED, y tiene experiencia docente en escuelas de negocios como Next IBS, EAE Busines School o CECO.

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