Son muchos los profesionales por cuenta propia que, por la naturaleza de su actividad laboral, tienen la posibilidad de desempeñar su trabajo lejos de una oficina, lo que abre las puertas a poder disfrutar de distintas opciones de teletrabajo, como el coworking o el home office.
Decantarse por una u otra opción depende de las preferencias de cada trabajador y de la labor que desempeñe, y la mejor manera de comparar y decidir, es valorando los pros y contras que tienen cada una de ellas.
Pros y contras del coworking
Comenzando por el coworking, se trata de un espacio que puede ser considerada una oficina normal, pero con ciertos matices que la mejoran. En este lugar se puede disfrutar de un entorno de trabajo y las comodidades habituales, como salas de reuniones, espacio de cafetería, limpieza, así como interactuar con otras personas, que son coworkers y que pueden dedicarse al mismo u otros sectores.
Estos espacios también permiten conectar con otros trabajadores a distancia y formar una comunidad que pueda ser de gran ayuda en proyectos futuros. En los últimos años, ha ido creciendo notablemente en popularidad, nada extraño si tenemos en cuenta que ofrece muchas ventajas para el autónomo. Entre ellas se encuentran la mayor flexibilidad y colaboración, además de poder tener la sensación de comunidad e integración, y disfrutar de un lugar de trabajo equipado con todo lo necesario.
Cuando se trabaja en un espacio de trabajo compartido se puede hacer o no el mismo tipo de trabajo que los demás en ese mismo espacio de coworking. En su forma más básica, este concepto fue creado para romper el aislamiento de los trabajadores, diseñado para proporcionar a las personas un ambiente social al mismo tiempo que favorece la interacción con su red profesional.
Más allá de las ventajas de disponer de un completo equipamiento y un entorno tranquilo, un espacio de coworking permite recibir a clientes, socios y proveedores en un ambiente profesional, habitualmente en la sala de reuniones disponible para su alquiler.
Si hablamos de sus desventajas, nos encontramos con que requiere una inversión económica mayor que trabajar en casa, además de tener que hacer una inversión mayor o menor de tiempo en desplazamientos en función de su distancia hasta el hogar. Además, puede generar distracciones si se comparte la oficina con otras personas, a menudo empleando tiempo en conversaciones. En algunos casos también puede existir falta de privacidad.
Pros y contras del home office
Por su parte, el home office o trabajar desde casa, también tiene algunos pros, comenzando por el hecho de que no hay que desplazarse ni pagar un alquiler, lo que mejora la economía, además de poder estar más relajado y poder tener una mayor flexibilidad para compaginar la vida profesional y privada. Así, en función de las circunstancias, podrás ajustar tu horario a cualquier eventualidad sobre la marcha, así como darte un descanso en el momento en el que lo consideres, sin tener que estar sujeto a unos horarios.
También permite un trabajo más relajado y organizarse muy bien si tienes capacidad para ello, siendo necesario para ello poder tener en tu propio hogar un espacio propio para trabajar, adaptando a tus necesidades y preferencias.
En su contra, trabajar desde casa tiene asociados algunos inconvenientes, como la falta de autodisciplina en aquellas personas que no son buenas para controlar su carga laboral y ajustarse a un horario. También es habitual que haya que lidiar con diferentes distracciones, sobre todo si no se está solo en la vivienda.
De igual forma, tiene como desventajas la dificultad para separar la vida laboral y la personal, de manera que pueda llegar a resultar verdaderamente complicado saber separar ambas y, por tanto, el trabajo puede llegar a afectar notablemente al desempeño laboral, y viceversa. Asimismo, se tienen menos oportunidades formativas y de conectar con otros profesionales, además de los gastos e inconvenientes de tener que adecuar una oficina en casa.
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