Fiscalidad del leasing y las ventajas para las empresas

El leasing es una fórmula muy habitual dentro del ámbito empresarial para poder conseguir financiación y disponer de distintos bienes.
Una empresa.
Una empresa.
Pixabay/louisehoffmann83
Una empresa.

Para poder entender la fiscalidad del leasing hay que tener en primer lugar claro en qué consiste. El leasing es una fórmula que se utiliza con una gran frecuencia entre las empresas con la finalidad de poder obtener financiación y contar con bienes como maquinaria, vehículos o equipos.

Para ello, se debe firmar un contrato de arrendamiento con opción de compra con una institución financiera, que es la que adquiere el bien en cuestión con anterioridad. A partir de ese momento, la empresa que disfrutará del bien tendrá que pagar unas cuotas periódicas hasta que llegue a su fin el periodo que se haya determinado en el contrato.

Una vez que el leasing llega al final del contrato adquirido, el cliente tiene varias posibilidades, que son las de comprar el bien pagando su valor residual, prorrogar el contrato de alquiler, o bien optar por no ejercer su opción de compra y devolver el bien a la entidad financiera. Esta es, por tanto, una fórmula de financiación interesante, sobre todo por todas las ventajas fiscales que supone para los negocios.

El leasing es interesante por distintas razones tanto a nivel financiero como operativo, ya que permite financiar en su totalidad la inversión, lo que supone la eliminación del riesgo financiero y comercial al ser el banco quien adquiere ese bien. Esto consigue proporcionar flexibilidad y rapidez para poder renovar los bienes que una empresa necesita para poder llevar a cabo su actividad profesional.

Por otro lado, si hablamos de las ventajas de la fiscalidad del leasing, estas son notables, ya que permite duplicar la amortización fiscal del bien que se adquiere a través de esta fórmula, e incluso llegar a triplicarla en el caso de aquellos negocios de menores dimensiones. Esto supone que el plazo de amortización de este bien es mucho más corto.

Además, el leasing permite diferir el pago del IVA que pueda corresponder a la compra del bien mediante las cuotas de alquiler, ya que al no tener que adquirirlo de una forma directa, no habrá que pagar el IVA correspondiente a su total en el principio, sino que se podrá diferir a través las correspondientes cuotas periódicas a lo largo de la duración del contrato.

Requisitos para disfrutar de las ventajas fiscales del leasing

En lo que respecta a la fiscalidad del leasing, hay que cumplir con una serie de requisitos para disfrutar de sus ventajas, como es el hecho de que los bienes que se adquieran deben estar dedicados a la actividad empresarial del arrendatario y que las cuotas de la recuperación del coste se mantengan crecientes o constantes durante el contrato.

Además, se debe incluir una opción de compra al final del leasing y el contrato debe tener una duración mínima de 2 años para bienes muebles y de 10 años para bienes inmuebles.

Más allá del leasing, las empresas pueden recurrir a otras fórmulas de financiación alternativas que también llevan asociadas algunas ventajas fiscales. Esto sucede, por ejemplo, con el renting que, aunque en su caso no incluye una opción de compra una vez llegado a su fin el contrato, sí que permite deducir fiscalmente las cuotas que se abonen por el arrendamiento de un bien. Sin embargo, hay que dejar claro que con el renting no se puede acceder a la amortización acelerada, que sí es posible disfrutar con el leasing.

También es habitual que las empresas recurran al factoring, una herramienta que permite financiar las facturas a cobrar, de manera que la empresa obtiene servicios de cobertura frente a la insolvencia de los clientes.

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