Socio preferente de la UE

Georgia, la última frontera europea ante el puño de Putin y el 'amigo' americano

El primer ministro de Georgia, Giorgi Gakharia, ha visitado esta semana las sedes de la UE y de la OTAN.
El primer ministro de Georgia, Giorgi Gakharia, ha visitado esta semana las sedes de la UE y de la OTAN.
DPA vía Europa Press
El primer ministro de Georgia, Giorgi Gakharia, ha visitado esta semana las sedes de la UE y de la OTAN.

En la mitología de los dioses griegos, había dos infiernos porque su mundo conocido tenía dos finales: al Oeste, por donde el sol se escondía, las tierras de Hades empezaban donde terminaba el Mediterráneo, al otro lado del Estrecho de Gibraltar donde Hércules fue a cumplimentar sus últimos recados; y al Este, en una tierra donde las montañas lloraban oro y a la que Jasón también tuvo que ir porque un héroe solo se convierte en leyenda cuando va al infierno y vuelve para contarlo

Hoy el mundo es más amplio que el mapa de un argonauta pero en la vieja Cólquida donde Medea ayudó al robo del Vellocinio de Oro sigue en pie Georgia, una república con poco más que la población de la ciudad de Madrid (3,7 millones) y con un PIB similar al de Cantabria (unos 14.000 millones de euros) pero cuya historia de conquistas, saqueos, guerras y resistencia entra en el tercer milenio dispuesta a no dejarse de nuevo su independencia por el camino. Sobre todo, después de casi 200 años de influencia directa (cuando no dominación y dictadura) de sus vecinos del norte, la Rusia de Vladimir Putin que se resiste a perder el control de este rincón del mundo que ha unido a lo largo de la historia Asia con Europa. De su parte, Georgia cuenta con el apoyo explícito e implícito, diplomático y económico, de la Unión Europea y de Estados Unidos. La última frontera del continente no es un peón más a los pies del Cáucaso. 

"En los últimos años, la economía de Georgia ha probado su fortaleza institucional, estabilidad macroeconómica y resiliencia ante significativos shocks económicos y financieros. Pese al hecho de que durante estos años la economía georgiana se ha visto afectada por impactos negativos desde el exterior, Georgia todavía presenta una de las mejores tasas de crecimiento entre sus vecinos". Natela Turnava, ministra de Economía y Desarrollo Sostenible de Georgia responde a La Información cuando se han apagado los focos del 112 Consejo Ejecutivo que la Organización Mundial del Turismo celebró de manera presencial en Tifils, capital del país, hace unos días. 

Fue una demostración del sector turístico mundial de que viajar no es un mito (o no del todo). Pero con Georgia, no hay gestos en balde. Durante los actos paralelos en los que participaron 170 delegados de 24 países distintos (así como una nutrida representación empresarial en su mayoría española), destacaban los cartelones de la USAID (la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), cuya oficina en Georgia es de las más activas en la zona. Además de fomentar un programa pionero de revitalización agraria, gastronómica y cultural que deriven en polos de atracción inversora y turística, en estos días finales de septiembre la delegación americana anuncia otras iniciativas encaminadas a luchar contra la desinformación y apuntalar unas elecciones limpias y libres de inferencias externas para finales de octubre.

Antes de terminar este mes, Georgia acude a las urnas y la diplomacia internacional mueve todas sus fichas para no perder comba. Esta misma semana, el Alto Representante de la UE en Política Exterior, Josep Borrell, recibió en Bruselas la visita del primer ministro de Georgia, Giorgi Gakharia, y le instó a que el país "demuestre sus credenciales democráticas" en estos comicios al Parlamento, si bien insistió en el apoyo comunitario frente a cualquier hostilidad que pueda extenderse desde las regiones rusas limítrofes (de hecho, observadores europeos vigilan la frontera norte desde que en 2008 estallase la guerra entre Georgia y Rusia por disputas territoriales en el Cáucaso). Gakharia, ya que estaba en el corazón de Europa, también se reunió con la cúpula de la OTAN.

Aplaudió Bruselas, eso sí, los cuatro años que lleva en vigor el acuerdo bilateral entre Tiflis y Europa, por el que, por ejemplo, los georgianos no necesitan visa para moverse en el espacio Schengen y gracias al que, entre otras muchas iniciativas de apoyo económico e institucional, Georgia ha recibido este verano algo más de 300 millones de euros comunitarios para aquilatar su respuesta a la crisis del coronavirus (con apenas 46 muertos y 7.000 casos desde el inicio de la pandemia, según los datos de la Universidad Johns Hopkins a principios de octubre) y enjugar el impacto sobre su cada vez más pujante sector turístico. 

Con 9,3 millones de visitantes internacionales en 2019 (una cifra que duplica lo que se recibía hace un decenio), el turismo ya supone un 11,3% del PIB nacional, según datos del Gobierno georgiano, y representa uno de los pilares sobre los que se ha construido el pequeño milagro del Cáucaso, cuyo PIB per cápita ha crecido desde 2010 a un ritmo anual medio del 4,8% y, en consonancia, ha recortado de casi el 40% a un 20% su tasa de pobreza, en cifras del Banco Mundial. 

"Además, este Gobierno ha incidido en una fuerte disciplina fiscal y en la estabilidad, lo que representan la piedra angular de nuestra política económica", resume Natela Turnava en una declaración que sin duda agradece una Unión Europea que no deja de situarse como hermano mayor tras Georgia y ante Moscú. Sin embargo, el compromiso se demuestra con acción y la representante económica del país detalla todo el paquete, encaminado "a garantizar un crecimiento más robusto e inclusivo en el largo plazo" a golpe de "reformas estructurales como la reforma fiscal, la de pensiones, el desarrollo del mercado de capitales, la nueva ley de colaboración pública-privada, la reforma de las insolvencias, del sector minero, del energético, del registro de las tierras o de la devolución del IVA". 

Todas ellas "tendrán importantes implicaciones económicas, incluyendo el fomento del ahorro y el desarrollo de capacidades financieras a largo plazo, así como impulsar la inversión en la economía, apoyar la competitividad del sector privado, incrementar la resiliencia, promover la mejora de la productividad, la creación de empleo y el avance estructural de la economía", explica la ministra de Economía.

De la macroeconómica a la microeconomía, Georgia sabe que el dinero viene de la mano de las empresas y que en un mundo globalizado donde las fronteras se diluyen, la apuesta debe reorientarse hacia las pymes (con la confianza de que ya crecerán). La UE lo vio claro desde el principio y desde 2009 ha fomentado créditos a emprendedores y ha llegado a 40.000 georgiano a través de un sistema especial que solo en 2020 librará 130 millones de euros para empresas tecnológicas. Sea como sea, se han generado más de 10.000 empleos en esta línea de trabajo. 

"Según el Índice de Políticas para las Pymes de la OCDE en 2020, Georgia es un reformador destacado", subraya la portavoz económica. Lo corroboran los datos que señalan que, de los 12 indicadores que conforman las mediciones internacionales, el país logra los mejores resultados en nueve de ellos en el bloque del llamado Eastern Partnership que la UE mantiene con seis estados en la zona de influencia: la propia Georgia, Ucrania, Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia y Moldavia.  

Más aún: al Banco Mundial le gusta lo que hace Georgia y su informe de 2020 de ‘Doing Business’, que aglutina todos los indicadores que facilitan la inversión y desarrollo empresarial en 190 países de todo el mundo situó a esta república en el séptimo lugar. En ese puesto tiene mucho impacto otro dato planetario: es el tercer país con menor carga fiscal en el mundo a las empresas, según destaca su propio Ministerio). 

A Mark T. McCord también le gusta hacer negocios en Georgia. Es contratista para la USAID y responsable de un programa específico por el que la Agencia americana pretende crear 4.000 puestos de trabajo, apoyar a unas 600 pymes para que aumenten sus ventas en unos 50 millones de dólares y atraer inversión ajena por otros 15 millones. Así dicho no parece un gran proyecto si se tiene en cuenta que EEUU lleva gastados en Georgia casi 2.000 millones de dólares en distintos paquetes de ayudas desde que en 1992 se evaporase la URSS y sus repúblicas recuperasen su independencia. 

Aquí, la diplomacia económica se centra en el monasterio de Aleverdi, a los pies de las montañas del Cáucaso, donde el obispo y sus cinco monjes elaboran miles de botellas del mejor vino del interior georgiano. En un país que se proclama como la cuna de la elaboración de esta bebida (esgrimen un estudio de la Universidad de Pensilvania que fijó en 8.000 años la antigüedad de una cepa hallada en su suelo) y que suma más de 500 variedades propias de uva, McCord ensalza el puente entre el pasado y el futuro. 

El pasado lejano, toda vez que el monasterio suma más de un milenio de historia; y el más cercano, ese que el contratista americano recuerda con menos cariño. Todo sonrisas y campechanía, cuenta que en un trabajo anterior para la agencia americana de ayuda al desarrollo tuvo que pasar casi cuatro años en Afganistán y que en su primer día fue recibido en el aeropuerto con un bombardeo y en el último le despidieron con otro. Ahora, la sonrisa no se le hiela pese a que las nevadas cumbres del Cáucaso vuelven a separar una vieja amenaza desde el norte ruso que no termina de difuminarse (como demuestran las últimas tensiones bélicas al otro lado de las altas colinas) y la normalidad de este mediados de septiembre en el que se recogen las últimas uvas de los viñedos ancestrales. Por si acaso, tanto Bruselas como Washington ya tienen a sus piezas debidamente colocadas.

Natela Turnava, ministra de Economía y Desarrollo Sostenible de Georgia.

Natela Turnava, ministra de Economía de Georgia

  • De energía a pymes: opciones de inversión en Georgia
“Hemos realizado algunos cambios en nuestra estrategia de inversión para reflejar nuevas tendencias y la nueva situación postpandémica. El BPO (Business Process Outsourcing), la fabricación de productos eléctricos y electrónicos, los componentes de automoción y aeroespacial, las energías renovables y la logística son solo unos pocos de los sectores predominantes en los que estamos interesados en expandirnos en el país y damos la bienvenida a los inversores españoles. En los últimos años, ya hemos demostrado nuestra capacidad en este sector y el país ha atraído a otros nombres internacionales como Majorel, Groupe Atlantic, AE Solar y más recientemente al gigante de la economía de Japón Tepco.  Además, nos orientaremos en hacer más atractiva nuestra situación geográfica y ofrecer a los inversores una fácil salida al mar con un alto nivel de seguridad. Con todo ello, Georgia es un destino en el que los empresarios serán capaces de reducir los costes operativos, más cercano logísticamente y con acceso a mercados prioritarios sin aranceles, a la vez que se minimizan los riesgos relacionados con la divisa y futuras crisis".
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