La situación de los jóvenes en España está lejos de ser ideal. Si bien la cantidad de personas con educación superior ha aumentado en los últimos años, esto es algo que contrarresta con la situación que muchos viven a la hora de acceder al mercado laboral y, por ende, en la edad de emancipación. Si lo comparamos con la Unión Europea, los españoles tardan hasta cuatro años más en dejar la casa de sus padres, según muestra el dossier Jóvenes, oportunidades y futuros en España y Portugal del Observatorio Social de la Fundación La Caixa.
La educación, la empleabilidad y la sociabilidad son tres de los ámbitos más importantes para cualquier joven, razón por la que estos son los tres pilares que se han analizado en este estudio. La educación acaba repercutiendo en la empleabilidad y esta sobre la sociabilidad, es decir, están relacionadas y, en el caso de España, vemos resultados que, si bien muestran una evolución en algunos aspectos, en otros seguimos a la carrera de la Unión Europea.
Mejor acceso al mercado, pero alta temporalidad
La piedra angular de este informe es el mercado de trabajo. La situación de los jóvenes en este ámbito suele depender en gran medida de contratos temporales que muchos van enlazando de manera sucesiva y esta es una tendencia que ha ido descendiendo. Ha habido un efecto positivo en la estabilización de los contratos de los jóvenes, sí, pero la temporalidad en los contratos de los españoles de entre 25 y 34 años se sitúa en el 30,5% y continúa sin alcanzar el dato de la media europea, de un 18,4%. "Hay que tener cuidado con la estabilidad de lo precario", afirmaba Alejandro Godino, coautor.
En este sentido, Lígia Ferro, también coautora del estudio, comenta que los jóvenes "no tienen una remuneración compatible con sus calificaciones, sobre todo si comparamos con países del centro y el norte de Europa", con muchos abandonando España en busca de mejores condiciones. Hace 13 años, el número de jóvenes españoles con estudios superiores era del 40% y, en 2021, esta cifra aumentó en hasta nueve puntos porcentuales, lo que evidencia que el acceso parece haber mejorado. Aun así, la parte negativa está en la mayor cantidad de jóvenes con educación básica en España, número que en el caso europeo se reduce a más de la mitad.
Por todo esto, la investigadora pide "valorar la inversión que hacen los jóvenes en su cualificación" facilitando su acceso al mercado laboral y valorándoles en función de su preparación, "en términos de remuneración y garantizándoles tiempo libre". La ocupación, en 2021, de los jóvenes españoles de entre 25 y 34 años con estudios superiores llegó al 78,2% y al 59,2% en el caso de los que tienen estudios básicos, pero hay que tener en cuenta la temporalidad.
Los españoles tardan más en emanciparse
Otro de los aspectos que han analizado en el dossier es la sociabilidad, las relaciones interpersonales de los jóvenes, incluyendo las que mantienen con sus progenitores. En este caso, España y Portugal sí se encuentran a la cabeza de Europa, con el 70,6% de los jóvenes españoles teniendo, como mínimo, una interacción con sus padres al día, número que se reduce hasta el 49,2% en el caso de la población europea. El 56,6% de los españoles se sienten muy próximos a sus progenitores, pero esto puede ser reflejo de una realidad negativa, y es que tardan más que los europeos en emanciparse.
Mientras que la edad media de emancipación del conjunto de la Unión Europea se sitúa en los 26,4 años, en España asciende hasta los 30,3 años, según datos de Eurostat de 2022. Estamos hablando de que existe una diferencia de casi cuatro años, aunque si se pone la atención en aquellos que han dejado las casas de sus padres, el resultado sigue siendo similar, demostrando la gran sociabilidad de los españoles. Por el contrario, con respecto al aislamiento social, España además tiene un mejor dato que Europa con un porcentaje que pasa ligeramente del 9, aumentando el número de personas afectadas en el caso de que sean jóvenes de origen extranjero.
Algo relevante para este caso es que, según expone el informe, "la red familiar constituye una fuente de recursos más importante que en otros países occidentales", lo que quiere decir que los jóvenes se refugian en sus familias en detrimento del Estado en busca de "los recursos que no se ofrecen de forma institucionalizada", influyendo, de nuevo, en la emancipación. De esta forma, "la mayor dependencia del entorno familiar debería ser compensada con el desarrollo de actuaciones que permitan a las personas jóvenes mejorar su nivel de sociabilidad y aumentar sus redes personales".
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