Los pacientes españoles apenas tienen acceso al 54% de los tratamientos a los que da el visto bueno Europa, a través de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), frente al 80% que se autorizan en países como Francia e Italia y el 88% de Reino Unido o Alemania. De media, tardan un 15 meses en llegar a nuestros hospitales y farmacia, según un reciente informe de la patronal europea de la industria farmacéutica Efpia. Solo un año de retraso supone, según reconoce el presidente de Farmaindustria, Juan López-Belmonte, implica en algunos casos un año menos de vida en los pacientes no tratados y la pérdida de la patente durante ese periodo privará de medicamentos a enfermos en el futuro. Admite que la situación se ha agravado en España durante la pandemia, "algo que no ha pasado en otros países", y que si bien la falta de efectivos puede suponer un embudo en las aprobaciones, que en mucho casos dependen del precio del fármaco, existe un problema estructural.
Señala el responsable de Farmaindustria que sacar adelante un medicamento supone una inversión media de 2.500 millones en diez años y que solo 50 son patentados cada año. Además, apunta que los riesgos son muy altos, ya que solo uno de cada 10.000 compuestos analizados en investigación básica llegará a ser un medicamento disponible. El procedimiento para fijar precio y la financiación pública de los medicamentos es impredecible, reconoce, y ello provoca este importante retraso en el acceso de los españoles a nuevos tratamientos que repercute directamente en la calidad del sistema sanitario.
La directora del Departamento de Acceso de Farmaindustria, Isabel Pineros, señaló las tres vías para autorizar la comercialización de un medicamento en Europa. El primero, el centralizado, con una única evaluación europea y válido para todos los países de la UE, es obligatorio para fármaco diseñados para combatir el cáncer, el VIH, la diabetes, las enfermedades autodegenerativas, inmunes, terapias o medicamentos huérfanos. El procedimiento descentralizado, por el que autoriza su venta en varios países miembros y el de reconocimiento mutuo, por el que las empresas que tienen un tratamiento autorizado en uno de los estados de la UE pide que se reconozca este permiso en otros países de la Unión.
La industria farmacéutica celebra su seminario anual y sus representantes ha tratado todos los temas de actualidad y los efectos de la pandemia en el sector, que aseguran que ha servido para constatar lo imprescindible que es invertir en sanidad. Respecto al desabastecimiento de fármacos, López-Belmonte, lanzó un mensaje de tranquilidad y aseguró que ninguna de las compañía había reportado problemas, aunque reconoció un embudo de suministro de plásticos o gomas procedentes de Asia -como pasó con las mascarillas-, necesarios en la fase final de la producción, algo de lo que ya ha alertado el laboratorio estadounidense Moderna.
Farmaindustria propone un plan par invertir 1.700 millones en fármacos. "No hay desabastecimiento, pero si problemas en el suministro de gomas y plásticos"
López-Belmonte señala que para prevenir desabastecimiento farmacéutico se debería generar el marco adecuado para recuperar parte de esa producción de medicamentos esenciales o estratégicos, que ahora está en mano de los países asiáticos, con unas reglas de juego diferentes a las de los países europeos y Estados Unidos. Con esta fórmula se daría más seguridad estratégica al sistema sanitario y se reforzaría el tejido productivo, además de generar empleo e impulsar las exportaciones de un sector basado en la innovación.
El presidente de la asociación que representa a la industria farmacéutica reconoció el trabajo de las administraciones y valoró el interés por destinar 1.700 millones de inversión para medicamentos esenciales e innovación a través de los Fondos de Recuperación y Transformación europeos, algo que se está estudiando y que implicaría a 40 compañías tractoras del sector. Pese a todo, Farmaindustria ha reconocido que la rebaja de la inversión en sanidad al equivalente de 6,2% del Producto Interior Bruto (PIB) en los próximos años no es buena noticia y consideran que debería elevarse al 7% hasta 2050.
Entre los aspectos positivos, los representantes de Farmaindustria, han resaltado que España se ha convertido en el primer país de Europa y el cuarto del mundo en ensayos clínicos, pero se coloca en el segundo puesto, solo por detrás de Estados Unidos, los que significa un posición muy relevante a nivel mundial, que no se puede perder por falta de inversión. En la actualidad hay 3.500 ensayos clínicos en España en los que están implicados más 146.000 pacientes. La industria farmacéutica descarta problemas de suministro graves como en otros sectores
Farmaindustria nos planteamos que se podría generar el marco adecuado para recuperar parte de esa producción de medicamentos esenciales o estratégicos. Se ha constatado que hay un problema serio. Tenemos dos objetivos principales: dar más seguridad estratégica a nuestro sistema sanitario y reforzar nuestro tejido productivo, con las derivadas de creación de empleo y exportación que llevaría aparejadas", ha explicado.
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