Pertenecen a uno de los mercados más opacos que existen. Las compañías que comercian con materias primas, grandes corporaciones internacionales de las que el público en general conoce poco o casi nada, operan en la sombra respaldando a dictadores, golpes de estado y maniobrando para derrocar gobiernos -cuando no les convienen- o para colocar a aquellos cuyos intereses les son más afines. Y para ello, hacen uso del soborno allí donde sea necesario. En ese mercado sin ley han buceado durante años los periodistas de 'Bloomberg' Javier Blas y Jack Farchy y de su investigación ha surgido el libro 'El mundo está en venta' (Editorial Península).
"Las compañías que se dedican a comprar y vender materias primas -petróleo, aluminio, maíz, trigo- juegan un papel crucial en la economía mundial, pero operan en la sombra", explica Javier Blas. Las describe como empresas enormes, con ganancias multimillonarias, que se benefician de que el comercio de esas materias primas se produce muchas veces en aguas internacionales, más allá del alcance de cualquier gobierno y que de estos, hasta ahora, no han tenido interés en regular su actividad.
"No solo juegan un papel importante en la economía mundial, sino que también juegan un papel importante en la política global. Son compañías que a veces toman partido por un gobierno o por un señor de la guerra en una guerra civil, que ayudan a dictadores a saltarse embargos y que en los últimos años han sido muy importantes para encumbrar y dar mayor poder a Vladimir Putin", sentencia el periodista. Cuenta, además, a este diario cómo las compañías de comercio de materias primas están ayudando a Rusia a continuar vendiendo su petróleo en el mercado internacional y a encontrar vías donde colocar esos barriles que Europa va a vetar a partir de finales de año y que EEUU ha prohibido ya.
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