China escapa al zarpazo que la inflación ha asestado a la mayoría de grandes economías del planeta. La subida interanual de los precios en el gigante asiático fue del 2,1% en mayo por segundo mes consecutivo, de acuerdo con los datos que publica la Oficina Nacional de Estadística (ONE). Bien es cierto que los precios de producción industrial (que refleja en parte los precios que pagan los fabricantes por las materias primas importadas) escalaron el mes pasado un 6,4%, frente a una subida del 8% registrada un mes antes, en abril.
Mientras la Reserva Federal estadounidense se ve obligada a ser más agresiva en su política monetaria -ha anunciado en su reunión de junio un alza de los tipos de 0,75 puntos- y el Banco Central Europeo (BCE) está a punto de aplicar su primera subida de los tipos oficiales en más de una década, el Banco Popular de China tiene margen para seguir reduciendo el precio del yuan y apoyar con ello un crecimiento que se ha visto mermado por la política de 'cero tolerancia' con la Covid y los confinamientos aplicados en grandes ciudades como Shanghái o la propia Pekín.
¿A qué responde la anomalía china? Alicia García-Herrero, economista jefe de Natixis para Asia Pacífico analiza la coyuntura económica de la segunda economía mundial en el podcast de 'La Información'. Los datos revelan cómo la demanda en el país se mantiene débil, pero también responden a las medidas de intervención del Gobierno de Xi Jinping en la economía. Otro de los comodines con los que el Ejecutivo chino cuenta son las ingentes reservas de materias primas estratégicas que puede aprovechar, si así lo requiere, para frenar las presiones sobre los precios.
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