Cuando una persona es propietaria de una empresa, tanto si lo es de una pequeña y mediana empresa como de un gran negocio, la falta de liquidez es uno de los grandes problemas a los que se puede enfrentar. Esto supone no tener suficiente dinero como para poder hacer frente a todos los pagos obligatorios y las deudas contraídas.
Si te preocupa no poder hacer frente a los gastos necesarios para trabajar si eres autónomo, o poder abonar el salario en el caso de que tengas empleados a tu cargo, lo más recomendable es que entiendas lo que es el fondo de maniobra.
Este concepto hace referencia a la capacidad que tiene una empresa para poder cumplir con sus obligaciones y pagos a corto plazo, pero al mismo tiempo llevar a cabo las inversiones y compras que son necesarias como parte de cualquier actividad empresarial. Por lo tanto, se trata de un concepto clave a la hora de determinar la salud financiera de un negocio.
Para calcular el fondo de maniobra de una empresa se debe restar el pasivo corriente al activo corriente. El activo corriente o líquido, es el activo de una empresa que se puede convertir en dinero en un plazo inferior a los doce meses, pudiendo ser considerados como tales las inversiones financieras del negocio, el dinero que se encuentre depositado en alguna cuenta bancaria o la existencia en stock de los productos comercializados. El pasivo corriente, por su parte, son las obligaciones a corto plazo de la empresa, es decir, las deudas y obligaciones contraídas que se deben amortizar en menos de 12 meses.
¿Cuál es el valor óptimo de un fondo de maniobra?
Cuando se habla de fondo de maniobra, es habitual pensar que cuánto más grande sea este, será más favorable para la empresa. Sin embargo, esto está alejado de la realidad, ya que puede poner en peligro la rentabilidad del negocio, sobre todo entre quienes tienen un volumen de facturación inferior. Esto tiene que ver con el hecho de que contar con un gran fondo de maniobra supone tener que invertir más dinero en activos con escasa o nula rentabilidad.
En el caso de las grandes empresas, es recomendable contar con un fondo de maniobra positivo, ya que servirá para evitar situaciones de tensión financiera, pero no es posible hablar de un valor óptimo. Esto se debe a que cada empresa es totalmente diferente de otra, y no necesitará contar con el mismo margen de maniobra, un negocio que venda productos al contado que una empresa con decenas o cientos de empleados.
Es por ello por lo que para calcular el fondo de maniobra hay que tener en cuenta una serie de parámetros, como el sector en el que opera la empresa, su ciclo de explotación, su dimensión económica, la rotación del activo circulante y los plazos medios de cobro y pago.
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