El periodo de carencia de una hipoteca es el periodo en el que se aplaza el pago del capital, de los intereses o de ambos. Este periodo puede ser concedido por la entidad bancaria en aquellas situaciones en las que, con el fin de que se pueda hacer frente al abono de los pagos futuros del préstamo, considere que es conveniente reducir o aplazar las cuotas temporalmente.
El periodo de carencia debe ser solicitado al banco, que estudiará cada caso en particular para poder conceder o no el mismo. El mercado hipotecario es muy amplio y es complicado poder determinar las condiciones a seguir para poder acceder a las mismas, ya que mientras que algunos bancos pueden ofrecer unos meses o años, otros ni siquiera dan esta opción al cliente.
Su solicitud conlleva tener que hacer frente a unos costes. Por un lado, es una operación que lleva aparejada una comisión (de aproximadamente el 1%) y los gastos notariales por la necesidad de elevarla a escritura pública. Además, no hay que olvidar que durante el periodo de tiempo en el que no se paguen las cuotas, se continuarán devengando intereses.
Por otro lado, hay que recalcar que hay que cumplir con una serie de requisitos para que se conceda un periodo de carencia de una hipoteca, que dependen de cada entidad bancaria. En cualquier caso, el titular del préstamo tendrá que demostrar que es un préstamo hipotecario sobre su vivienda habitual, que los ingresos de la unidad familiar no superan unos límites determinados con relación al IPREM, que se encuentra en una situación de vulnerabilidad, y que la cuota de la hipoteca supera el 50% de los ingresos netos de la unidad familiar.
¿Cuándo se puede necesitar una carencia hipotecaria?
Beneficiarse del periodo de carencia de una hipoteca es una opción que ofrecen las entidades bancarias a sus clientes en determinadas situaciones y circunstancias. Un claro ejemplo lo encontramos en las hipotecas destinadas a construir una propia vivienda, donde es habitual que se ofrezca un periodo de carencia mientras el inmueble se encuentra en construcción.
También puede ser una posibilidad para quienes buscan la compra de una nueva vivienda, pero aún no han vendido en la que residen actualmente, que está hipotecada. En estos casos se puede optar por una hipoteca puente con carencia. De igual modo, puede ser una solución para aquellos que en un determinado momento pasan por dificultades económicas para pagar el préstamo hipotecario, que en ese caso podrán acogerse al Código de Buenas Prácticas.
Este último es una medida que fue aprobada por el Gobierno en el año 2012 y que contempla distintas opciones para reestructurar las hipotecas en aquellos titulares que cumplan con una serie de requisitos, como la aplicación de un periodo de carencia, la ampliación del plazo para devolver el préstamo o la rebaja del tipo de interés.
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