Un declive de cinco décadas

SOS de la industria vasca: la Covid da la puntilla tras perderse 60.000 empleos

SOS de la industria vasca: la Covid da la puntilla tras perderse 60.000 empleos
SOS de la industria vasca: la Covid da la puntilla tras perderse 60.000 empleos.
EFE
SOS de la industria vasca: la Covid da la puntilla tras perderse 60.000 empleos

El País Vasco cada vez huele menos a humo y a hierro. La última empresa en aplicar recortes, Sidenor, que este jueves anunciaba un ERTE para sus 1.500 empleados -1.150 de ellos en sus factorías en Euskadi-, es solo la última de una larga lista. El ajuste de la compañía siderúrgica se debe a que el 70% de su producción de acero se destina a la industria del automóvil, que a consecuencia de la pandemia de la Covid-19 ha sufrido un desplome de las ventas. Sidenor se suma a otras empresas del sector industrial con sede o plantas en el País Vasco que han emprendido cierres o ajustes de personal y producción en los últimos meses, como Tubacex, Siemens Gamesa, ITP Aero, Sener o Aernnova.

El SARS-CoV 2 no solo ha supuesto una debacle para el turismo, la hostelería y los servicios. La industria también se ha demostrado muy vulnerable al virus, como evidencian sus consecuencias en las tres provincias vascas donde el peso en su PIB de la actividad manufacturera es muy superior a la del resto de España (24,6% fente al 16%) o a la media de la Unión Europea (20%).

Una cifra que denota el declive industrial que sufre Euskadi desde hace décadas. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, a mediados de los años 70 del siglo pasado el peso de la actividad industrial en el PIB vasco era del 49%; a principios del nuevo siglo descendió al 31% y, en 2007, al 29%. En cuanto al empleo, en 1977 había 423.000 trabajadores en la industria vasca; en 2008 eran ya solo 247.500 y, en la actualidad, 185.900. La industria vasca ha perdido más de 60.000 trabajadores y casi un 5% de su peso en el PIB en la última década.

Un lento e inexorable declive que se ha llevado por delante empresas emblemáticas como Fagor, La Naval, Euskalduna, Altos Hornos de Vizcaya, Forjas Alavesas.... y que ha sufrido un 'acelerón' con la pandemia. La actividad industrial vasca se contrajo en los siete primeros meses de 2020 un 16,2% con respecto al mismo periodo del pasado año, aunque en julio se observó una moderación de la caída en términos interanuales, según datos del EUSTAT (Instituto Vasco de Estadística). Pero no todo es consecuencia del coronavirus. En enero de este año, el Índice de Producción Industrial (IPI) ya había sufrió en Euskadi una caída interanual sobre enero de 2019 del 2,5%. En junio, el desplome del sector metalúrgico fue del 27%, convirtiéndose en el nicho de actividad que más ha caído desde abril.

"Una caída sin precedentes en tiempos de paz"

Todo ello ha supuesto que la economía vasca entre oficialmente en recesión porque, pese a todo, la industria sigue siendo el principal motor económico de Euskadi, que acumular dos trimestres consecutivos con crecimiento negativo, hasta desplomarse entre abril y junio con el mayor retroceso de su historia moderna: un hundimiento del PIB del 20,1%. "Una caída de la economía vasca sin precedentes en tiempos de paz", decían entonces desde el Gobierno vasco presidido por Iñigo Urkullu, y un desplome que es de los mayores entre las CCAA españolas.

Las plantas de ArcelorMittal son el ejemplo perfecto de la ‘decadencia’ de la industria vasca. Desde que el magnate indio se hizo en 2007 con las plantas de Arcelor, la multinacional ha destruido 1.300 empleos en Euskadi. Destaca el cierre de la factoría de Zumárraga (Gipuzkoa), donde se perdieron 500 puestos de trabajo. A diez kilómetros de allí, en Olaberría, la planta de la compañía emplea a poco más de 400 trabajadores que producen más de un millón de toneladas de acero al año a partir de la fundición de chatarra, un auténtico récord en términos de productividad. En esa misma factoría, entonces llamada José María Aristrain, a mediados de los 70 también se producían un millón de toneladas de acero al año.... con una plantilla de 2.000  empleados. Descenso de empleo y de peso relativo en el PIB debido a la misma producción de acero, en términos reales, dentro de una economía que ha crecido hasta multiplicarse por varios dígitos en los últimos 4o años.

Desde la patronal vasca, Confebask, se achaca el descenso de actividad de la industria y la destrucción de empleo a la productividad (se produce lo mismo con menos trabajadores) o a la terciarización de la economía, en la que, como sucede en otras regiones españolas, los servicios ganan peso frente a la industria. A finales de agosto, el director general de Confebask, Eduardo Arechaga, hablaba de la necesidad urgente de "prorrogar los ERTE más allá del 30 de septiembre, incluida la industria". Sostiene que "los sectores más castigados no son sólo son el turismo y hostelería, también está la movilidad. En Euskadi, gran parte de la industria más especializada y avanzada tecnológicamente está ligada a la movilidad. Fabricamos aviones, coches, autobuses, barcos, trenes... Lo que también afecta a los bienes de equipo, al acero... Si cae una empresa es muy difícil recuperar la actividad y si es industrial, mucho más. Hay que apoyar a estos sectores siempre que se comprometan a mantener el empleo".

"Habrá despidos en una de cada tres empresas"

Entre el empresariado no se quiere decir abiertamente pero la patronal del metal advierte que en la industria vasca se producirán "ajustes de plantilla y despidos en una de cada tres empresas". Ya en junio, al presentar los datos de la economía de la región, el entonces viceconsejero de Economía, Aberto Alberdi, aseguraba que " no solo el sector servicios, como la hostelería y el comercio, sino también la industria, como la automoción y la aeronáutica, va a tener que realizar un proceso de ajuste que va a ser difícil". La industria vasca espera además con impaciencia el Fondo Europeo de Recuperación -140.000 millones para España entre créditos y ayudas a fondo perdido-. En este sentido, la ministra de Industria, Reyes Maroto, intentaba transmitir un mínimo de optimismo este martes a un grupo de empresarios vascos con el que se reunió en Getxo tras visitar el AIC, el centro de inteligencia del automóvil de Amorebieta (Bizkaia): pese a las circunstancias coyunturales adversas, Euskadi "cuenta con la ventaja comparativa de su capacidad industrial y de disponer de un tejido empresarial líder en muchos sectores que va a aprovechar de manera eficiente todos estos fondos europeos".

Desde el sindicato Comisiones Obreras se critica la "ausencia de una política industrial clara, un exceso de cortoplacismo y demasiada deslocalización" y se pone el foco en la necesidad de una apuesta por "la diversificación, la digitalización y las nuevas tecnologías para volver al nivel de antes de la crisis de 2008", además de "la particpación de los agentes sociales, la coparticipación público-privada en la elaboración de planes industriales a largo plazo" o la "formación de los trabajadores" para "tener una industria moderna, ecológica y sostenible". En este sentido, el sindicato, alertaba al nuevo Ejecutivo Urkullu tras conocerse los datos de paro del mes de agosto y recordar que el desempleo aumentó en Euskadi más que la media española (2,2%, frente al 0,8%) en términos relativos. 

La cuarta revolución industrial

Ante esta difícil coyuntura para la industria vasca, el 'lehendakari' ha puesto a la ingeniera Arantxa Tapia al frente de la consejería de Desarrollo Económico, Sosteniblidad y Medio Ambiente para revitalizar una economía malherida por dos crisis consecutivas y y tratar de reinventar la economía vasca en la llamada Cuarta Revolución Industrial. Tapia explicaba su preocupación porque "España se centre mayormente en el turismo y que su plan de reactivación esté por delante del de la industria. Por fin habrá un plan de automoción, pero ha tardado. Y ese tipo de actuaciones nos preocupan, porque la industria es el motor más relevante de la economía. Por cada empleo industrial se generan cuatro o cinco en servicios. Antes de la crisis, un 24,6% del PIB vasco era industrial, no podemos perder ese tren", sentencia.

El departamento que dirige la consejera acaba de activar la segunda edición del llamado Plan Renove Industria 4.0. Este año, el presupuesto pasa de cuatro a cinco millones de euros para para respaldar a las pymes a la hora de adquirir la maquinaria avanzada y "apoyar así a la recuperación económica" del tejido productivo. Igualmente, el Gobierno Vasco abrió el 1 de septiembre el plazo de ayudas de apoyo a la I+D empresarial a través de dos programas a los que ha destinado 125 millones de euros en varios ejercicios.

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