Claves energéticas para después de una crisis (II)

Tiempo de fusiones y adquisiciones... hasta la llegada del campeón nacional

La otra (y desconocida) factura de una transición ecológica
Tiempo de fusiones y adquisiciones... hasta la llegada del campeón nacional.
EFE
La otra (y desconocida) factura de una transición ecológica

Tras la caída sin freno del PIB durante el segundo trimestre, España afronta la reordenación de las grandes empresas. En el sector empresarial, la variable del Covid-19 debe entenderse más como un acelerante que como un factor único de movimiento empresarial. Las concentraciones han venido para quedarse y, en un entorno caracterizado por la incertidumbre, no queda mucho margen para las aventuras en solitario.

Durante los últimos cinco años, la proliferación de empresas de comercialización energética ha sido la tónica general en un sector que, tradicionalmente, siempre ha visto con ojos extrañados la entrada de nuevos competidores en un mercado esencialmente oligopolístico

Los datos demuestran que las fusiones y adquisiciones (M&A en su denominación inglesa) son parte de la solución para afrontar los tiempos de crisis. Según Global Data, en 2018 el mercado global de fusiones y adquisiciones alcanzó un volumen total de 158.000 millones de dólares. Pero si existe una clara tendencia al alza en las M&A globales, en España la cifra se aleja radicalmente de la alcanzada en el resto del mundo. Solo en 2019, el mercado de inversión español disminuyó un 46% con respecto al mismo periodo de 2018. Sin embargo, 2020 se prometía realmente activo para este campo… hasta que llegó la pandemia.

KPMG, con datos de Refinitiv, anunciaba en diciembre que 2020 sería un año atractivo debido, fundamentalmente, al "capital acumulado de las empresas" y a las "expectativas de crecimiento" del sector. Las energías renovables aparecían como las más favorecidas a priori, pero el coronavirus, y la ola de cambios estructurales que ha provocado, se ha cebado en el campo de las fusiones y adquisiciones. En julio del presente año, la misma consultora ya recogía la realidad. Las inversiones se redujeron un 38% en el número de operaciones realizadas entre enero y junio de este año en nuestro país.

Durante 2020 el coronavirus se ha unido a las malas expectativas de la economía mundial, fundamentalmente por el parón en el crecimiento americano, las tensiones con China y la nunca acabada salida de Reino Unido de la UE. Un aspecto que intranquiliza especialmente a los responsables de los movimientos corporativos, puesto que aun no se da por asegurado que los efectos nocivos del Brexit estén totalmente descontados de la economía europea.

Un efecto claro de esta tendencia es el escaso número de operaciones realizadas en suelo británico. Según la consultora Willis Towers Watson, en 2019 tan solo se produjeron 31 operaciones en la City, cuando, tradicionalmente, Reino Unido ha protagonizado gran parte de los rankings de M&A del último lustro.

Si la tendencia es decreciente, en el mercado energético español la situación, Covid-19 mediante, es radicalmente diferente. 

En primer lugar, existe una clara presencia de empresas energéticas con un alto componente de generación contaminante que están obligadas a invertir en activos limpios y renovables. La conversión de empresas petroleras en energéticas renovables no solo encuentra su explicación en la mejora de imagen. Por el contrario, el componente estratégico juega muy fuerte, especialmente teniendo en cuenta el precedente del tobogán del precio del crudo, que alcanzó mínimos históricos durante los meses de abril y mayo.

Por otra parte, la transición energética ya es asumida como una realidad por todos los actores del sector. El camino hacia una economía de bajas emisiones de carbono ya no está en cuestión y las empresas tratan de centrar el debate en el calendario más que en el objetivo final. Lógicamente, cada una trata de arrimar el ascua a su sardina, puesto que algunas eléctricas y petroleras están en una carrera sin freno para la adquisición de activos con los que limpiar su "negro pasado".

En segundo lugar, pese a que pueda parecer lo contrario, España sigue siendo un destino atractivo para la entrada de nuevos operadores en el sector energético. El interés va desde la presencia de fondos de inversión extranjeros en prácticamente toda la cadena de generación, distribución y comercialización eléctrica, a la toma de posición en algunas empresas clave.

Black Rock se ha posicionado como el segundo mayor accionista en Iberdrola. Norges Bank, el fondo soberano noruego, ha dado un "toque de atención" a Enel, propietaria de Endesa, por la presencia de activos contaminantes, fundamentalmente carbón, en su mix de generación. Un acicate que vuelve a poner sobe la mesa la posible venta de un paquete de acciones de la antigua empresa pública de electricidad de España. 

Ya en enero, el mismo fondo noruego tomaba posiciones en Repsol con una operación que suponía adquirir el 3% de la compañía, de 650 millones de euros, y que supone un espaldarazo a la descarbonización paulatina de la empresa y también, sin duda, a la gestión del actual equipo de gobierno de la cotizada española.

En el aire queda aun las aspiraciones de los galos de Total. La incorporación de Bertrand Fontanges como consejero delegado en España refuerza el carácter estratégico que, para la empresa, juega su papel en España. A la compra de activos renovables, se le une el eterno rumor sobre su posible salto a la liga de los grandes, mediante la toma de un paquete importante en el accionariado de alguna de las tres grandes empresas eléctricas o gasísticas españolas.

El panorama para este mundo energético patrio post-covid es esperanzador. Siempre es bueno que existan interesados en un mercado que ha pasado a convertirse en objeto de deseo de los grandes 'players' mundiales y en el que, tradicionalmente, se han repartido una tarta entre muy pocos. Ahora bien, el problema será ver cómo queda el antiguo sueño del campeón energético nacional. Un ganador siempre deseado a derecha e izquierda del arco parlamentario y que la realidad económica y energética siempre ha tendido a considerar imposible… hasta ahora.

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