La mayor minera del mundo

ACS se asegura la presidencia de Thiess y Elliott se quedará el control financiero

La constructora de Florentino Pérez obtendrá 875 millones de euros en plusvalías tras la venta del 50% de la minera australiana al fondo activista. 

Florentino Pérez, presidente de ACS
Florentino Pérez, presidente de ACS
EFE
Florentino Pérez, presidente de ACS

Primeros acuerdos para capitanear la nueva etapa de la mayor minera del mundo, Thiess. ACS, a través de Cimic, su filial australiana, vendió hace unas semanas el 50% del capital de esta sociedad al fondo activista Elliott por unos 1.150 millones de euros. La constructora que preside Florentino Pérez llevó a cabo esta operación en el marco de su estrategia de desinversión y solo un mes después de que se confirmase la venta de Cobra. Una vez ejecutada la operación, ambos debían suscribir un acuerdo de accionistas que les llevase a una cogobernanza en la firma y que ha terminado con una división de poderes que deja en manos de la española la presidencia de la compañía y del fondo americano, el control financiero

Elliott llevará las riendas de la compañía como 'controller' financiero, un gesto que demuestra el activismo con el que el fondo opera en el mercado internacional. Mientras tanto, la constructora española mantendrá la presidencia como un gesto testimonial de poder en la filial australiana. Pero nada más lejos de la realidad, el cambio de ciclo de su presencia en las antípodas ha comenzado a rodar y la venta de la mitad de Thiess es solo el principio de una larga cadena de movimientos que vendrán en los próximos meses. 

Más allá de este acuerdo alcanzado tras el cierre de la operación, ambos accionistas firmaron una cláusula en la que se incluye una opción de transferencia de acciones que puede ser ejecutada de dos formas. Por un lado, a través de una oferta pública inicial o, por otro, mediante la venta a un tercero. Además, Elliott se ha reservado el derecho a revertir la operación en un periodo que va desde los tres hasta los seis años desde el momento en que se materialice.

Esta operación reportará a Cimic, filial de ACS a través de su participación en Hochtief, unos ingresos de entre 1.700 y 1.900 millones de dólares australianos, es decir hasta un máximo de poco más de 1.100 millones de euros. Además, el cierre de la transacción le permitirá reducir deuda a corto plazo en unos 700 millones de dólares australianos. Con todo y con ello, la operación le generará a la australiana unas plusvalías de más de 1.300 millones de euros antes de impuestos, unos 850 tras descontarlos. 

Cimic contrató a principios de año a JPMorgan con el fin de explorar la venta de dos de sus filiales principales, la propia Thiess y Sedgman, también dedicada al sector minero. Finalmente, y tras la operación con Elliott, la pata australiana de ACS comunicó al mercado que se quedará con el 100% de la segunda de las compañías, ya que genera unos 400 millones de dólares australianos de ingresos anuales -poco más de 240 millones de euros- y le aporta un beneficio antes de impuestos del 10%. 

El adiós de los directivos de Cimic

Apenas unas semanas después de que se hiciera pública esta operación y solo con unos días de diferencia tras haber alcanzado el pacto de accionistas, la cúpula de Cimic ha sufrido un cambio total. Marcelino Fernández Verdes, segundo espada de Florentino Pérez en ACS y máximo representante de la filial australiana, dejaba su puesto en las antípodas para cedérselo a Juan Santamaría, su actual consejero delegado. 

Pero la salida de Fernández Verdes de Cimic no es la única. Con él también se han ido Adolfo Valderas y Ángel Muriel, dos de los consejeros fieles al asturiano. Estos cambios han reforzado la idea de una eventual salida de Fernández Verdes como consejero delegado del grupo encabezado por Florentino Pérez.  En este sentido, cabe recordar la cada vez más importante presencia de José María Castillo, recambio precisamente de Adolfo Valderas al frente de Dragados y uno de los que se postula para ocupar el cargo del propio Fernández Verdes en España. 

El relevo en la cúpula de ACS es una contingencia que empieza a darse por descontada dentro de la propia entidad, aunque no tendrá lugar, en su caso, hasta la junta general del próximo año. En todo caso, lo que sí está claro es que el gran ejecutor de los planes de la constructora en Australia y sus hombres de confianza van cediendo terreno en favor de un nuevo grupo de directivos.

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