Desafío en las finanzas públicas

El BCE alerta que los planes antiguerra amplían el roto en las cuentas públicas

La autoridad calcula un impacto fiscal vinculado a las medidas para contener los efectos de la invasión rusa sobre Ucrania de 1,2 puntos del PIB nacional de los grandes países del euro, entre los que se sitúa España. 

Luis de Guindos, BCE
Luis de Guindos,  vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE).
DPA vía Europa Press
Luis de Guindos, BCE

El Banco Central Europeo (BCE) advierte del desafío al que se deben enfrentar las finanzas públicas nacionales de los países de la zona euro. La presión fiscal a corto plazo ha aumentado como resultado de las medidas destinadas a amortiguar el impacto adverso del incremento de los precios de la energía sobre las familias y las empresas, así como por el coste de gestionar el flujo migratorio de refugiados ucranianos y el mayor gasto en defensa. Los cálculos incluidos en el último Informe de Estabilidad Financiero apuntan a un roto fiscal para las mayores economías europeas, entre las que se encuentra España, de alrededor de 1,2 puntos porcentuales del PIB.

Paralelamente y en vistas de que el crecimiento económico será menos boyante del estimado antes de que se desatara el escenario bélico, el BCE cree que los mayores tipos de interés podrían traducirse en un repunte de las necesidades de refinanciación. Esta situación colocaría inevitablemente a la deuda soberana en una trayectoria desfavorable, de manera especial entre las economías más endeudadas. La deuda pública española se coloca en torno al 118% del PIB y el déficit cerró el año pasado en 81.500 millones de euros, el equivalente al 6,8% del PIB

La institución monetaria teme que estos efectos pongan a algunos gobiernos en aprietos en caso de futuros shocks. "Es posible que el espacio fiscal para proteger a las economías de nuevas crisis se haya vuelto más limitado en algunos países de la zona del euro", recoge el documento. Esto, junto con las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda, podría contribuir a una reevaluación del riesgo soberano y alentar las presiones de fragmentación en los mercados de bonos públicos. 

En todo caso, recuerda que los países con mayor riesgo soberano han aprovechado los tipos reducidos para extender el perfil de vencimiento de su deuda, lo que reduce su vulnerabilidad a cambios abruptos en el sentimiento del mercado. Eso sí, también ha advertido de que en la medida en que las debilidades soberanas se produzcan a la vez en los sectores corporativo y bancario, los riesgos que se materialicen en cualquiera de ellos (de forma aislada o combinada) pueden generar ciclos de retroalimentación adversos entre el soberano, los bancos y las empresas.

Respecto al tejido productivo, el BCE ha asegurado que el crecimiento económico más débil, junto con la mayor presión sobre los márgenes como resultado del aumento de los precios de las materias primas, ha llevado a un cierto repunte de las tasas de impago esperadas. Pero el problema está en los colectivos que también sufrieron en mayor medida el golpe de la pandemia, como el transporte aéreo, el turístico o el de la alimentación, se sitúan en una situación de mayor vulnerabilidad ante la espiral inflacionaria. "Las empresas más débiles que están más endeudadas, tienen menos liquidez y tienen niveles de ventas más bajos podrían enfrentarse a importantes problemas en caso de una desaceleración económica pronunciada", ha remarcado. 

En cuanto a la banca, el organismo presidido por Christine Lagarde ha señalado que la rentabilidad del sector superó los niveles previos a la pandemia en 2021, impulsada por mayores ingresos operativos y menores provisiones para pérdidas crediticias, pero ha admitido que las perspectivas han empeorado ahora en línea con un contexto macroeconómico más débil. "Si bien los bancos mostraron resiliencia y los riesgos crediticios asociados a la exposición directa a la guerra son limitados, el sector bancario podría verse afectado indirectamente por las repercusiones de la invasión", ha dicho. Bajo este prisma, ha apuntado al riesgo por impagos corporativo y doméstico como resultado del aumento de los precios de las materias primas y la interrupción de las cadenas de suministro mundiales.

En general, la estabilidad financiera en la zona del euro ha empeorado a medida que la invasión rusa de Ucrania genera unos precios energéticos y de las materias primas más altos, presionando la inflación y el crecimiento económico. “La terrible guerra en Ucrania ha provocado un inmenso sufrimiento humano”, ha remarcado el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos. El exministro español ha avisado de que las vulnerabilidades podrían aumentar debido a la trayectoria incierta de la guerra y a las cambiantes expectativas de normalización de políticas. Otros de los elementos negativos son la posibilidad de que surjan nuevos brotes de Covid-19, que se den problemas en economías emergentes clave o una desaceleración más aguda de la actividad china.

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